Se disipa el verso de Macri y Prat Gay. La hora de la economía real

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No se puede tapar el sol con las manos. Cuando desde el gobierno querían convencernos que la economía estaba encaminada, hablaban del seguro éxito del blanqueo como forma de hacerse de divisas para inversión y hasta sacaron una masiva propaganda televisiva sobre un ambicioso plan de obras públicas para los años venideros. Ganó Trump en EE.UU., devaluó Brasil el real, cayó el consumo y la producción industrial y sobre todo, la inflación de octubre pegó un repunte que duplicó los índices tan propagandizados de agosto y setiembre.

Nubes negras en el frente externo. De poco sirvió la venida de Obama con sus funcionarios y empresarios, ni los road show que pretendían vendernos como un país de oportunidades. Tampoco las expectativas de tratados de libre comercio con los EE.UU. y países del pacífico. El triunfo electoral de Trump no sólo cuestiona todos estos tratados y la importancia que le dará a Latinoamérica, sino que tuvo un efecto inmediato sobre la economía mundo: se derrumbaron las bolsas, pero especialmente la brasilera (nuestro principal socio comercial) con un -9,06% y arrastró a la bolsa argentina con -4,66%. Las perspectivas con la devaluación del real, para nuestras exportaciones no son para nada prometedoras.

El FMI nos puso un 4 pero nos mandó a marzo…de 2020. Se conoció el informe de la delegación del FMI que visitó hace poco nuestro país y confirmó lo que siempre decimos, que de nada sirve bajarse los pantalones ante el imperialismo, ellos siempre querrán más ajuste. Si bien reconocieron que Macri heredó muchos de los problemas económicos y que se corrigieron algunas variables indispensables para no estrellar la economía, lo cierto es que son muy pesimistas con el futuro de nuestra economía. Dicen que el ajuste va a costar y mucho, que el PBI caerá 1,8% en 2016 y apenas crecerá 2,7% en 2017 (peores predicciones que las del BCRA). Dicen que si bien el ajuste sirvió, tiene que intensificarse para el 2017 (eso significa mayores ajustes, baja de salarios, despidos, etc, para los trabajadores). Y prevé una inflación que supera a las previsiones del equipo económico incluso hasta el año 2019. Eso sí, ellos dicen que hay dos cosas positivas, que hoy el valor de la moneda argentina lo determina el “mercado” y que las tarifas hoy están más acordes con los costos. ¡Si eso es lo positivo estamos en el horno!
La inflación, el principal frente de tormenta. Poco, apenas dos meses les duró el verso de que la inflación se desaceleraba y que pasaba a ser un problema del “pasado”. En octubre, producto de que tuvieron que poner el impacto de la suba de las tarifas de gas, la inflación volvió a estar muy “presente” en el bolsillo de todos los argentinos. En todo el país el índice trepó al 2,4% (cuando en agosto había sido del 0,2%, lo que había arrancado sonrisas en las caras de Economía) y superó en 1,3% a la de setiembre; provincias como Mendoza tuvieron un 4,7% (3,7% más) y el proyectado de la inflación, según todas las consultoras supera el pronóstico del 17% del Presupuesto Nacional, que vendría de la mano de menores aumentos de salarios para los trabajadores, por supuesto. Pero no sólo aumentó la inflación por la tarifa del gas, también aumentaron vivienda, transporte y salud. Y aumentó a pesar de que los alimentos se mantuvieron estables sobre todo por la baja de las verduras de estación que típicamente bajan su precio en primavera-verano y a pesar de que bajó el consumo.

También cayó la producción industrial y el consumo. Como ya hemos dicho muchas veces y se corrobora hoy con los números de octubre, la producción en 2016 finalizará con números muy negativos, que rondan el -8% y que extraordinariamente afectan mucho al sector de alimentos (consumo básico y habitualmente el más mantenido por razones obvias) que finalizará con un -3,7%. Los mismos datos negativos se muestran en la contracara, ya que el consumo bajó en todos los rubros, incluso en alimentos y bebidas, hasta de la carne cayó el consumo casi a los límites del 2011. Como siempre dijimos, la baja de la inflación estaba sustentada fundamentalmente en la baja del consumo de la población, que tiene que privarse de hasta productos de primera necesidad porque ya no le alcanza para pagar las tarifas, el transporte y el alquiler.
Las noticias no son buenas para los trabajadores, ahora quieren reactivar el consumo, con lo cual seguramente repuntará la inflación y como recaudan menos, no quieren sacar el impuesto al salario. Por eso siempre dijimos que este plan económico, como el anterior no puede ser “retocado” hay que cambiarlo por otro diametralmente opuesto, que ajuste a los de arriba y beneficie a los trabajadores y el pueblo.

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