¿Se fortalece la derecha?

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La noche de los tiempos. En un sector de activistas políticos y sociales se generó un debate: si en virtud de que tenemos un gobierno de neto corte neoliberal, hay un giro a la derecha en la situación política. Posición sustentada por algunas corrientes que depositaron expectativas en los gobiernos populistas de la década pasada. Tomando algunos elementos ciertos de la realidad, se concluye que la situación política actual está signada fundamentalmente por el avance del imperialismo y la derecha, y la retirada de los pueblos y sus conquistas. Los gobiernos de Macri en Argentina y Temer en Brasil, el avance de la MUD en Venezuela, el fenómeno de Trump en EE.UU. o los avances de sectores xenófobos en Europa son marcas centrales de esta visión escéptica que suele sintetizarse en conclusiones como que “volvieron los 90”. En este escenario, los revolucionarios deberíamos prepararnos para retroceder junto a la clase obrera y preservar nuestras organizaciones hasta que pase el chubasco. Nosotros vemos las cosas de otra manera.

La larga noche de la burguesía. El dato central del momento político mundial es la crisis sistémica del capitalismo que no muestra señales de resolverse. Al contrario, todo indica que se profundizará por tiempo indeterminado. La burguesía busca aplicar fuertes ajustes para recuperar su tasa de ganancia, y en muchos lugares avanza en aplicarlos. Pero en todos lados encuentra a la clase obrera resistiendo, y en ningún lugar logra el nivel ni el rítmo de ajuste que necesita.

Polarización. En la medida en que el imperialismo no logra una derrota contundente de la clase trabajadora, la dinámica será de fuertes luchas, movilizaciones, revoluciones y espacio y oportunidades para los revolucionarios. Donde surgen alternativas desde la izquierda, éstas disputan y ayudan a precipitar la crisis de los regímenes políticos. Por otro lado, en la medida en que esos procesos no avancen en una ruptura con el capitalismo, van a tener espacio también aternativas de derecha. Está Trump, pero el fenómeno más dinámico en EE.UU. lo brindaron los millones que se movilizaron por la campaña de un candidato autodenominado socialista como Bernie Sanders. En Europa han avanzado diversas expresiones de la derecha xenófoba, pero lo más dinámico son las masivas movilizaciones en su contra y en apoyo a los inmigrantes refugiados. En la medida en que la crisis no se resuelva hacia la revolución socialista o hacia la derrota contrarrevolucionaria de la clase trabajadora, va a primar la polarización en el mundo.

Correlación de fuerzas. En nuestro continente el hecho central del período es el ocaso de los gobiernos populistas y el surgimiento de fuerzas políticas más nítidamente conservadoras. Esto genera una confusión. Es indudable que los gobiernos de Macri, Temer y un posible gobierno de la MUD en Venezuela son más de derecha en relación a sus antecesores, pero la relación de fuerzas en la lucha de clases es entre los capitalistas y el pueblo trabajador, más allá de la variante ideológica del sector burgués que esté en el gobierno.

¿La burguesía está más fuerte o más debil? Vemos que los nuevos gobiernos son más débiles que los anteriores -que eran igualmente burgueses. Macri, por ejemplo, no tiene base social propia, necesita apoyarse en el PJ, la burocracia sindical y la Iglesia para gobernar, y todas sus medidas chocan con la resistencia de un pueblo movilizado.

¿Los trabajadores y el pueblo estamos más fuertes o más débiles? Vemos a los pueblos más movilizados, no menos. El masivo ascenso del movimiento de mujeres en Argentina, y el despertar de la clase obrera brasileña son ejemplos cabales. Esto es porque los gobiernos de Macri y Temer llegaron al poder por el desgaste del kirchnerismo y del PT, no por haber derrotado el movimiento de masas. Por esto mismo no opinamos que el “golpe” institucional en Brasil se asemeje en absoluto a lo que entendemos como golpe de Estado, cuando la burguesía arrebata el poder y derrota al pueblo para imponer rápidamente planes de ajuste que no se podían aplicar por medios más democráticos.

Una lucha abierta. Nada de esto implica que los gobiernos actuales no puedan derrotar al movimiento de masas. Definitivamente, ese es su objetivo. Pero es una pelea en curso, y arrancar sobredimensionando las fuerzas del oponente oculta las oportunidades y perjudica la capacidad para dar la pelea. En el MST-Nueva Izquierda vemos con optimismo las posibilidades para dar esa pelea, y llamamos a la más amplia unidad para pegar con fuerza. Además, vemos un gran espacio para construir fuertes alternativas anticapitalistas, e invitamos a los activistas que leen Alternativa Socialista a sumarse a construirlas con nosotros.

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