Plan Empalme. Precarización en clave electoral

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El primero de mayo, en el acto del “Momo” Venegas y ante una escasa concurrencia Macri hizo este anuncio que conjuga la proximidad de las elecciones con la necesidad de los empresarios de bajar el costo laboral.

Ante la falta de logros concretos hacia los trabajadores, Macri anunció la creación del llamado Programa de Inserción Laboral, popularizado como “Plan Empalme”. En menos de una semana, a través de un decreto publicado en el Boletín Oficial, ya lo oficializó. Es clarísimo que el Gobierno pretende tener algo que mostrar, ante la gente y de cara a las elecciones de agosto.
Aparece como claro también que dicho Plan no conforma casi a nadie, además de señalar que el Plan de Inserción ya existe desde 2006 y no ha dado prácticamente ningún resultado.
El Plan es cuestionado por los empresarios porque no creen en la reactivación que promete Economía, ni en los “brotes verdes” que solamente el Presidente ve crecer por todas partes. En ese contexto, los empresarios apuestan al chantaje, dejando correr que ellos no tomarán gente porque la economía se achica, el dólar barato los hace poco competitivos, etc. Es decir: siguen presionando para que el gobierno les dé más concesiones, fundamentalmente la devaluación.
Incluso lo criticaron desde la CTEP y Barrios de Pie, firmantes del acta de paz social de fines de 2016, aduciendo que se trata de una medida “populista, en el sentido de que el presidente dice lo que la gente quiere escuchar” y también desconfían de sus efectos concretos, porque los dudan que los empresarios tomen gente.
Nosotros, en nuestra crítica y rechazo al Plan Empalme anunciado por Macri, no acordamos con ninguna de estas dos posiciones. Pero veamos antes de qué se trata el plan para fundamentar nuestro rechazo al mismo.

Más para los empresarios

El “empalme” macrista consiste en que los aproximadamente $ 4.000 mensuales, que según el Gobierno contiene a unos 280.000 beneficiarios, podrán ser tomados como parte del sueldo que los empresarios que tomen nuevos trabajadores o blanqueen a los que ya están trabajando en negro, como parte del sueldo. Es decir que si los empresarios les pagaran a los empleados el mínimo vital y móvil que desde enero de 2017 es de $ 8.060, el estado estaría subsidiando a los propios empresarios en el 50% del sueldo que deben pagar. Eso sí, a los trabajadores les garantizaría que no perderían el subsidio, una vez que pasados los 24 meses que como máximo dure el subsidio a los capitalistas, sean echados nuevamente y pasen a ser desocupados nuevamente. Para nosotros este es el centro del problema: que, precisamente en momentos de crisis, cuando dicen que hay que achicar el gasto del Estado, Macri decide subsidiar a los empresarios con la mitad del sueldo que deben pagarle al trabajador. Es un mecanismo muy parecido, aunque disfrazado, del que critican al kirchnerismo del sobreprecio en la obra pública (aunque ésta se hubiera ejecutado correctamente) ya que el sobreprecio en las contrataciones del Estado es un mecanismo utilizado por todo el capitalismo mundial también para subsidiar y mantener la tasa de ganancia de las empresas; lo que le agregó el kirchnerismo fue un grado de corrupción pocas veces visto.
Pero conceptualmente es lo mismo que quiere hacer Macri ahora con su “empalme”, ya que al final del ciclo, los productos fabricados por los trabajadores y vendidos por los empresarios a precio de oro, le redituarán a éstos una cuota de ganancia extraordinaria, producto de que la mitad del salario lo pagaremos todos. Después está todo lo otro que critican y que también es cierto: que la contracción de la economía no ayuda (el mismo Macri reconoció que se perdieron miles de puestos de trabajo, quizás más de 200.000 y que desde la supuesta reactivación sólo se crearon 82.000, que los empresarios especulan y chantajean con el dólar, etc.).

Lo que hace falta

Por eso desde el MST-NI venimos planteando que la única manera de generar nuevos puestos de trabajo es con un gran plan de obra pública y de masiva construcción de viviendas, con licitaciones y adjudicaciones sometidas a control público. Pero al revés del Gobierno, nosotros planteamos que el dinero para realizarlo provenga del no pago de la fraudulenta Deuda Externa (hoy acrecentada) y de impuestos progresivos a las grandes fortunas y ganancias y no tomando el propio dinero de los planes sociales para acrecentar la ganancia de los capitalistas.

Gerardo Uceda


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