Referéndum en Gran Bretaña. Brexit: terremoto y perspectivas

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Gran Bretaña le dijo No a la Unión Europea. El Brexit generó un verdadero terremoto político y económico.

El Brexit generó un verdadero terremoto político y económico. La libra esterlina cayó a su nivel más bajo en 31 años, las acciones de las 100 empresas mas grandes del Reino Unido tuvieron una caída similar a la registrada con la quiebra de Lehman Brothers en 2008 y las bolsas de Europa retrocedieron. El primer ministro Cameron, del partido conservador, anunció su renuncia y se profundiza la crisis tanto de su partido como del laborismo. Escocia e Irlanda del Norte exigen plesbiscitos independentistas. El “Brexit” acelera la crisis de la Unión Europea.

La Europa del capital

El resultado del referendum tiene raices en la estructura de la UE, diseñada para imponer políticas neoliberales sobre los pueblos de Europa. La hoja de ruta del tratado de Maastricht para la llamada “convergencia” de las economías europeas estableció un pacto fiscal orientado a reducir y contener el gasto público mediante metas de inflación y topes al déficit fiscal obligatorias. Así, se favoreció la privatización y el recorte de los beneficios del estado de bienestar en pos del superávit fiscal.
Esto se corona con instituciones profundamentamente antidemocráticas e imperialistas, como la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, dirigidos por tecnocrátas que no se someten a votación. Con la crisis abierta en 2008, la UE ha sido clave para la implementación de la austeridad como demostró su rol en Grecia. Se convirtió así en uno de los principales blancos de la bronca popular ante la austeridad.

Brexit

En este marco, no podemos ignorar el hecho de que el debate en torno al Brexit se vió hegemonizado por discursos xenófobos y antiinmigración. Su convocatoria por parte del conservador Cameron debe entenderse por el auge de UKIP (Partido por la Independencia del Reino Unido) que ganó las elecciones al parlamento europeo en 2014 con un discurso antieuropeo y racista. Su ascenso desafiaba la hegemonía de los conservadores por derecha, llevandolos a endurecer sus posiciones reaccionarias y a la convocatoria al referéndum.
Debemos preguntarnos, entonces, ¿por qué son las fuerzas emergentes de derecha quienes hegemonizan el sentimiento anti – establishment y anti – UE? La crisis abierta en 2008 es clave para analizar las causas de este fenómeno. Primero, porque golpeó sobre un escenario político marcado por la convergencia de los partidos tradicionales de la derecha y la socialdemocracia en torno al proyecto europeo neoliberal. El caso del laborismo inglés es un claro ejemplo de la conversión al “social – liberalismo”. Esto generó una polarización política y la emergencia de fuerzas que cuestionaron esta convergencia tanto por izquierda como por derecha en todo el continente.
Segundo, porque se profundizó el racismo oficial de la “europa fortaleza”. La militarización anti – inmigrantes ha difundido el racismo como explicación de los males que sus propias políticas generan.
Tercero, porque la izquierda no ha logrado aún construir un proyecto que muestre otro camino. Hubo una gran oportunidad para lograr esto: Grecia y Syriza. La capitulación de Tsipras ante la Troika impidió el desarrollo de esta perspectiva. La adaptación de la socialdemocracia y la izquierda al programa de la europa neoliberal es un factor clave para comprender porqué el sentimiento anti – establishment en auge a partir de la crisis del 2008 es capitalizado por fuerzas de derecha con un programa racista.
Así, la izquierda radical inglesa llegó dividida al referéndum entre quienes defendian la permanencia argumentando que la salida fortelecería a las fuerzas de derecha racista y quienes hicieron campaña por salir de la UE, argumentando que un triunfo de esta perspectiva implicaría un duro golpe a la Europa del capital.

Perspectivas

En este escenario de acelerada crisis de la UE y con la perspectiva de una profundización de las políticas de austeridad, la pregunta que sigue planteada es qué fuerza social y política logrará hegemonizar el sentimiento anti – establishment. Los ejemplos de Grecia y el Brexit, separados por apenas un año, muestran que si la izquierda no desarrolla un programa de ruptura con la “Europa fortaleza del capital”, serán las fuerzas reaccionarias las que avancen con un programa de repliegue xenófobo. Tal es el desafío planteado.

Luis Meiners

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