Se encendieron los motores electorales

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A menos de dos meses de la presentación de listas para las PASO, se comenzaron a mover las fichas para definir candidatos y estrategias. El macrismo enfrenta la creciente desilusión con su gobierno. El PJ comienza a disputar su interna con más misterios que certezas. Massa contempla su «avenida del medio» en silencio. Desde la izquierda, el MST en Izquierda al Frente propone una salida favorable a la mayoría trabajadora.

Al gobierno de Macri le preocupan las elecciones legislativas que se aproximan. La serie de multitudinarias marchas que se sucedieron en marzo, además de golpearlo, manifestaron un repudio a su gestión que crece en la población. La breve bravuconada represiva que ensayó contra los piquetes del paro general y la escuela itinerante de los docentes le ayudó a retener una parte de su base social más reaccionaria, pero es mucho mayor la creciente desilusión de millones que lo votaron para sacarse de encima el kirchnerismo y ahora padecen los efectos de su ajuste.
Como no tiene ningún resultado positivo para mostrar en materia económica ni social, la estrategia de Cambiemos será ignorar la realidad, como admite un columnista de Clarín: «La dificultad terrible para el Gobierno sería quedar enfrentado, sin aditamentos, a la realidad y a su gestión». En lugar de discutir los problemas que enfrentan la mayoría de los argentinos a diario, Macri, Vidal y cía. van a hacer eje en la polarización política con el kirchnerismo, la corrupción y la «herencia».
No están tranquilos. Tuvieron que convencer a Carrió de competir en la CABA para defender su bastión del desembarco de su ex embajador en EE.UU. Lousteau. Y todavía no saben con qué candidatos van a disputar la batalla central de Provincia de Buenos Aires.
La gran ayuda que tiene el gobierno es que la oposición tradicional no ofrece una salida alternativa al creciente malestar.

Un peronismo desunido

El PJ comenzó a dirimir su siempre conflictiva interna. Y como siempre, las contiendas tienen mucho que ver con los cargos, las listas y los feudos, y poco que ver con las necesidades del pueblo trabajador. Aunque debilitado y reducido, el kirchnerismo todavía tiene la llave del partido. El gran misterio es si Cristina será candidata. Aunque mide mejor que otros, su candidatura jugaría a favor de la polarización que busca el gobierno, y arriesgaría la candidatura presidencial de 2019 en caso de quedar detrás de Cambiemos este octubre. Si no se postula, arriesga que el peronismo no K gane la interna, le gane aún más terreno y la aleje igualmente de su anhelado retorno a la Rosada.
Con ese fin el ex ministro kirchnerista Florencio Randazzo está encabezando un armado del peronismo no K para disputar la interna del PJ. Cuenta con el apoyo del jefe del bloque del Senado, Miguel Pichetto, de los intendentes del Grupo Esmeralda encabezados por Martín Insaurralde, del Movimiento Evita, y de sectores importantes de la burocracia sindical. Su desafío es que lo dejen competir en la interna y no descarta presentarse por fuera del PJ en caso contrario.
El jefe del PJ bonaerense Fernando Espinoza apuesta a una lista de unidad, pero La Cámpora vetaría a los «traidores» del Evita y otros, y exigiría que Cristina digite la mitad de los candidatos. Sea el que sea el resultado de esa riña, no será nada útil para los trabajadores y el pueblo.

Un Massa callado

Sergio Massa, junto a sus aliados «progresistas» del GEN de Margarita Stolbizer y Libres del Sur de Victoria Donda, sostiene su ruta por la «avenida del medio», y su campaña de «bajo perfil». Es el más vil ejemplo del oportunismo político de las castas del régimen capitalista. No opina sobre ningún hecho de la realidad porque especula si ser más «dialoguista» o más «opositor» le redituará en más o menos votos. De los problemas de la gente, nada.
La desazón que provoca el conjunto de la política tradicional, la expresó un dirigente peronista citado en Clarín: «La gente está mal y habla de lo que le pasa. La política y las elecciones las sienten muy lejos. No putean a Macri, ni están pidiendo que vuelva Cristina, ni piensan en Massa. La aspiración más repetida es que la plata les alcance para salir a comer una pizza el fin de semana con la familia o los amigos. No siempre pueden. Sacando un 15% o 20% que está politizado, la gran mayoría tiene urgencias básicas que atender y no espera grandes soluciones desde ninguna dirigencia».
La desilusión generalizada con los políticos tradicionales deja un espacio político importante a izquierda de ellos. Desde esa ubicación, Izquierda al Frente, la unidad del MST con el Nuevo MAS, plantea una salida contraria a los corresponsables del ajuste, y a favor de los trabajadores, las mujeres y la juventud.

Federico Moreno

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