Al ajuste de Macri, los empresarios y la Iglesia. No le demos tregua

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La CGT volvió a traicionar a los trabajadores y el pueblo por dos pesos. La bendijo la Iglesia. A Macri no hay que darle tregua sindical ni política. Apoyemos las luchas, preparemos y exijamos un paro general y plan de lucha.

Hay un empresario corrupto, entreguista y ajustador en el poder. ¿Y qué hace la CGT? Le da tregua. Lo mismo que el PJ y demás políticos patronales.
La burocracia transa para mantener sus privilegios y sostener la gobernabilidad capitalista. Pero también porque necesita apoyo estatal para seguir currando. Atraviesa una crisis de representatividad tan grande entre los trabajadores y el pueblo que, sin colgarse de las prebendas del gobierno de turno, sus días estarían contados. Hay que sacárselos de encima porque enchalecan a los trabajadores.
El gobierno, la Iglesia, los empresarios y la burocracia cegetista coincidieron en una «mesa de diálogo». Por el momento lograron frenar la posibilidad del paro nacional, de cara a un fin de año que levanta temperatura. Los multimedios funcionales al establishment festejaron el hecho, buscando comparaciones con otros gobiernos que no pudieron evitar paros, para darle una mano a Macri y presentarlo como un «estadista» camino al pacto social. En realidad, el gobierno está en problemas.

Macri en problemas

Aunque cuenta con el apoyo de los poderosos y los traidores, el gobierno es débil. Como no tiene lazos orgánicos con el movimiento de masas, todo se le complica.
Pensó que el tarifazo pasaba caminando: fue repudiado por la población. Dijo que el país crecería en el segundo semestre: hay estancamiento y retroceso de la economía. Anunció medidas para la Pobreza Cero: cada vez hay más necesitados. Quiere una reforma política reaccionaria: tiene que negociar con sus socios para lograrlo. Quiso sacar a Gils Carbó para meter a sus propios fiscales: no pudo. Apostó al blanqueo: los resultados fueron pobres. Sigue anunciando una lluvia de inversiones: nunca llegan y crece el gasto público. Sueña con un Cambiemos sólido: tiene unos líos bárbaros con Carrió y su propia tropa.

En caso de emergencia, rompa el vidrio

Son tantos los problemas por arriba que, siguiendo las órdenes del Papa, la Iglesia pasó abiertamente del púlpito al ruedo político. Detrás de una fraseología «preocupada por los pobres y lo social» se meten en todos lados para apaciguar la bronca de los trabajadores, para que soporten el ajuste o limiten al extremo sus reclamos. Quieren evitar que haya paro y plan de lucha, no quieren otro 19 y 20 de diciembre ni que las luchas se desaten abiertamente contra el gobierno, el régimen y la explotación del sistema capitalista.
Lamentablemente, hay dirigentes sociales y organizaciones que se encuadran con la Iglesia y el Papa, como si algo progresivo pudiera surgir de la más antigua y retrógrada de las instituciones. No depositemos ni un gramo de confianza en ellos.

Menos diez abajo

El gobierno está muy mal con los trabajadores y el pueblo. Se jugó a bajar los decibeles del verano con los anuncios del bono, pero lo cobrará una minoría y encima es una miseria. Prometió medidas eficaces contra la inflación, pero los precios siguen sin control.
Como si todo esto fuera poco, permitieron el aumento de un 47% en los sueldos de diputados y senadores. Así mientras vos te matás por llegar a cubrir la canasta familiar, ellos se llevan hasta $ 160.000 por mes, entre dieta, viáticos y gastos reservados. Da una bronca tremenda. Tendrían que ganar lo mismo que un docente.
Mientras tanto crece la desilusión y la bronca por abajo. En las familias trabajadoras ya se escucha: «No sé qué le voy a regalar a los pibes para las fiestas», «No tengo ni para el turrón», «No sabemos si llegamos para irnos de vacaciones.»

La génesis de la traición

Ante esta realidad la burocracia venía amagando con el paro desde el 29 abril. Esa vez habían declarado que si Macri vetaba la ley antidespidos iban a parar. Macri la vetó y la burocracia carnereó. Moyano quiso lavarse la cara diciendo que iba a hacer ollas populares. Una vergüenza. Después dijeron que para poder hacer una medida de magnitud como el paro general primero tenían que unificar a la CGT. Una vez que la unificaron dijeron que para votar el paro era necesario reunir al Confederal. De esa instancia salieron con el paro sin fecha. Ridículo. Hasta los periodistas se sorprendían con las respuestas y ante la insistencia de algunos respondieron que el paro se realizaría en octubre.
Finalmente, la burocracia traidora siguió la recomendación del Papa: pactó con el gobierno una mesa de diálogo permanente, enterró el paro y anunció un bono miserable de mil o dos mil pesos, que tampoco es obligatorio. Encima de entregadores, cínicos.
Lo que pasa en realidad es que si en este momento se convocara un paro general, todos ellos terminarían patas para arriba porque, con la bronca que hay, sobran energías para parar. Varias de las últimas marchas masivas fueron muestra contundente de esto, con un gran hito el día 19 con el paro nacional y la marcha de mujeres.

Empujar el paro general y plan de lucha

Que la burocracia nos entregue no es novedad. Lo relevante de esta oportunidad es el descaro y cómo frente a un ajuste como el actual prefieran ganarse el odio de millones antes que movilizar. Por eso avanzan nuevos delegados, comisiones internas y seccionales combativas que tenemos que apuntalar.
Aunque por ahora se alejó la posibilidad de un paro nacional, en todo el país hay luchas y reclamos por sector. Tenemos que apoyarlos e impulsarlos. La marcha convocada para el 4 por las dos CTA, de la que participamos en forma crítica, es un paso pero insuficiente porque no incluye paro ni plantea continuidad. En cada lugar de trabajo, sea del sector público o privado, sigamos exigiendo y empujando el paro general y plan de lucha que hacen falta. Si la CGT le da tregua a Macri, nosotros no.

César Latorre, delegado general del Hospital Italiano

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