Pedro Carrasquedo (1951-2015) Un auténtico dirigente obrero

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La noche del 26 al 27 de octubre de 2015 Pedro nos dejaba, tras haber luchado hasta su último suspiro. El día previo se preocupaba del cierre de nuestro periódico y de fortalecer el equipo de dirección de La Comuna. Era un dirigente obrero como pocos, internacionalista por naturaleza, gustoso de transmitir sus conocimientos con simpleza y simpatía. Le debemos nuestra existencia como organización, a la que legó el armazón teórico y práctico que nos permite actuar.
Dirigente de la CGT-Cultura, dirigente internacional de nuestra corriente MST-Cuarta Internacional, Pedro se formó en la defensa de los derechos de los trabajadores e inmigrantes. También era muy cercano a los problemas de la cuestión nacional, en Euzkadi, Ucrania o Palestina, y se apasionaba por la situación en América Latina.
La transición hacia un partido más amplio. Él nos enseñó que una organización se construye mediante la intervención concreta en la lucha de clases y que selecciona sus miembros en y por esa intervención. Nos enseñó el método de transición que consiste en tender un puente hacia el partido por medio de reagrupamientos amplios. Militante antiburocrático, Pedro rechazaba todo comportamiento burocrático hacia la gente. Tenía también un gran respeto por las creencias, lo que no le impedía ser un firme laicista.
Una trayectoria excepcional. El joven militante que iba a España bajo Franco para hacer el enlace con los trotskistas en la clandestinidad, el organizador de regionales enteras del PCI, el sindicalista combativo de los Archivos Nacionales, el luchador por una Euzkadi libre y democrática, el dirigente de acciones por los presos palestinos, el hombre que nos revinculó a la Internacional y al valeroso trotskismo argentino, el hombre que supo elegir entre su futuro como rentado en una organización mustia y burocratizada y “volver a empezar” hacen a un mismo hombre, entero, entusiasta: nuestro Pedro. Siempre presente.
Por una dirección colectiva. Aquí, ninguna leyenda. Le testimoniamos nuestro afecto como supo testimoniarnos el suyo. Un año después, nuestro equipo vive el modo en el que nos había prodigado a ella: sin tomarse por lo que no somos, sin el menor complejo de superioridad hacia nuestra clase y los oprimidos con la misma confianza en las masas y en su capacidad de abrirse por sí mismas el camino de su emancipación. Sus últimos esfuerzos fueron dedicados a dotar a nuestra organización de una dirección colectiva. ¡Mil gracias a vos, Pedro!

Wladimir Susanj y Daniel Petri, La Comuna (Francia), 27/10/16

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