Brasil: Rebelión juvenil y popular

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Resumen de la entrevista a Thiago Aguiar 22 de junio de 2013,integrante de Juntos y dirigente del MES-PSOL de Brasil.

¿Cómo está la situación actual de la movilización en Brasil?

Nadie podía imaginar que se abriría una situación de estallido social como la ésta. Levantes juveniles y populares que ya tienen características de rebelión popular. Comenzó con una indignación profunda por los aumentos de pasajes de ómnibus, subterráneos y trenes en las grandes ciudades, en particular en San Pablo y Río de Janeiro, pero también por las obras para la Copa de las Confederaciones y para el Mundial de Fútbol. Se destinó una enorme cantidad de dinero que fue a las manos de corporaciones, empresas de construcción, los bancos, los patrocinadores de la FIFA y eso llamó la atención para la falta de recursos y el abandono de las áreas más sensibles para el pueblo como la educación y la salud.
Fueron tres semanas de manifestaciones multitudinarias, hay gente que dice que esta semana hubo un millón de personas en las calles, muchos choques con la policía. Hay una situación de incomodidad generalizada con el régimen político, con los partidos que gobiernan, con las instituciones, hay acciones muy concentradas en contra de los palacios de gobierno, las sedes legislativas, los bancos, la prensa corporativa. En San Pablo hubo un acuerdo entre la intendencia del PT y el gobierno de la provincia, de la vieja derecha del PSDB, para aumentar los pasajes del transporte público. La gente ve que esos viejos partidos gobiernan para las grandes empresas, para las corporaciones, para los de arriba, que están juntos, aplicando medidas contra el pueblo. Ése es el gran tema de fondo. Ya no es más la cuestión de los pasajes, porque hubo una victoria inmensa: el aumento fue derrotado en San Pablo, en Río de Janeiro… las tarifas tuvieron que bajar por la presión de la gente. Pero la gente sigue en la calle por más: quiere derechos, quiere más inversiones, quiere combatir a la corrupción que contamina completamente los negocios del Mundial, de la Copa de las Confederaciones. Ya no acepta más los acuerdos que el PT hizo con los viejos terratenientes, los viejos partidos, los viejos corruptos. Se abrió una situación de bastante cuestionamiento, que para nosotros necesita seguir en el marco político combatiendo a este régimen. Una de las nuevas demandas que están surgiendo es que salga inmediatamente del parlamento un diputado homofóbico, Marcos Feliciano, un tipo que apoya a Dilma, pero que está conduciendo en el Congreso una campaña contra los homosexuales, que propone un proyecto para «curar» a los homosexuales. Queremos la ampliación de la democracia, es lo que la gente pide en la calle. Hay una serie de medidas legislativas de la vieja derecha y del PT para impedir que se investigue y castigue a los corruptos. Y eso la gente no lo puede aceptar.
Se abrió una enorme posibilidad para luchar por más derechos. La presidenta Dilma Rousseff se vio obligada ayer a ir a la televisión después de dos semanas de completo silencio y dijo que escucha las voces de la gente y prometió represión si se nota, desde su punto de vista, que hay vandalismo. Es su manera de intentar dividir las movilizaciones: como si hubiera una movilización de gente pacífica y patriótica en contra del vandalismo. Pero lo que hay es una indignación enorme contra la vieja política, los viejos partidos y el régimen y sus instituciones. Hay un espacio muy amplio para la construcción de una alternativa. Podemos hacer una experiencia junto a la juventud y el pueblo movilizados en la calle.

El presidente Obama dijo que Lula era muy popular porque su gobierno consiguió llevar a treinta y dos millones de brasileños a integrar la clase media. Y es un hecho que la economía brasileña viene creciendo, o ha crecido en la última década en forma muy importante en relación a su producto bruto interno. ¿Qué es lo que ha pasado en Brasil para que la realidad desmienta de manera tan brutal a Obama?

Hay un agotamiento del modelo de crecimiento que el PT condujo en los últimos años. Un modelo basado en exportaciones de productos agrarios y muy dependiente del consumo y el endeudamiento de las familias. Se prometía un crecimiento lineal y permanente y una inclusión social mediada por el consumo. Pero eso ya terminó, el endeudamiento de las familias es enorme, el modelo es incapaz de promover la ampliación de derechos. La educación pública, el transporte nacional, están totalmente destruidos, el gobierno del PT llevó adelante más y más privatiza-ciones: de los aeropuertos, de los puertos, del petróleo. Es un gobierno que trabaja para mantener las ganancias del sistema financiero y las grandes corporaciones. Pero ese crecimiento ya está cuestionado, porque el último año la economía de Brasil creció sólo el 0,9%. Aquellas ideas que Lula y Obama vendían de un «crecimiento chino», que Brasil iba a ser una enorme potencia económica, eran una farsa completa. La movilización demuestra que hay una indignación formidable con ese modelo de crecimiento que garantizó en los últimos años inmensas ganancias para los bancos y para las corporaciones nacionales y multinacionales, pero que no pudo garantizar ningún nuevo derecho al pueblo brasileño.

Vos decís que las movilizaciones han cuestionado el modelo y el régimen político actual de Brasil. ¿Cuáles son las propuestas del MES-PSOL para resolver la actual situación?

Creemos que el gobierno tiene que dar respuestas concretas a las demandas de la calle. Un plan nacional de transporte público urbano, que se terminen las privatizaciones, que haya más inversiones, que el transporte sea de calidad y a precios bajos. Estamos haciendo una campaña para que la juventud no pague pasaje y exigimos un plan inmediato de transporte público. Proponemos el fin de los privilegios a los políticos que es lo que más indigna a la gente: que se rebajen inmediatamente los sueldos de los diputados y senadores para financiar las inversiones en transporte y que ganen lo mismo que un docente. Queremos la ampliación de la democracia, exigiendo que se abran las cuentas de las empresas de transporte y que se hagan públicas las cuentas de las obras para el Mundial y la Copa de las Confederaciones, la construcción de estadios, etc. Nadie conoce esas cuentas y fueron 15 o 16 mil millones de dólares que se invirtieron ahí. Hay que devolver a lo público todo lo que se invirtió en las construcciones para el Mundial. Proponemos la ampliación de la capacidad de investigación del pueblo, con sus organismos propios, fortaleciendo el poder de la gente para exigir del gobierno. Queremos que se retire del Congreso un proyecto presentado por los corruptos para impedir que se abran las investigaciones. Queremos que ese proyecto salga del Congreso, así como ese tipo, Marcos Feliciano, que es la personificación de la quiebra de la política del PT, de las alianzas del PT con la ultraderecha conservadora y reaccionaria, la gente ya no soporta más este tipo de político.

Militantes que coordinaron la movilización paulista festejan  la caída del aumento en los boletos de transporte. Miembros del Movimiento Pase Livre, a la izquierda de todos Maurico Costa presidente del Psol de Sao Paulo y dirigente de Juntos!
Militantes que coordinaron la movilización paulista festejan la caída del aumento en los boletos de transporte. Miembros del Movimiento Pase Livre, a la izquierda de todos Maurico Costa presidente del Psol de Sao Paulo y dirigente de Juntos!


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