Debate con el FIT / Identidad sin copyright

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La crisis del sistema de partidos tradicionales, pone ante la izquierda hace años un desafío muy importante. Se trata de ser un vehículo para que millones tengan una alternativa de cambio político, de fondo, estructural. Desde 2001 a la fecha se sucedieron experiencias políticas que fueron frustrando esta oportunidad y renunciando a la responsabilidad en el campo de la izquierda. Primero fue Zamora, que se negó a encabezar una confluencia global, teniendo adhesión para intentarlo. Su renuncia a la disputa lo transformó en una referencia predilecta de los medios del régimen para alimentar esa especie de anti-política que cultiva. Después el PC al integrarse al FPV abandonó Izquierda Unida en 2004, abortando una positiva experiencia de independencia de clase por el programa frente a la restauración burguesa. Proyecto Sur, sin provenir de la tradición de izquierda, supo integrar expresiones anticapitalistas como nuestro partido, pero el cortoplacismo electoral y las presiones del régimen, terminaron también frustrando ese experimento. Desde 2011 le tocó al FIT ocupar un lugar de destaque en la izquierda, sin embargo, utilizó esa relativa ubicación superior para obstaculizar cualquier integración de otras fuerzas al FIT o ampliar su construcción, para proyectar una opción con peso de masas y que trascienda lo electoral para intervenir en la lucha de clases. Una y otra vez, nuestro partido intentó acercamientos. Siempre, con argumentos infantiles unas veces, estalinistas otras, rechazaron esa confluencia. Por eso, con el Nuevo MAS construimos Izquierda al Frente como experiencia alternativa en la izquierda del país.

¿Cómo avanzar en unir a la izquierda entonces?

Este es el panorama, agravado en la coyuntura por la impugnación del FIT en la justicia electoral de la burguesía, al uso del nombre “Izquierda al Frente”, por parte de nuestro partido y el MAS. Un escándalo político. Es notorio que la marca original del FIT, como coalición defensiva para superar las PASO en 2011 entre fuerzas opuestas a la unidad, emerge como rasgo una y otra vez. Conseguir buenos resultados electorales y diputados, no hizo sino postergar la agudización de contradicciones al interior de ese armado defensivo entre fuerzas muy sectarias. Nuestro planteo es distinto. Pensamos que es una obligación revolucionaria trabajar para una unidad superior de la izquierda sobre un programa anticapitalista y antiimperialista. Es crucial consolidar una referencia que se prepare para ser mayoría, no testimonio de izquierda en el régimen. Eso implica una renovación cultural global en la izquierda. Arranca por el programa, que integre a lo social y anticapitalista, lo feminista y antipatriarcal, junto con la gravitación de lo socioambiental. Junto a la renovación programática, está la metodológico-política. Esto es, para construir fuerza masiva, aprender a convivir con matices y diferencias, y procesarlos sin poner en riesgo la confluencia.  Nuestra apuesta estratégica es a fortalecer una posición en la izquierda con nuestro partido e Izquierda al Frente, que utilice cada avance electoral, en la lucha de clases y en fuerza militante, para seguir machacando con la unidad de toda la izquierda en Argentina. Vamos a insistir. Ahora la clave pasa por fortalecer electoralmente Izquierda al Frente. Es la manifestación del momento para la lucha por la estrategia de otro mundo posible.

Mariano Rosa


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