Riqueza y negociados para algunos, pobreza para muchos

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Entre tantos hechos para reflejar, existe el peligro de pasar por alto nuevas señales de alarma sobre el tiempo que nos toca vivir.

En primer lugar debemos señalar que la presidenta declaró tener un patrimonio de superior a los 55 millones de pesos al final del 2013, según se conoció tras su última declaración jurada de bienes hecha pública por la oficina Anticorrupción. Estaríamos hablando de una crecimiento del 15% respecto entre 2012 y 2013. La «buena fortuna» no sólo acompaña a la mandataria. También ha favorecido a sus secretarios. Tomemos como ejemplo a Martín Aguirres, que tras dos años como secretario privado quintuplicó sus bienes. Ingresó a la función pública, en diciembre de 2011, con $ 320.000 y, a fines de 2013, sus cuentas superaban los $ 1,5 millones. Éste y otros secretarios, tuvieron que abandonar su puesto ante las sospechas que despertó su veloz enriquecimiento.
Si sumamos el caso Boudou, con sus médanos y autos importados, podemos confirmar que estamos en presencia de una corrupción estructural, que atraviesa los distintos niveles del proyecto gobernante.

En segundo término, Cristina anunció con bombos y platillos la licitación para la construcción de lo que será el edificio más alto de Latinoamérica, en la Isla Demarchi, con el objetivo de reactivar el proyecto del Polo de Desarrollo de la Industria Audiovisual, anunciado en 2012. Para la presidenta, el proyecto está «a la altura del Central Park de Nueva York». Lo cierto es que, además de ser un negociado gigantesco que no cubre ninguna necesidad real de la producción audiovisual del país, estas obras faraónicas implican la destrucción de una parte fundamental de nuestra industria naval (ver página 3).
Aquí es donde muere la campaña oficial de «Patria o Buitres» y sale a la luz que la soberanía ya fue negociada.

Lo tercero es que esta realidad de funcionarios ricos, que le garantizan a los capitalistas negocios millonarios a costa del futuro del país, convive con otra, bien distinta, que afecta al pueblo trabajador.
En nuestro mundo, por decirlo así, lo que aumenta son las boletas de luz y gas, los precios de los alimentos, la ropa, etc., etc. Los salarios alcanzan para menos, son cada vez más los despedidos y suspendidos, se reducen las changas.
Por eso no debe sorprender que se publiquen informes, como el de la UCA, que verifican que el 42,6% de los chicos y adolescentes del conurbano bonaerense están en la pobreza y el 9,4% sufre indigencia, ya que en sus casas no hay ni siquiera recursos para la alimentación básica. Estamos hablando de 1,3 millones de chicos de hasta 17 años que son pobres, de los cuales 290.000 son indigentes. Y de que en el total de la población urbana del país la pobreza entre los menores de 18 años está estimada en 38,8%, contra el 37,2% de 2012. Así, unos 5 millones de niños y adolescentes son pobres, y, de ellos, unos 800.000 (9%), indigentes.

Son señales de alarma, decíamos al comienzo, que nos deben llamar la atención sobre la dolorosa perspectiva que le espera al país si no hay cambios profundos, verdaderamente transformadores.
Sin embargo, los principales referentes de la «oposición» no tienen ninguna propuesta para ir en este sentido. Todo lo contrario. Los Massa, los Macri y hasta Binner y el FA-UNEN se ofrecen como garantía de que los de arriba seguirán haciéndose ricos y los de abajo seguiremos haciéndonos pobres. Solo la izquierda se pone en la vereda del pueblo y enfrenta este modelo de hambre, ajuste, corrupción y saqueo.

Por eso, junto con enfrentar las injusticias y reclamar en las calles por todos nuestros derechos, tenemos que poner un fuerte acento en la construcción de una nueva izquierda que quiera llevar adelante esas transformaciones. Los invitamos a sumarse a esta construcción que se desarrolla en todo el país, como se viene expresando en los actos y actividades de nuestra fórmula presidencial. Somos cada vez más los que acompañamos las propuestas de Alejandro Bodart, Vilma Ripoll y demás referentes locales del MST Nueva Izquierda.
Desde estas páginas, queremos llamar a quienes inicialmente se esperanzaron con el discurso del kirchnerismo y hoy buscan un proyecto antiimperialista consecuente; a los que ya se han volcado a apoyar a la izquierda en la elección anterior y a quienes buscan una propuesta completamente distinta a los viejos políticos tradicionales que pretenden llenarse los bolsillos a costa de embargar nuestro futuro y el de nuestros hijos.

crisdolares


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