Contrarreforma educativa macrista. La escuela estatal por asalto

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En 2016 el PRO quiso sentar las bases para tomar por asalto la escuela estatal. El PJ y los K lo avalan y las burocracias docentes pactan o frenan. En 2017 podemos sortear el sitio.

Desde la Declaración de Purmamarca firmada en febrero, que fija las bases de la supuesta revolución educativa de Macri, la “oposición” vino acompañando. En el Consejo Federal de Educación, los ministros provinciales (PJ, K, PS, UCR y MPN) votaron todas las resoluciones que dan el marco legal, ideológico y técnico de una contrarreforma que reproduce los acordes de la OCDE y el Banco Mundial.
El PRO va al asalto de todos los niveles y áreas de enseñanza. Es preciso comprender esta avanzada en su totalidad para ponerle freno. En el Plan Estratégico Argentina Enseña y Aprende están sus ejes. Abarcan desde su concepto evaluador, a la privatización y degradación del inicial con su proyecto de salas de 3 o la formación docente y una carrera por meritocracia y diferenciación salarial.
También lo que el PRO entiende por jornada extendida, el negocio en áreas tecnológicas, recortes al CONICET, capacitación docente a distancia, injerencia empresaria en los proyectos educativos y “prácticas profesionalizantes” (pasantías) donde los alumnos sean los “recursos humanos” que el capital necesita.
¿Estos bandidos pudieron hacerse del botín? Hay despidos, recortes y ajuste salarial, pero buena parte sigue siendo planes. Hay sí ‘cabeceras de playa’ en cierto número de escuelas, cosa que no puede hacerse sin los jefes del PJ cómplices. Su operativo Aprender nació golpeado y no cayó porque la burocracia Celeste lo dejó correr.
Ante cada ataque hay resistencia. Pero la burocracia de los gremios docentes de la CGT pacta con el gobierno. Y la Celeste llama a medidas aisladas, más para postularse y descomprimir que para derrotar la avanzada de esta derecha.

¿Por qué decae la escuela pública…?

Ante la falta de pago en Santa Cruz, Bullrich aprovechó para reiterar su ataque al derecho de huelga. En un burdo reduccionismo, culpó a los paros de la crisis educativa. Por eso, su mágica y remanida salida es: “tenemos que ponerle límite a la huelga docente”.
Lo dice a pesar de reconocer que
$ 9.000 de salario promedio no es atractivo para la carrera docente. Pero para pedir resignación con gran hipocresía: “No tengo más que admiración por los maestros. Tenemos que pagar buenos salarios, pero no podemos resolverlo en un año…”. Lo afirma quien tiene el privilegio de ganar $ 150.000 mensuales, casi $ 2 millones al año.
Si como dice Bullrich, estuviera probado que el paro fuera la causa por la cual los padres eligen la privada, debería aumentar el salario docente hasta cubrir la canasta familiar y el acceso a los bienes culturales. Así no habría paros…
Además haría falta subir el presupuesto al 10% del PBI para garantizar las condiciones materiales, con más aulas y establecimientos sin techos que se derrumban como en la escuela porteña de Belgrano. Becas, cupos de comedores, mobiliario, útiles y material didáctico para todas/os.
¿Cuáles son entonces las causas del declive del sistema educativo? Culpar a los paros le sirve para sacar de foco a las políticas de los gobiernos. Como todos siguen dentro de los marcos del sistema, aportan al molde pedagógico de la exclusión para ‘incluir’ en la escuela las desigualdades y violencia social que el modelo genera. ¿La excelencia educativa? Para el que pueda pagarla.

Recuperar y apropiarse de lo pedagógico

La educación está en crisis porque la reservan para la construcción de una ideología ajena a las necesidades populares: infundir la aceptación y reproducción del orden capitalista, sus contenidos y ‘valores’ útiles a la clase poseedora. Así degradan el rol formador del educador al limitarnos a contener las privaciones que rodean la escuela.
Junto a luchar por salario, presupuesto y mejores condiciones materiales para una educación de calidad, es preciso recobrar decisión sobre qué enseñar y cómo hacerlo. Intercambiar sobre experiencias innovadoras y pedagogías críticas, frente al rol docente-reproductor. Pelear por una escuela como lugar de producción del conocimiento científico, democrático y para la transformación social.
A la partitura del PRO que sigue los acordes de la OCDE y el BM, aspiramos a hacer sonar los tonos de una izquierda pedagógica. No formamos “recursos humanos” ni jóvenes pasivos, sino ávidos del pensamiento crítico. Reflexivos e inquietos por alcanzar una sociedad igualitaria y justa. Es el desafío del 2017.

Francisco Torres, Sec. Gremial FND


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