Debates sobre Brasil

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La enorme movilización popular tiene a Temer contra las cuerdas, merece todo nuestro apoyo y es un gran aliciente para todos quienes en Latinoamérica enfrentamos los planes imperialistas y los gobiernos de derecha como el de Macri. 

Bregamos por el triunfo de esta gesta y nos sumamos al grito de “Fuera Temer”. Su caída mediante la movilización de millones será un enorme triunfo del pueblo brasilero que fortalecerá nuestra lucha contra el ajuste y la represión en la región.

La debilidad de Temer y las derechas

Ver hoy a Temer al borde del abismo no nos sorprende. Siempre creímos que su gobierno, surgido de una maniobra política reaccionaria a través del Parlamento, no expresaba un proyecto fuerte ni un cambio en la relación de fuerzas entre las clases, ni era el subproducto de un giro social a derecha de millones. En su momento debatimos con las corrientes progresistas o de izquierda que veían un giro a la derecha en Brasil, porque esa visión no se emparentaba con la realidad. Claro que hay sectores y proyectos de derecha actuando, pero se dan en el marco de una polarización social y de fuerte resistencia, por eso no había que confundir la conciencia de millones con la equivocada idea de una derecha y un Temer poderoso, cuando en realidad tenía una fuerte debilidad de origen.
Lo que en realidad sucedía, era que el gobierno de Dilma, alejado por completo de las banderas que le dieron origen al PT, quedó envuelto por responsabilidad propia en hechos de corrupción mientras a la vez aplicaba un duro ajuste sobre el pueblo, y esta combinación la debilitó al extremo frente a sectores de masas, mientras el derechista Temer y sus socios aprovecharon la ocasión para hacerse del gobierno con un golpe político, una maniobra reaccionaria parlamentaria. Sin que esto pudiera definirse como un golpe de estado tradicional, definición que corresponde a otras situaciones de intervención directa del aparato militar del sistema y de derrota de las masas en la lucha de clases con cambios desfavorables en la correlación de fuerzas entre las clases sociales.
Porque no hubo derrota en la lucha de clases, rápidamente comenzaron importantes protestas de trabajadores y de la juventud contra Temer, que fueron incrementándose mes a mes hasta llegar a la contundente huelga general de abril, la más grande y fuerte en muchos años, mientras el apoyo a Temer se redujo al 5%. Las escuchas de la semana pasada son la gota que rebalsó el vaso, en una rebelión social que ya tenía a Temer en una situación de extrema debilidad.
Siempre denunciamos y enfrentamos los planes de Temer y su sociedad con Macri en la región, pero sin hacernos eco de las campañas de apoyo a Dilma y al PT, que utilizaron la consigna de “golpe de estado” para victimizarse y esconder su verdadera responsabilidad en la crisis, que incluye –no hay que olvidarlo- que ellos mismos habían puesto a Temer como su vicepresidente, mientras en medio de la crisis política se negaron a convocar a elecciones generales, avalando que el parlamento siguiera con el proceso de impeachment y decida por encima del pueblo.
Sectores de izquierda como el PTS y el PO en Argentina, le hicieron el juego por completo a esta postura, alineándose con esta tesis funcional a Dilma y rechazando apoyar al PSOL, la fuerza unitaria de izquierda brasilera. Había que tener una política de enfrentamiento a Temer y su plan reaccionario, de exigencia de elecciones generales y una constituyente para reorganizar el país y hacerlo de forma independiente de Dilma y el PT que gobernaban con medidas antipopulares, exigiendo una verdadera investigación independiente sobre los casos de corrupción que afectaban a todos los partidos tradicionales de Brasil.

Contra las castas políticas, una izquierda firme y amplia

En el ocaso de Temer se pretende de nuevo levantar al PT como alternativa, escondiendo debajo de la mesa el desastre de ese partido en el gobierno, con funcionarios de primera línea del PT envueltos en inocultables hechos de corrupción; el PT tiene sus “José López y De Vido”. Es verdad que la Rede Globo además le agrega su cuota de inventos intencionados que también repudiamos. Pero no se puede volver la rueda hacia atrás ni ver la realidad de forma binaria: “Temer o el PT” en Brasil, “Macri o el kirchnerismo” en Argentina. Son falsas disyuntivas que evitan la posibilidad de una salida. Hay que estar en la primera línea del enfrentamiento a Temer y a Macri con la más amplia unidad de acción en la calle, y a la vez jugarse a construir otro proyecto político por fuera de estas falsas polarizaciones.
El desbarranque de Temer con Odebrecht y sus negociados con partidos y gobiernos en Brasil y Argentina, evidencian la podredumbre de regímenes políticos capitalistas, sean gobiernos llamados progresistas o derechistas clásicos, que son proyectos diferentes en varios puntos y parecidos en su génesis de corrupción desde el poder estatal. Brasil muestra hoy el fracaso de las diversas variantes políticas que están atadas, en mayor o menor grado, a las corporaciones extractivas, mega constructoras y financieras. Y evidencia la necesidad de un nuevo emergente político desde la izquierda, frente al desastre orquestado por estas castas.
El PSOL (Partido Socialismo y Libertad) es la fuerza unitaria y de izquierda que puede crecer y postularse políticamente en esta crisis, a condición de que se fortalezcan en su seno las tendencias más consecuentes y ligadas a las luchas. Hay que terminar con Temer y su proyecto reaccionario y no volver a un PT viciado y ajeno a las causas justas que le dieron origen. Hace falta que gobierne Brasil el único sector político que no tiene negociados con Odebrecht ni dirigentes acusados de corrupción, y ese sector es la izquierda amplia del PSOL que expresa un proyecto similar al que queremos construir en Argentina, en donde la conformación de Izquierda al Frente es un importante paso en ese camino, como expresión de un proyecto de izquierda alternativo al sectarismo del FIT.
En Brasil y en Argentina, creemos en proyectos unitarios de izquierda que impulsen y reflejen las luchas, que sean profundos en sus propuestas programáticas anticapitalistas y socialistas y amplios en la necesidad de albergar diversas tradiciones de izquierda para de verdad disputar por el poder político. En esa tarea estratégica estamos desde el MST comprometidos en toda Sudamérica.

Sergio García


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