El único voto útil es a Izquierda al Frente

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La coyuntura cabalga sobre una grave situación social y un equilibrio inestable de fuerzas en la lucha de clases. La estrategia de normalización y el experimento capitalista de Cambiemos tiene que atravesar el test electoral. Nuestra propuesta política hacia las PASO como parte de una perspectiva de largo aliento.

El panorama electoral que transitamos se explica teniendo en cuenta dos vectores. Por un lado, el prisma del 2001 y bancarrota del sistema tradicional de partidos. Esto no es un dato secundario. La política que comanda esta democracia devaluada y el Estado, apela a especialistas en marketing y publicistas para ganar tiempo. Las elecciones son la cada vez más limitada prórroga de una simulación endeble, inconsistente. Las PASO como recurso para forzar la participación social en los armados de listas que los partidos de siempre no pueden resolver, porque están vacíos. Son el recurso para limitar el ascenso de fuerzas emergentes, que el vacío que provocan las crisis, le dan dolores de cabeza a los que mandan. El propio andamiaje de las primeras vueltas y ballotages, son el mecanismo para forzar a que el electorado decida entre dos, finalmente entre dos. Esto es nuevo, síntoma de debilidad. Perón nunca necesitó ballotage. Alfonsín de la primera época tampoco. La experiencia acumulada en la población fuerza a los capitalistas y la muy minoritaria élite política, a diseñar formas de postergación de lo finalmente inevitable: la reactivación de la indignación positiva del pueblo como sujeto, que movilizado, los vuelva a desalojar del poder. El ejercicio de la revocatoria de mandato, de hecho. Como en diciembre de 2001.
El segundo vector de análisis, es el mandato burgués que expresa Cambiemos y las fuerzas auxiliares en el parlamento (el FPV, Massa), la burocracia y las empresas mediáticas que lo vienen sosteniendo, de modificar las condiciones de acumulación capitalista en Argentina con flexibilización laboral, más precarización, recorte del gasto del social y endeudamiento externo.
Entonces, lo definitorio va a ser, el proceso social de lucha de clases que va a determinar hasta dónde puede avanzar el programa de contrarreformas estructurales que se propone Cambiemos.

Lucha electoral, batalla cultural

Para las fuerzas revolucionarias como el MST, la intervención electoral, es parte de una combinación de recursos para contribuir a ganar fuerza social y política, potenciar la movilización y la autoorganización obrera, juvenil, popular. La estrategia es desbancar del poder al 1 % y desde ahí reorganizar todo, al servicio del 99 %. Ocupar espacios institucionales tiene un doble valor: con el respaldo de la movilización se pueden lograr reformas positivas para la vida de las personas, pero lo central es instalar con fuerza la necesidad de un cambio global en el sistema económico, en el régimen político, en la erradicación de todo opresión, ya que en el capitalismo toda reforma es inestable sino se consolida con nuevos avances y cambios duraderos.
Esta forma de comprender la lucha política, esta concepción de la realidad, es parte de una dura batalla por ganar para estas ideas a millones de trabajadores, jóvenes y mujeres. Hay un marxista greco-francés, Poulantzas, que explica muy bien como el poder capitalista trata de «unificar por arriba a los que mandan y trabaja para dispersar por la base al pueblo». La ideología burguesa de la sociedad supermercado, donde todo se compra y se vende, tiene una contracara en el posibilismo militante de los que nos achacan que nuestros planteos son utópicos, irrealizables o puro efectismo.
Lo curioso del asunto, es que de fondo, no estamos proponiendo más que una serie de simples causas básicas para establecer un piso social de derechos a una vida en condiciones de dignidad elemental:

  • Trabajo estable y sin precarización
  • Jornada de 6 hs para combatir el desempleo y garantizar tiempo libre social
  • Salario de piso equivalente al costo de vida, hoy de $ 25 mil

Este eje de nuestra política nacional, que recoge incluso derechos que están contenidos en la legislación de este sistema, requiere justificación, explicación. El daño producido en la conciencia colectiva por la burocracia sindical y los partidos tradicionales, junto con la ausencia de una alternativa de peso masivo, explica que nuestra consigna «hacer posible lo necesario», sea vista con simpatía aunque con escepticismo por sectores importantes del pueblo. Por eso, nos dirigimos especialmente al sector social que creemos con mayor energía, predisposición y necesidad objetiva de encarar este desafío: la juventud trabajadora y estudiantil capaz de una verdadera regeneración política en nuestro país.

Votar a Izquierda al Frente y militar en el MST

Ahora la lucha política transita lo electoral. A pocos días de las PASO es clave multiplicar la difusión de nuestras propuestas centrales, garantizar una fiscalización militante muy planificada y lograr hacer lo máximo por superar el piso proscriptivo. Esto es clave.
Sin embargo, lo estratégico es fortalecer un proyecto de izquierda anticapitalista, feminista y ecosocialista, unitario y no institucionalista de este régimen y que se juega a contribuir a una expresión de alternativa potente que dispute de igual a igual con los partidos de toda la vida.
El panorama de conflictividad en la lucha de clases que se viene, va a volver a predisponer a miles de activistas jóvenes a mirar a la izquierda, a comparar, a sacar conclusiones. Nuestra organización tiene que fortalecerse para estar en esa trinchera haciéndose cargo del conflicto y señalando salidas de fondo siempre, para una perspectiva socialista y de gobierno de los que nunca gobernaron.
Fortalecernos para esa tarea hoy se concentra en dar en las mejores condiciones la lucha por la mayor cantidad posible de votos entre los trabajadores, en la juventud y en el movimiento social de mujeres a nuestras listas en todo el país. El fortalecimiento electoral de nuestro proyecto lo vamos a poner al servicio de influenciar con más fuerza para empujar por unir toda la izquierda.
En este sentido, el aspecto estratégico de este debate político, es sumar nuevos militantes a la construcción de este proyecto en cada lugar de trabajo, de estudio, en cada barrio, en cada lucha social. Por eso, nosotros decimos: votar a las listas de Izquierda al Frente, sumar miles de fiscales para cuidar cada boleta de nuestro espacio y lo decisivo: militar para hacer del MST una fuerza poderosa por todos los objetivos que se plantea. Esta combinación es clave.

Mariano Rosa. Candidato a legislador – CABA


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