Lo nuevo es Izquierda al Frente

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Para estas elecciones hay dos opciones de izquierda. Izquierda al Frente, la nueva confluencia que formamos entre nuestro MST y el Nuevo MAS, y el Frente de Izquierda del PO-PTS. Ante el estancamiento y retroceso del proyecto sectario del FIT, el surgimiento de Izquierda al Frente viene a cambiar el panorama, con un hecho positivo y esperanzador, en la perspectiva de una izquierda grande.
De haber articulado ambos frentes en uno solo podríamos haber puesto en pie una alternativa mucho más potente, capaz de pelearle de igual a igual a los viejos partidos. Que no haya un único frente es responsabilidad del FIT, que se negó una y otra vez a una confluencia de toda la izquierda. Por desgracia ya es una definición cerrada de sus dirigentes que, lejos de asumir el desafío de construir una alternativa real, se contentan con una fuerza testimonial. Si antes el FIT despertó expectativas, hoy se muestra estancado y se ordena por sus peleas internas en vez de buscar ampliar sus horizontes políticos y organizativos. El PO (apoyado por IS) y el PTS se concentran en la disputa feroz entre ellos por ver quién le quita al otro la cabecera del FIT o quién saca algún cargo más que el otro.
Lo única coincidencia entre los integrantes del FIT es mantener su marca electoral. Ante cada hecho importante de la realidad aparecen divididos y enfrentados, con acusaciones mutuas de traicionar a la clase trabajadora. A pocas horas después del acto del 1º de Mayo, Del Caño y Pitrola se cruzaron en los medios, acusándose mutuamente de relegar los intereses de los trabajadores en pos de la disputa interna por sus candidaturas. Es una riña que transcurre de espalda a los trabajadores, esperable en el seno de engendros patronales como el PJ, no de la izquierda.
El resultado está a la vista. Después de su buen resultado electoral en 2013, el FIT dejó de ser novedad y retrocede, tanto en votos como en la apreciación entre el activismo obrero, juvenil y feminista. En vez de motorizar una alternativa de izquierda con peso de masas se transformó en una cooperativa electoral y un obstáculo para construir una poderosa alternativa de izquierda. Y no sólo a nivel electoral: más grave aún es que en vez de ayudar a coordinar a las nuevas direcciones clasistas y de izquierda poniendo en pie un fuerte polo sindical antiburocrático, lo sigue obstaculizando.

Una propuesta superadora

Izquierda al Frente plantea un horizonte muy distinto. No nos conformamos con una izquierda testimonial, que sume algún diputado. Creemos posible y necesaria una izquierda que ponga las bancas conquistadas al servicio de movilizar para proponerse cambiar el modelo y ser una opción de gobierno. Hacia allí estamos dando nuestros primeros pero firmes pasos, en base a un programa antiimperialista, anticapitalista y antipatriarcal, es decir socialista. Por eso postulamos una nueva cultura política de izquierda, de unidad en la diversidad, que se expresa en los hechos y con un funcionamiento democrático. Y así lo hicimos con el acto contra Trump, con otro masivo acto el 1º de Mayo y con columnas conjuntas en las marchas del 8 de Marzo o contra el 2×1.
Nuestra perspectiva es apuntar a una unidad mucho mayor, que es un reclamo y una necesidad de los activistas políticos y sociales. E ir hacia una gran confluencia que no se limite a lo electoral, sino que encare una intervención y una construcción en común en el movimiento obrero, para postularse como alternativa frente a la burocracia sindical; en las luchas y los reclamos sociales, a nivel estudiantil, en el movimiento de mujeres y ante cada hecho político. Un movimiento que no se limite al acuerdo entre dos o tres partidos para pedir votos, sino que abra sus puertas y se esfuerce por integrar a los sectores que coincidan en un programa anticapitalista y quieran aportar lo suyo para avanzar en unidad.
En agosto, la izquierda ofrece dos opciones. Izquierda al Frente te propone que apuestes por un futuro de una izquierda unificada y fuerte para disputarle a los partidos del sistema. El FIT te va a querer explicar que ese futuro no se debe o no se puede alcanzar.

Guillermo Pacagnini


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