El paro más grande de la década

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Enorme demostración de fuerza del movimiento obrero

Ni siquiera el paro del 20N de 2012 tuvo la contundencia y masividad del 10 de abril. Las grandes urbes permanecieron desiertas todo el día. La medida se fortaleció con decenas de piquetes en los principales accesos y calles de Capital, Gran Buenos Aires y las ciudades más importantes del país. Así la izquierda y el sindicalismo combativo convirtió la medida en un paro activo, a pesar de la negativa de los Moyano y Barionuevo. La lucha contra el ajuste y la batalla por una nueva dirección y un nuevo modelo sindical, más unidas que nunca.

Sobraban motivos y clima para una huelga general. La inflación que se come los salarios, los aumentos de tarifas, en el transporte, el gobierno presionando por techos y aumentos en cuotas en las paritarias. También la inseguridad, la corrupción en el poder y todos los problemas estructurales que crecen mientras los gobernantes no solucionan nada.
Contra todo eso, el movimiento obrero hizo un parazo masivo y nacional que golpeó al gobierno nacional, a las patronales y a la burocracia sindical adicta. Trenes, colectivos y subtes paralizados. Fábricas, escuelas, comercios y estaciones de servicio cerradas, hospitales con guardias mínimas. Fue una extraordinaria demostración de fuerzas del movimiento obrero. También vastos sectores medios acompañaron la medida.
La Rosada eligió tapar el sol con las manos, como hace con todas las malas noticias. Capitanich salió a decir que era un «piquete nacional con paro de transporte». Detrás suyo, salieron otros voceros del gobierno a decir cosas del mismo estilo. Pero las imágenes de las ciudades más pobladas del país permaneciendo como «pueblos fantasmas» hasta bien entrada la noche del 10, desmentían brutalmente el discurso oficial. Se constataba una profun-dización de la ruptura de amplios sectores de trabajadores con el kirch-nerismo, que se expresaba en la doble decisión de sumarse a la protesta y de hacerlo contra las burocracias sindicales gobierneras, que hasta sacaron una solicitada en Clarín (sí, leíste bien, en el diario de «la Corpo») diciendo que la mayoría de los argentinos querían trabajar. Pero el 10 no se movió una hoja…

Los piquetes hicieron que el paro fuera activo

El otro dato de la jornada fueron los más de 50 piquetes que desde las primeras horas del día se garantizaron en la zona metropolitana y en distintas provincias del país. Al revés de lo que dijo el gobierno, los piquetes han sido parte de las luchas del movimiento obrero desde hace más de un siglo. En todo caso ha sido el sindicalismo burocrático cegetista el que los ha querido borrar del mapa, «mandando a la casa» a los trabajadores en lugar de poner en movimiento a todos los batallones del movimiento obrero argentino.
Estas acciones lograron que el paro tuviera un carácter activo, pese a la modalidad pasiva que pretendieron imprimirle los dirigentes cegetistas convocantes, que en reiteradas oportunidades afirmaron que no querían acciones callejeras. También permitieron presentar un programa con cambios de fondo para que la crisis no la paguen los trabajadores; reclamando $10.000 de salario inicial, anulación del impuesto al salario y el 82% móvil; exigiendo el aumento de presupuesto para educación y salud públicas: rechazando los tarifazos. Y para lograr estas demandas, no darle un peso a Repsol ni a los buitres del Club de París; avanzar en una reforma impositiva para que paguen más los banqueros, empresarios y terratenientes. Se manifestó así el crecimiento de la izquierda en distintos gremios y sectores, ganando seccionales, comisiones internas, nuevos delegados.
Lamentablemente, la CTA, en lugar de coordinar con la izquierda para salir a movilizar masivamente a las calles, compartió la posición equivocada de las CGTs y definió no movilizarse.

Ahora, paro activo de 36 horas

Esta fortísima medida de lucha confirma la capacidad de acción del movimiento obrero argentino y marca el camino que hay que seguir para derrotar el ajuste. Como se ha visto, más allá de alguna probable modificación parcial en el mínimo no imponible (que no es segura), el gobierno no ha dado ninguna respuesta a los pedidos que se vienen realizando. Por lo tanto, es fundamental que junto que debatir el balance del paro del 10/4 se hagan asambleas en todos los lugares de trabajo para debatir la continuidad de la pelea. Porque el ajuste sigue en pie y los problemas para el pueblo trabajador se van a profundizar. Las bases han garantizado la contundencia del paro, tienen que ser ellas las que debatan cómo la seguimos hasta conseguir lo que necesitamos.
La Corriente Sindical del MST va a proponer debatir y organizar un Paro Activo de 36 horas, como parte del plan de lucha que necesitamos para derrotar el ajuste. Llamamos a los demás sectores de izquierda y a todos los trabajadores a impulsar esta propuesta.

Por una nueva dirección y un nuevo modelo sindical

Hay un debate importante, que cruzó la convocatoria y siguió después. Tiene que ver con los convocantes: las CGT Moyano y Barrionuevo. El rechazo de los trabajadores a estos dirigentes es tan grande que hubo debates en muchos lugares sobre qué hacer. Es que el modelo sindical burocrático, que defiende el viejo PJ (y acompaña toda la «oposición») no tiene nada que ver con lo que se necesita. Secretarios generales eternos, lista única, persecución a los que critican o se oponen. Un modelo burocrático de unicato sindical, encarnado en la Ley 23.551, que debemos anular con urgencia. Junto con esos, estos sectores siempre terminan apoyando proyectos políticos patronales como los que encabezan Massa, De la Sota, Scioli o De Narváez. De hecho a principios de año invitaron a estos referentes políticos a una reunión en Mar del Plata, pero no les salió…
Por eso, junto con la pelea por la continuidad y por un programa con medidas de emergencia para que la crisis la paguen los de arriba; se coloca con fuerza la batalla por una nueva dirección y un nuevo modelo sindical para el movimiento obrero. Hay que seguir recuperando seccionales, comisiones internas y sumando delegados antiburocrá-ticos, tanto en los gremios del estado como en los privados. El apoyo a las luchas y procesos de organización es fundamental. Así mismo se impone debatir las bases para un nuevo modelo sindical. Un modelo democrático, donde se incluya las minorías en los órganos directivos en proporción con los votos que tienen; donde la base decida cómo, porqué y hasta cuándo se pelea.
Estamos convencidos de que el parazo del 10/4 ha fortalecido a los trabajadores. Aprovechemos este impulso para avanzar en la batalla por derrotar a la burocracia.

Guillermo Pacagnini Mesa Nacional CTA

paroGuille


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