En la Argentina de Macri. Lo único que crece es la desocupación

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Después de más de doce meses de prometernos que veríamos crecer los “brotes verdes”en la economía y que ya sentiríamos el efecto de la recuperación de la actividad, el último informe oficial del INDEC nos informa lo que venimos denunciando desde la asunción de Macri y que todos percibimos: que lo único que crece en la Argentina es la desocupación.

El informe del INDEC es lapidario: la tasa de desocupación global del país en los primeros tres meses de 2017, cuando se suponía que había pasado lo peor y que la economía se recuperaría, arrojó un 9,2% de desocupados, lo que significa que más de 1.700.000 personas buscaron trabajo y no lo encontraron.
Pero en realidad esta cifra no alcanza a reflejar la gravedad y totalidad del problema. Por ejemplo, la cifra no contempla los miles que ya cansados de no conseguir trabajo dejaron de buscar. La cifra también esconde y subestima la destrucción del empleo, que según el gobierno sería de 125.000 puestos de trabajo en el primer trimestre, pero que es una cifra que esconde los cientos de miles de puestos de trabajo que se perdieron en el sector informal (trabajadores en negro) que todos coinciden que duplica a la de los empleos formales o sindicalizados que son los que se registran.
Además, la cifra es un promedio: el propio INDEC nos informa que el lugar donde más golpeó la desocupación es precisamente el Gran Buenos Aires con más del 11,8%. Pero también en las grandes ciudades como Rosario (10,3%), Córdoba (9,6%) y Mar del Plata (9,6%) se ubicaron por encima de la media y es donde más se siente. Por eso el gobierno, de cara a las elecciones, está muy preocupado, porque en realidad no puede mostrar ni un solo indicador económico positivo para los trabajadores y el pueblo, que son a los que tendría que pedirles el voto en agosto. Porque a la desocupación se suma la inflación y eso aumenta la bronca por abajo, sobre todo en las grandes ciudades que es donde más les duele que la gente se movilice y reclame.

Causas y responsabilidades

Desde el gobierno están tratando de convencernos, junto a sus medios de comunicación aliados, que todo esto se debe a la pesada herencia del kirchnerismo y que ellos están haciendo todo lo posible para revertir la angustiante situación actual.
Todas mentiras, en primer lugar porque la recesión y la caída brutal en el consumo popular y la actividad industrial toda, la principal causa de la desocupación, fueron profundizadas por las medidas tomadas por este gobierno, cuando para transferirle cientos de miles de millones de dólares al campo y a las empresas de servicios, aumentó las tasas e impuestos a niveles insostenibles para el bolsillo trabajador.
La consecuencia fue casi inmediata, los capitalistas, al ver caer sus ventas, hacen lo de siempre: suspender y despedir trabajadores, o no invertir un peso para generar nuevos puestos.

Hacer posible lo necesario

El gobierno, también como siempre, se pone del lado de los empresarios, pagando y tomando nueva deuda externa, para entrar en los mercados y así sus amigos, los grandes grupos económicos, puedan conseguir créditos internacionales a baja tasa, para ver si se les ocurre invertir. A lo sumo se atreve a pedirles que confíen e inviertan. Nada de eso le está dando resultados, ni lo dio en la historia en ningún país del mundo.
Cuando hay crisis los capitalistas se salvan ellos a como dé lugar. Por eso los trabajadores y el pueblo tenemos que hacer lo mismo.
Desde el MST en Izquierda al Frente decimos que la única manera de acabar con la desocupación y la recesión es hacer lo opuesto. Hay que luchar por imponer el reparto de horas de trabajo, con jornadas de 6 hs, sin reducción del salario. Prohibir por ley el trabajo en negro y aplicarla. Hay que elevar el salario mínimo al costo de la canasta familiar y actualizarlo según la inflación. Nosotros decimos que plata hay y de sobra, si dejamos de pagar la deuda, si se ponen impuestos progresivos a las grandes riquezas y ganancias y a los que digan que no se puede, les exigiremos que abran los Libros de sus empresas para ver sus verdaderas ganancias y si no da, que el Estado las expropie y se las dé a los trabajadores que sabrán administrarse, como decenas de empresas que funcionan así desde el 2001.
Ellos dirán que no se puede; lo mismo dijeron hace un siglo con las ocho horas y hoy las tenemos. Por eso debemos combatir el verso progre de Cristina que acumuló los problemas y la receta neoliberal de Macri que los profundizó.

Gerardo Uceda


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