Hacia el bicentenario de 1816 (primera nota). Por la segunda independencia

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El 9 de julio se cumplirán 200 años de la Declaración de la Independencia de nuestro país. Iniciamos una serie de notas sobre aquellos hechos y su nexo con la actualidad.

Como en la Revolución de Mayo de 1810, no todo era unánime en el proceso independentista. En la burguesía criolla, que finalmente derrotó al régimen colonial y produjo cambios sociales, había sectores vacilantes o proclives a atar las Provincias Unidas a Gran Bretaña, con la que había un fuerte intercambio comercial, o a Portugal, ambos más pujantes que la decadente España en su competencia como metrópolis.
Tras sus fracasadas invasiones al Río de la Plata en 1806-1807, Gran Bretaña había cambiado su táctica. Así decía entonces el duque de Wellington: «Estoy convencido de que cualquier intento por conquistar las provincias de Sud América con vistas a su futuro sometimiento a la Corona británica seguramente fracasaría y por eso considero que el único modo de que ellas puedan ser arrancadas a la corona de España es por una revolución y por el establecimiento de un gobierno independiente en ellas».
El movimiento emancipador aprovechó la grieta entre los imperios dominantes de la época.

Un acta histórica

A seis años del primer gobierno patrio y bajo la presión del general San Martín y otros, por fin se reunió el Congreso en Tucumán. Congresales del Alto Perú, voceros de sectores mineros, querían que Cuzco fuera la capital de la nueva nación, pero triunfó el ala que representaba a la ascendiente burguesía ganadera pampeana y del litoral. Aun así, el acta se firmó por unanimidad y vale la pena repasarla:
«Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América… declaramos solemnemente a la faz de la tierra que, es voluntad unánime e indudable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli… Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, bajo el seguro y garantía de sus vidas, haberes y fama…» (1).
Diez días después, en sesión secreta y para aventar toda hipótesis de que la nación recién liberada del yugo español terminara como colonia británica o portuguesa, se agregó «y de toda otra dominación extranjera».

De un Congreso a otro…

Al releer el acta surge sola la comparación con el presente. Los congresales de 1816 se comprometían a cumplir su decisión soberana «bajo el seguro y garantía de sus vidas, haberes y fama». ¡Qué diferencia abismal con el actual Congreso, en donde oficialistas del PRO-Cambiemos y «opositores» desde el PJ y el FPV hasta el massimo y el PS aprobaron juntos el escandaloso endeudamiento para cumplir con los fondos buitres! Desde ya, los actuales diputados y senadores no responden por sus decisiones con «sus vidas, haberes y fama», sino sólo con los dineros públicos…
En ese marco de entrega pactada, el gobierno macrista festeja la «gran oferta» ante su emisión de bonos destinada al pago a los holdouts. ¡Oculta que los mismos se pagarán al 7.5% anual en dólares, la tasa de interés más alta del mundo para este tipo de préstamos, cuyopromedio es del 4%!

A dos siglos, una semicolonia

En lo formal, somos un país independiente. Pero en los hechos somos una semicolonia, dependiente de los imperialismos que hoy dominan el planeta: EE.UU., las potencias europeas, Japón y ahora también China. Toda nuestra economía está explotada y expoliada por las corporaciones y bancos extranjeros.
En el plano financiero, la deuda externa no deja de crecer. Si antes del golpe de 1976 era de unos 7.000 millones de dólares, al terminar la dictadura había crecido a 49.000 millones de esa moneda y encima se estatizó la deuda privada. Y en el período K no nos «desendeudamos»: al inicio debíamos 180 mil MD, pagamos 100 mil MD y hoy seguimos debiendo unos 250 mil MD. Una vez más el Congreso, que según la Constitución debe resolver ese tema, incumplió el fallo del juez Jorge Ballestero -en la causa que inició Alejandro Olmos- y no investigó el endeudamiento, ilegítimo y fraudulento.
En cuanto al territorio, el mayor terrateniente del país es la empresa italiana Benetton, con 900.000 hectáreas. Por citar otro caso, el millonario británico Joe Lewis, amigo de Mauricio Macri, posee las tierras que rodean al Lago Escondido e impide el acceso público.

En manos de las corporaciones

· La economía nacional es cada día más primaria, concentrada y extranjerizada. Según el capitalismo imperialista, nuestro rol es producir materias primas baratas e importar sus productos industrializados. Por eso nuestra balanza comercial da siempre déficit.
· El menemismo desguazó el sistema ferroviario y nunca se reconstituyó; tampoco la industria ferroviaria. Los puertos están privatizados. Y en fletes por agroexportaciones pagamos fortunas cada año, en vez de tener flota mercante e industria naviera nacionales. Se prepara una ley de semillas a la medida de Monsanto.
· De las 500 mayores empresas del país, 315 son extranjeras o con participación extranjera (2). Producen el 78% del valor total y obtienen el 82% de las ganancias, gran parte de las cuales giran al exterior. Las automotrices son todas extranjeras y algo similar pasa con las agroexportadoras, bancos e hipermercados.
· Pese a la «nacionalización» parcial de YPF, el 80% de la producción de petróleo y gas está en manos extranjeras. Bajo el gobierno de CFK se le otorgaron beneficios enormes a Chevron: Vaca Muerta es saqueo y contaminación con el fracking.
· A las megamineras como la Barrick, que también contaminan, Macri les anuló las ya míseras retenciones. Y ahora les ofrece aún más «garantías» a las compañías extranjeras licitantes de obras públicas, incluida la renuncia a la jurisdicción nacional en caso de conflicto.
Por la segunda independencia
Además, el alicaído Mercosur no está al servicio de los pueblos de la región, sino de sus burguesías. Atrás quedaron proyectos «bolivarianos» como el ALBA, el Banco del Sur y la moneda común. Las Malvinas siguen bajo ocupación británica y las multinacionales saquean sus cuencas petroleras marinas. Lo mismo pasa con pesqueras foráneas en nuestros mares.
En los foros internacionales, la línea general de los sucesivos gobiernos ha sido y es de sumisión o adecuación a las políticas imperialistas. El país envió tropas a Haití por orden de la ONU. La reciente visita de Obama confirmó que su plan, a mediano plazo, es meter a la Argentina en su nuevo Tratado Transpacífico de Libre Comercio (TPP).
A su vez, los grandes medios de comunicación son parte activa de la dependencia cultural e ideológica.
En resumen, cerca del Bicentenario de 1816, nos hace falta sí o sí ir por una segunda y definitiva independencia.

Pablo Vasco

(1) Como dato poco conocido, para difundirla entre los pobladores originarios la Declaración también se redactó en quechua, aymará y guaraní, aunque esta última versión no llegó a ser impresa.
(2) Informe 2013 del INDEC, última información oficial disponible.

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