Sale Cristina, entra Mauricio. Nuevo presidente, viejas recetas

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El nuevo presidente es de Cambiemos. Con el 51,40% de los votos Mauricio Macri ganó el balotaje y asumirá la presidencia, reemplazando a Cristina tras 12 años de kirchnerismo en el poder. Daniel Scioli, del Frente Para la Victoria, obtuvo el 48,60%. La campaña final de Scioli intentando mostrar que Macri iba a ajustar y devaluar, le permitió remontar bastante la diferencia. Pero primó el voto castigo por el hartazgo con el gobierno K.

Holgado en algunas provincias, ajustado en la general. Macri ganó en Capital, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Jujuy, La Rioja, San Luis, La Pampa y Entre Ríos. Aunque ganó la elección a gobernador en la provincia de Buenos Aires, perdió a presidente. En tanto que el FPV salió primero en 15 de los 24 distritos. Así el país quedó prácticamente dividido en dos. Un dato a tener en cuenta de cara a la pretendida «gobernabilidad» futura.

Voto castigo no es giro a la derecha. Es un hecho que entre los votantes del ingeniero hay un sector gorila. Pero también hay obreros, docentes, jóvenes, desocupados y jubilados que quisieron castigar la soberbia y la falta de resolución de sus necesidades básicas. Esto no tiene nada que ver con un «giro a la derecha» del pueblo trabajador. No es casualidad que cuando La Nación editorializó a favor de los genocidas, los trabajadores del diario rechazaron esa barbaridad.

Patronal y pro imperialista. Post elecciones escuchamos decir «vamos a esperar un poco para ver qué hace…» No tenemos la misma expectativa. Macri está maquillado, hace promesas y se muestra pacificador, pero ante la crisis, viene a «normalizar» el país con la vieja receta de Menem. Tarde o temprano, intentará ajustar a los de abajo para salvar a los empresarios y arrodillarse ante el imperialismo. Será un gobierno débil para derrotar a los trabajadores y el pueblo, pero va a intentarlo. En las páginas centrales de Alternativa Socialista analizamos el país que se viene.

El regreso de los muertos vivos. Cambiemos vuelve a colocar en zona de poder a un sector de la UCR. Es decir, a los que hundieron a millones de argentinos con De la Rúa, a los que tiñeron de sangre el 19 y 20 de diciembre del 2001 cuando estalló el Argentinazo. También a personajes de pura estirpe gorila como Elisa Carrió de la Coalición Cívica. Y todavía queda por ver quiénes serán los peronistas que se pondrán al servicio del nuevo presidente, acostumbrados a que «billetera mata lealtad». Nada positivo se puede esperar del reciclado de la vieja política.

Fin de ciclo y algo más. Hace tiempo que el kirchnerismo hartó a la población, que ahora sentenció el fin de ciclo en las urnas. Pero también recibió un castigo el PJ tradicional que sostuvo a Scioli como su delfín de recambio. Esta vez no pudieron «acompañar el cortejo sólo hasta la puerta del cementerio y pegar la vuelta». Las consecuencias de esta derrota del peronismo en su conjunto se verán en el futuro, entre pases de factura, reubicaciones políticas, cambios de bando y la gestación de nuevas trampas como las que prepara Massa.

¿A quién «le van a echar el fardo» los dirigentes del FPV? Hay honestos luchadores con mucha bronca por el triunfo macrista. Compartimos ese sentimiento y llamamos desde hoy a la más amplia unidad de acción para enfrentarlo en las calles. Pero con la bronca no alcanza. Es necesario pensar en frío y sacar conclusiones sobre la enorme responsabilidad del kirchnerismo en el ascenso del PRO (ver páginas 8 y 9). La Argentina refleja lo que está sucediendo en Latinoamérica en donde los desastres del falso progresismo le abren el camino a las variantes de derecha neoliberal.

No pesó el voto en blanco. El voto en blanco sumado al voto nulo, apenas llegó al 2.5%. Esto se debió a la fuerte polarización y la responsabilidad del FIT que, así como sectariamente se negó a hacer una alternativa amplia de izquierda, tampoco aceptó realizar una fuerte campaña en común por el voto en blanco, como le propusimos desde el MST. También merece una mención Patria Grande, que se dice de izquierda pero llamó a votar a un candidato de derecha como Scioli. Ambos colaboraron para que la voluntad popular quedara limitada entre el fuego cruzado de Macri y Scioli. Así oportunistas y sectarios coincidieron en un punto: fueron funcionales a dos candidatos de derecha y por esa vía, al poder de las corporaciones.

Confianza en la movilización. Seguramente conocés algún compañero de trabajo, vecino o amigo que por estos días está medio abatido o tiene un poco de miedo. Lejos de la desmoralización que intentan imponer, nosotros confiamos en la organización independiente y en la movilización. En la fuerza de los trabajadores y el pueblo, de los jóvenes, de las mujeres y de los desocupados. Más allá de las confusiones políticas y las ilusiones en falsas alternativas, el pueblo argentino no está derrotado, ya ha enfrentado dictaduras y gobiernos ajustadores. No es en el despacho presidencial, sino en las luchas dónde se dirimirá hasta donde puede llegar Macri.

Construir otra alternativa. Una vez más queda planteada con crudeza la gran tarea de los socialistas revolucionarios en la Argentina: construir una alternativa amplia y fuerte de las distintas variantes de izquierda. Una herramienta que aparezca ante amplios sectores de los trabajadores y el pueblo como una opción real para disputar a los viejos partidos en el terreno sindical y en el político. Desde el MST-Nueva Izquierda asumiremos los desafíos que se vienen en la nueva etapa con esta perspectiva. Te invitamos a sumarte para pelear juntos por concretarla.

Macri


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