Massa versus Prat Gay. Para ajustarte mejor

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Pese a que el conjunto de la burguesía viene apoyando el plan de ajuste de Macri, han surgido matices porque no lograron acallar las protestas de los trabajadores y la economía no despega como ellos esperaban.

Cuando Macri asumió contó con el apoyo unánime y sólido del conjunto de la burguesía, que cuestionaba el modelo K y que veía en el nuevo gobierno la oportunidad de trasladarle a las masas la crisis económica con un modelo de ajuste más ortodoxo.
Esta unidad se mantuvo durante el primer semestre, pese a que los números no eran ideales para los capitalistas autóctonos, en la esperanza que se pudiera salir rápido de la recesión que era inevitable aplicando las recetas clásicas. Sin embargo la mala evolución de la economía después de los primeros seis meses y las pobres perspectivas para el 2017 han generado temor y roces entre distintos sectores burgueses. Esto es así porque este plan tuvo desde el comienzo un claro beneficiario preferencial: la gran oligarquía del campo y los sectores megamineros, a los cuales con un dólar a 15 pesos y eliminando las retenciones (o bajándolas significativamente en el caso de la soja) les permitió ganancias extraordinarias de la noche a la mañana. El banquete tenía que pagarlo el pueblo con un ajuste feroz, con salarios a la baja, despidos y quita de los subsidios que significaban incrementar los servicios (luz, gas, transporte, etc) y combustibles.
El daño colateral que no previeron demasiado era que los trabajadores y el pueblo resistirían impidiendo al gobierno ir más a fondo con el ajuste. Tampoco previeron que la recesión inherente al ajuste llevaría a una caída del consumo histórica en años, que incluye insumos básicos como los comestibles. Con una caída consecuente de la producción industrial y de las ventas mayoristas y minoristas que fue lo que puso en alerta roja a todo el sector burgués que produce principalmente para el consumo interno o de la que exporta productos más o menos manufacturados. La recesión de Brasil, la crisis económica mundial y hasta el triunfo de Trump complican más el panorama, haciendo que el propio FMI prevea que a pesar del ajuste la economía seguirá a los tumbos por lo menos hasta 2019.

Detrás de las peleas

“No puede ni lustrarle los zapatos a Lavagna” dijo Massa de Prat Gay; “no creí que fuera como Bonafini, que nos compara con la dictadura” dijo el gobierno sobre Lavagna. La pelea mediática que Massa largó contra el gobierno defendiendo a Lavagna (que había dicho que este es un modelo de ajuste, con caída del salario del 8%, con altísimas tasas de interés, dólar atrasado y que sólo funciona con endeudamiento) tiene al menos dos objetivos primordiales.
El primero que no profundizaremos aquí, es postularse como oposición y recambio del régimen, ante una posible debacle económico política de Macri, que lo lleve a perder las elecciones de 2017, y ante la ausencia del peronismo tradicional como alternativa bipartidista. En este sentido sus dichos, como casi todos los de Massa son de un oportunismo clásico.
El segundo motivo trata de responder a los roces interburgueses que planteamos al comienzo. Lavagna y Massa solo buscan posicionarse con el sector capitalista que hoy se está quejando, aún por lo bajo, de las consecuencias del plan. Por eso pide mayor devaluación del peso, para una vez más beneficiar a los industriales y agroindustriales exportadores. Por eso se hace el progresista pidiendo elevar el piso del impuesto al salario, para explicar que por esa vía se podría incrementar el consumo interno y aliviar a los capitalistas que nos venden todo a precio de oro. Por eso habla de las tasas de interés altísimas, porque quiere que sus empresarios amigos puedan tomar crédito barato para sus negociados. Del endeudamiento mejor ni hablar ya que fue Lavagna el que nos vendió el famoso canje de la deuda con Kirchner que nos hizo pagar más que lo que debíamos, como siempre.
Por eso desde el MST-Nueva Izquierda sostenemos que ambos discuten para ver cómo nos ajustan mejor y no para aliviar la situación del pueblo trabajador. Este alivio sólo puede venir de tirar abajo este ajuste y el de Massa, tomando medidas que hagan que la crisis la paguen las grandes corporaciones y no los de abajo.

Seis medidas de emergencia para salir de la crisis

Como ya dijimos, en octubre se encendieron las luces rojas en Economía. Ya ni hablan de segundo semestre ni ven luz al final del túnel. Lo que sí salta a la luz es que aumentó la pobreza-indigencia, que la recesión golpea con despidos, cierre de comercios, salarios atrasados y alimentos a precios inalcanzables.
Esta crisis que viene de arrastre desde 2008 y que ha pegado un salto cualitativo con el ajuste de Macri, no se va a arreglar esperando que este plan se estabilice ni tomando las medidas (también de ajuste, aunque en sentido distinto) de Lavagna-Massa. Ambos tienen un punto en común y es que la crisis la sigamos pagando los de abajo, intentando salvarle la ganancia a los empresarios.
Desde el MST-Nueva Izquierda decimos con claridad que debemos poner en marcha un plan económico diametralmente opuesto al actual, que ajuste a los de arriba y beneficie a los trabajadores y el pueblo. Pero como la situación es extrema y urgente es que proponemos estas seis medidas de emergencia para empezar a salir de la actual crisis:

1) Aumento inmediato de salarios, jubilaciones y planes sociales que permita recuperar lo perdido por la inflación y las paritarias a la baja. Por un salario mínimo que cubra la canasta familiar que supera los $ 22.000 y paritarias sin techo. Actualización trimestral según la inflación. Esta es la única forma de recuperar el nivel de vida del pueblo y revitalizar el consumo.

2) Para combatir la inflación, eliminación del IVA a todos los productos de consumo popular. Aplicación de la Ley de Abastecimiento que penalice a todo aquél que especule y acapare mercaderías.

3) Eliminación del impuesto al salario, mal llamado “ganancias”, de los trabajadores. El sueldo de los trabajadores no es ganancia, sí lo es la de los capitalistas que no pagan prácticamente nada.

4) Contra los tarifazos de gas, luz, agua, transporte. Necesitamos una tarifa social para el pueblo y la reestatizacion bajo control público de las empresas como única manera de obtenerlas, de lo contrario las tarifas siempre están en sintonía con las ganancias de los privados y no con las necesidades de la gente.

5) Para combatir la recesión, los despidos y las suspensiones, proponemos un plan nacional de viviendas populares y de obra pública que permita dar trabajo y salarios dignos a los millones de desocupados y trabajadores que viven en la pobreza e indigencia bajo este modelo.

6) Los fondos para estas medidas deben comenzar por la suspensión de los pagos de la deuda externa, empezando por los buitres y siguiendo por todos los demás. Evitar la fuga de los miles de millones de dólares de los grandes empresarios a través de la nacionalización de la banca y el comercio exterior. Para que la crisis la paguen los que la generaron proponemos cambiar la estructura tributaria, donde paguen más los que más tienen, hay que ponerles impuestos progresivos a las grandes ganancias y riquezas, gravar la renta y la especulación financiera.
Sólo con medidas iniciales como éstas podremos salir de la crisis actual y recuperar el nivel de vida que desde hace décadas nos vienen quitando.

Gerardo Uceda

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