Sobre el colchón de la gobernabilidad el gobierno busca oxigenarse

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Sin modificar el marco de fin de ciclo en el que se encuentra actualmente como proyecto político gobernante, en las últimas semanas se puede observar que el kirchnerismo viene desarrollando una serie de iniciativas buscando reacomodarse y a la vez concretar hacer los deberes que demanda la crisis capitalista.

Las cosas no son lo que parecen

Debemos reconocer que mientras gozó de un marco económico favorable, este gobierno logró fabricar una imagen progresista que despertó ilusiones de cambio. Pero ese crecimiento operado durante la época de vacas gordas en tiempos de Néstor Kirchner, no fue redistribuido precisamente hacia las necesidades populares, sino hacia las ganancias de las corporaciones multinacionales. Por ello, cuando llegó la crisis capitalista internacional, Cristina fue girando «a la derecha» para aplicar un ajuste más directo sobre los trabajadores y sectores populares y a la par de ello fue derrochando ese capital político acumulado durante el gobierno de su marido. Pese a ello, si bien el doble discurso ya no convence como antes, la presidenta intenta encubrir las medidas de ajuste y entrega con un barniz progresista que aún genera algunas dosis de confusión.
Veamos:
Fondos Buitres. Se desplegó una fortísima campaña, que incluyó actos y discursos dentro y fuera de Argentina para esconder que les vienen pagando y les van a pagar a todos.
Código Civil. Aquí se lanzó otra campaña, diciendo que se buscaba consolidar derechos adquiridos. La realidad es que se le hicieron vergonzosas concesiones a la Iglesia Católica y se afectaron derechos de los trabajadores, por ejemplo en la justicia laboral.
Ley de Hidrocarburos. Esta iniciativa, que se estará debatiendo y tal vez aprobando cuando esta edición esté publicada, fue presentada como la llave al autoabastecimiento energético. La realidad es que se trata de una escandalosa entrega de los recursos naturales a la corporación yanky Chevron, que además de saquearnos nos va a contaminar con la aplicación del fracking.
Código procesal penal. Como con las demás, aquí se hablará de la inclusión y los derechos humanos, pero se avanzará en la deportación de extranjeros, en más propuestas de «mano dura» y en figuras como «conmoción social», emparentadas con los planteos de la Ley Antiterrorista, que podrán utilizarse para atacar los reclamos populares.
En síntesis, lejos de cuidarnos de la derecha, es el propio gobierno el que profundiza un rumbo marcadamente conservador, tanto en la economía como en la política interior y exterior. Sin lugar a dudas, los presupuestos nacional y provinciales que se están votando con diversos grados de acuerdo entre oficialismo y oposición, son la radiografía de la economía real y de la voluntad de hacerle pagar al pueblo los platos rotos de la crisis.

Lejos de todo progresismo

Si el oficialismo, pese a su fuerte desgaste, tiene todavía márgenes para concretar esas iniciativas antipopulares se debe centralmente a dos motivos. Por un lado, hay que subrayar la nefasta actitud de la burocracia sindical. Ya no sólo hablamos de Caló, Yasky y sus amigos. También Moyano y Barrionuevo metieron ‘violín en bolsa’ y en lugar de darle continuidad a los paros generales, están abonando a algunos de los proyectos políticos patronales y hablando de la reunificación de la CGT, para ver cómo se acomodan con el próximo gobierno.
Pero la otra clave del reubique del gobierno es el rol de las distintas variantes de oposición que el establishment viene fabricando contrarreloj para crear una alternancia de recambio al kirchnerismo. Ni Massa que aparecía como una de las grandes novedades, no termina de enamorar, Macri sigue tratando de vertebrar un proyecto nacional buscando alianzas con los radicales y UNEN se debate en una profunda crisis. La realidad es que ninguno de ellos logra aglutinar una opción dinámica y atractiva porque sólo proponen hacer más serio y creíble el mismo modelo capitalista, sin salida real para los problemas que sufrimos los trabajadores y el pueblo. La mayoría de las veces terminan apareciendo a la derecha del propio gobierno. Así lo han hecho con las cuestiones arriba mencionadas, acompañando, dando quórum o defendiendo a las corporaciones. Es evidente que no logran despegar en las encuestas como claras opciones, al punto que si hoy fueran los comicios, podría ser el oficialismo quien gane en primera vuelta de la mano de Scioli. Pero tanto unos como otros muestran que no tienen nada que ver con los intereses del pueblo trabajador. Sin dudas quienes creyeron que la década que se inició con el kirchnerismo traía un proyecto de resistencia al imperialismo y de renovación de la vieja política y comenzaron a desencantarse con el giro hacia el ajuste y la entrega que se empezó a dar con el gobierno de Cristina, se encaminarán a una nueva frustración de la mano de Scioli y los personajes del viejo PJ que hoy se proponen para timonear el Frente para la Victoria.
Más allá de los debates y matices que podamos tener, fraternalmente invitamos a quienes hoy siguen buscando un verdadero cambio, a debatir abiertamente nuestras propuestas y sumarse a la construcción de un nuevo proyecto de izquierda en el país con el MST Nueva Izquierda.

             Guillermo Pacagnini

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