Orden de detención, causa por corrupción. Hebe de Bonafini: nuestra posición

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A los dos días del incidente, los decibeles bajaron bastante: el juez anuló la orden de captura y Bonafini aceptó reunirse con él, aunque luego aclaró que no declararía. No obstante, es preciso reflexionar y sacar conclusiones políticas sobre lo ocurrido.

El jueves 4 de agosto, ante la orden de detención contra la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, nuestro dirigente Alejandro Bodart expresó la posición de nuestro partido en un comunicado de prensa: «Con Hebe de Bonafini tenemos muchas diferencias y nosotros estamos a favor de investigar y castigar toda la corrupción, pero repudiamos el operativo judicial y policial persecutorio montado hoy en su contra, que confirma el clima autoritario que alienta el gobierno macrista.»
Bodart agregó: «Ninguna indagatoria justifica un operativo circense como el que llevaron adelante contra la referente histórica de las Madres. Si realmente se quisiera combatir la corrupción se debería formar una Conadep con personalidades independientes, única forma de garantizar la imparcialidad que hace falta.»
Así, repudiamos el burdo operativo gubernamental y a la vez reiteramos la necesidad de investigar y castigar todos los hechos de corrupción, sin excepciones.

Profundas divergencias

Las Madres tienen ganado un lugar indiscutido en la lucha contra la dictadura militar y, luego, contra los sucesivos intentos de otorgar impunidad a los genocidas. Ya en democracia, en su seno surgieron diferencias. El sector liderado por Hebe se oponía a testimoniar ante la Conadep, a identificar los cuerpos NN exhumados y a aceptar toda indemnización estatal. Como Hebe no tolera otras posturas, en 1986 las Madres se dividieron y surgió la Línea Fundadora.
Tras el Argentinazo de 2001, llega al gobierno el FPV y en su discurso toma la bandera de los derechos humanos. En el marco de la cooptación de muchas organizaciones populares, los dos sectores de las Madres, las Abuelas y otros organismos pasaron de su anterior independencia del Estado y de los gobiernos a hacerse cada vez más oficialistas.
Aceitados por constantes subsidios y prebendas, Hebe de Bonafini y otros referentes apoyaron sin críticas todas las políticas del gobierno kirchnerista. Este alineamiento incluyó justificar al corrupto Aníbal Fernández, al represor Sergio Berni y, cruzando una línea de principios en cuanto a derechos humanos, al general genocida César Milani.

Una Conadep de la corrupción

A esas equivocadas posturas políticas Bonafini, que siempre cuestionamos, se suma otro tipo de hechos. A la corruptela que caracterizó a toda la gestión del FPV no fue ajena la Asociación Madres, junto a los hermanos Schoklender y al ex ministro Julio De Vido. «Sueños Compartidos», un lindo nombre para un plan de viviendas populares, fue en realidad el ámbito de una estafa millonaria con dineros públicos, de fraude a los destinatarios y de precarización a obreros de la construcción.
Como todos los casos de corrupción, ese tampoco debe quedar impune. Sin embargo, después de su larga «siesta» bajo el gobierno anterior, el sistema judicial hoy actúa con una evidente parcialidad afín al gobierno macrista. Cajonean o desempolvan causas en forma arbitraria. Investigan y juzgan la corrupción K, pero no la corrupción M.
Ante esta compleja situación, que quizás satisface a un sector de la población pero no a otro, nuestro partido viene insistiendo en la única salida coherente y democrática que permite ofrecer garantías al conjunto: conformar una comisión investigadora independiente, una Conadep de la corrupción, integrada por personalidades intachables para recibir las denuncias, las pruebas y con plenos poderes para investigar a fondo. Y recién entonces, como lo hizo la Conadep original, aportar a la justicia todo lo investigado para que resuelva el castigo correspondiente.

Rechazar la ofensiva antidemocrática

Nada de lo antedicho impide ni condiciona nuestro claro repudio al operativo judicial-policial que se llevó a cabo contra Hebe de Bonafini, con cientos de policías de la Federal, dos helicópteros, orden de allanamiento a la Casa de las Madres y además justo en un jueves, día de la histórica ronda de las Madres en la Plaza de Mayo.
En vez de citar a Bonafini para otro día, el juez Marcelo Martínez de Giorgi la declaró «rebelde» por no asistir a una declaración indagatoria. ¿Y Fernando De la Rúa, que en la causa por los asesinatos cometidos por las fuerzas represivas el 19 y 20 de diciembre de 2001 fue citado cinco veces porque no se presentó declarar, pero nunca se ordenó detenerlo?
La orden contra Hebe de Bonafini no es un gesto autoritario aislado, sino parte de una ofensiva reaccionaria global del gobierno. Además de aplicar un ajuste antipopular, Macri dicta protocolos antipiquetes, busca recortar los derechos laborales, reflota la nefasta «teoría de los dos demonios», promueve el olvido y alienta la prisión domiciliaria de los genocidas. Por eso, y sin omitir para nada el tema corrupción, nuestra firme condena al operativo persecutorio.

PO, junto al gobierno macrista

Ya polémica de por sí, la orden de detención contra Hebe de Bonafini abrió un fuerte debate político, especialmente en la izquierda. Esta vez la nota lamentable la dio el Partido Obrero, integrante del FIT.
Néstor Pitrola tuiteó: «Hebe debe avernirse (sic) a declarar para que se investigue la malversación de $1.200 millones contra los sin techo, los albañiles y el Estado». Lo mismo Gabriel Solano: «Le pedimos a Hebe que declare para que aporte al esclarecimiento de la corruptela». Y Jorge Altamira escribió: «Boicotear el ‘acoso’ judicial no es necesariamente la conducta más combativa.»
Es decir, todos los referentes del PO plantearon que Hebe se presente a declarar, exactamente como lo pretendían el juez, la Policía Federal, Marcos Peña, Gabriela Michetti, Elisa Carrió y todo el gobierno. Ni siquiera consideraron su derecho a no presentarse. De repudiar el operativo persecutorio, en cambio, no dijeron ni una palabra. Con semejante actitud negadora de los derechos democráticos más básicos, la equivocada postura del Partido Obrero le vino como anillo al dedo al gobierno. De hecho, ese partido que se considera revolucionario fue funcional a la derecha.
El PO ya había actuado igual ante el encarcelamiento de Milagro Sala, en medio de un masivo acampe de protesta en Jujuy. Se negó y se sigue negando a exigir la libertad de la máxima referente de la Tupac Amaru, aun cuando prosiga la causa judicial por hechos de corrupción.
Un párrafo aparte merece la fábula del PO de que fueron «los únicos» que apoyaron a las Madres durante la dictadura: falsean burdamente el pasado para justificar lo injustificable del presente.
Más que a su sectarismo, creemos que esta grave adaptación y capitulación política del PO a la institucionalidad del sistema se debe a su afán oportunista en busca de no perder algún voto. Pero quedó totalmente pegado al gobierno de Macri, la justicia y la policía del Estado burgués. Como sea, siempre es peligroso aullar con los lobos.

Pablo Vasco

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