Grecia y el nuevo triunfo de Tsipras. Entre el desánimo y la austeridad

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El domingo pasado se realizaron las elecciones en Grecia, Tsipras y Syriza se alzaron con un triunfo sobre Nueva Democracia, y al filo de lograr mayoría propia repetirá su alianza con ANEL (griegos independientes – nacionalistas) para poder formar gobierno e intentar avanzar en la aplicación de los planes de austeridad acordados con la troika.
Nada tuvo que ver esta victoria con la alcanzada en enero pasado. En esta ocasión no se trata del triunfo de una coalición de izquierda envuelta en la movilización popular y las ganas de cambio. El Tsipras que ganó el domingo es el candidato de la resignación, de las ataduras con los planes de austeridad, del abandono de un camino alternativo e independiente; un candidato más de los tantos que atan su presente y su futuro a los designios del gran capital. Logró mantener su caudal de votos, en muchos casos como «mal menor» y en otros acercando votos más conservadores que ven ahora un Tsipras «no radical» ni confrontativo. Por lo mismo también perdió votos por izquierda, aunque se hayan expresado centralmente vía la abstención.
Por estas razones no es casualidad que en esta ocasión, no hubiera festejos de los trabajadores y la juventud, ni miles en las calles, ni alegría popular. Nada de eso pudo verse en Atenas. Millones de griegos está vez fueron empujados a optar centralmente entre dos variantes de cómo aplicar los planes de austeridad (Syirza y Nueva Democracia) y eso no tiene nada de alentador ni genera una acción movili-zadora. No casualmente, por la misma razón, el 45% de la población no fue a votar, como una manera concreta de mostrar su decepción y descontento, haciendo visible con la abstención masiva el estadío de desánimo e incertezas sobre el presente y el futuro. En ese contexto, fuerzas de derecha como Amanecer Dorado mantuvieron su espacio electoral ubicándose como tercera fuerza, y la izquierda del PC (KKE) también se mantuvo en un 5%.

Unidad Popular de Grecia y los desafíos que vienen

Lamentablemente, en este clima de descontento, el partido escindido de Syriza, Unidad Popular, quedó a muy pocos votos de ingresar al Parlamento, pero no pudo lograrlo (sacó el 2,8% y necesitaba superar el 3% para ingresar). Evidentemente un sector importante de los defraudados por Tsipras optó por no votar en lugar de darle apoyo a esta nueva fuerza. El poco tiempo de campaña y la falta de instalación y organización (por ser un partido de tan sólo un mes de vida) seguramente le han jugado en contra en esta primera contienda. Igualmente, recibió una base de apoyo, que bien puede aprovecharlo positivamente de cara a los nuevos desafíos. Ya que lógicamente la construcción por izquierda que juegue un rol positivo en Grecia, no vendrá de la mano del viejo PC con su lógica autoproclamatoria y reformista; es Unidad Popular quien supo enfrentar la claudicación de Tsipras y tiene a mediano plazo la posibilidad de avanzar si mantiene su organización y si la fortalece en el tiempo, superando este momento, insertándose en los procesos de lucha que vendrán contra la aplicación de los planes de austeridad.
Otra fuerza de izquierda como el frente Antarsya-EEK apenas sacó el 0,8% confirmando que no son opción. Con ellos habrá que trabajar en unidad en las peleas concretas y a la vez mantener el rumbo de intentar hacer de Unidad Popular, una gran coalición plural de la izquierda, abiertos a trabajar con todos aquellos que quieran integrarla hacia un proyecto anticapitalista. Habrá que ver si esto será posible o no, la realidad dirá. Por lo pronto, no hay que descartar que más allá del triunfo de Tsipras, el pueblo griego vuelva a las calles los próximos meses contra los planes de austeridad. Si así sucede vendrán nuevas oportunidades para la izquierda anticapitalista.

España y el espejo de Grecia, algunos debates

En el cierre de campaña de Tsipras, estuvo Pablo Iglesias, principal referente de Podemos de España, dándole apoyo. Días antes, algunos referentes y diputados de otro sector de Podemos se inclinaron correctamente por no apoyar a Tsipras y sí a Unidad Popular. Ante este debate, son muy correctas las palabras del dirigente de izquierda Josep María Antentas, quien dice: «El apoyo de Podemos a Tsipras es pan para hoy y hambre para mañana. Aunque le permite aparentar que está con los «ganadores» en Grecia, en realidad Podemos ha ligado su suerte a la de un partido que ha capitulado ante la Troika y que antes de las próximas elecciones generales del Estado español se verá obligado a implementar un paquete salvaje de recortes. No llegarán buenas noticias de Grecia en el futuro inmediato. Y hacer ver que lo son no sirve para nada. Cada medida que aplique el nuevo gobierno de Syriza será un verdadero torpedo a la credibilidad de Podemos y a la credibilidad del cambio. Un no se puede en toda regla».
Es evidente que las conclusiones del proceso griego traspasan sus fronteras y actúan sobre Europa y en particular sobre España. Felizmente al interior de Podemos hay sectores que resisten la adaptación estilo Tsipras y se animan a buscar otro camino a izquierda. Es parte de los debates y luchas políticas que en todos lados se deben dar, en la estratégica tarea de construir herramientas anticapitalistas que se animen de verdad a enfrentar a los poderes políticos y económicos, sacando para eso conclusiones correctas de la mala experiencia griega, para no repetirla.

                                   Sergio García 

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