Centenario de la Revolución Rusa | 11ª Nota. El partido de Lenin y Trotsky

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Entre el 26 de julio y el 3 de agosto de 1917 se reunió el VI Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso. Denominado “congreso de unificación”, consagró la integración de Trotsky y varias corrientes independientes, y votó al Comité Central que dirigiría la insurrección de octubre.

Lenin y Trotsky se habían conocido en el exilio a comienzos de siglo. Ambos estuvieron en el segundo congreso del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR) en 1903. La escisión que se produjo en ese congreso entre bolcheviques y mencheviques los encontró enfrentados. Para Lenin era indispensable un modelo de partido centralizado y diciplinado. Trotsky estuvo entre los más críticos de ese modelo, considerándolo cerrado y burocrático, por lo que quedó entre los mencheviques tras la ruptura.

Distintos caminos

Sin embargo, su pertenencia a la fracción menchevique duró poco. En la cuestión más profunda sobre el carácter de la revolución en Rusia, tenía una postura más cercana a la de Lenin que a la de los mencheviques. Estos sostenían el dogma de la ortodoxia marxista del momento, que al ser Rusia un país atrasado, la revolución que vendría sería burguesa y la tendría que dirigir la burguesía, por lo cual el rol del POSDR sería apoyar al ala izquierda de la burguesía.
Lenin, al igual que Trotsky, señalaba que la burguesía rusa, económicamente dependiente del imperialismo occidental y el Estado zarista, no sería capaz de encabezar ninguna revolución y que esa tarea recaería sobre los trabajadores y campesinos. Diferían, no obstante, en cuál sería el resultado de esa revolución. Lenin seguía atado a la idea de que sólo era posible una república capitalista en la Rusia atrasada, mientras Trotsky señalaba que los trabajadores en el poder irían más allá de los límites del capitalismo. Y que podrían hacerlo en la medida que la revolución se expandiera fronteras afuera, hacia el resto de Europa.
Durante los siguientes catorce años, Lenin se dedicó a construir el partido que había defendido en 1903. La mayor parte de ese tiempo lo hizo en una lucha fraccional constante contra los mencheviques en el seno del POSDR. Trotsky, que se transformó en el dirigente más conocido de la izquierda rusa tras presidir el Soviet de Petrogrado en la revolución de 1905, participó activamente de la vida del partido, pero desde una ubicación independiente de las dos fracciones.

Acercamientos mutuos

Lenin volvió a Rusia en abril de 1917. La revolución de febrero había volteado al zar y habían surgido el Gobierno Provisional burgués y el Soviet obrero. El dirigente bolchevique llamó a quitarle todo apoyo al gobierno y exigir el traspaso del poder a los soviets para resolver las demandas de la revolución. Adoptó en los hechos la posición de Trotsky sobre el carácter de la revolución.
Trotsky llegó de su propio exilio en mayo y rápidamente vio como la organización de Lenin iba ganando el seguimiento de la mayoría de los obreros revolucionarios mientras los mencheviques ingresaban al gobierno burgués. Como diría Lenin unos meses después: “Trotsky comprendió (que era imposible la unidad con los mencheviques) y desde entonces no ha habido mejor bolchevique”.
Lenin comenzó a trabajar de inmediato hacia la integración de Trotsky y la organización inter-radios que dirigía en Petrogrado y agrupaba a decenas de cuadros experimentados y unos 4000 militantes obreros. Pero la dinámica de la revolución se interpondría. Tras los enfrentamientos de julio, entre los obreros y soldados radicalizados de Petrogrado y el gobierno provisional, éste desató una brutal represión contra los bolcheviques. Lenin se fugó a Finlandia, donde se escondió bajo un nombre falso. Trotsky y varios dirigentes bolcheviques terminaron presos. Los locales bolcheviques fueron allanados y sus periódicos prohibidos. El partido tuvo que pasar a la clandestinidad, y en estas condiciones organizó el congreso que consagraría la integración de Trotsky y la inter-radios.

El congreso de unificación

El congreso se reunió en distintos lugares de los barrios obreros de Petrogrado, para eludir la represión. En el informe que brindó Sverdlov se veía reflejado el crecimiento sostenido de los bolcheviques, a pesar de la ofensiva contra ellos. Los 134 delegados presentes representaban a 170.000 militantes, 40.000 de ellos de Petrogrado. Ademas del inter-radios, se integraron a varios otros grupos socialdemócratas que se habían mantenido independientes o venían de romper con los mencheviques, y el congreso es denominó “congreso de unificación”.
Esa unificación se dio entre dirigentes y grupos que sostenían una verdadera diversidad de opiniones y trayectorias. Vale recordarlo hoy, cuando ciertos grupos de la izquierda interponen balances sobre diferencias y matices pasados como excusas contra la unidad, que de haberse exigido balances, Lenin y Trotsky jamás se hubieran unido, y el partido que logró encabezar la primera revolución obrera jamás habría existido.
“La fuerza del partido unificado viene de la fusión total de las diferentes corrientes, al menos en tan gran medida como la diversidad de itinerarios que les han llevado, a través de una serie de años de lucha ideológica, a la lucha común en pro de la revolución proletaria. La dirección elegida en agosto es fiel reflejo de la relación de fuerzas. Lenin es elegido miembro del comité central con 133 votos sobre 134 votantes, le sigue Zinóviev con 132 y Trotsky y Kámenev con 131. De los 21 miembros 16 pertenecen a la fracción bolchevique, que incluye al letón Reizin y al polaco Dzerzhínsky. Miliutin, Ríkov, Stalin, Svérdlov, Bubnov, Muránov y Shaumián son los típicos komitetchíki que han estado tantos años encarcelados o deportados como en la clandestinidad y que sólo han pasado breves temporadas en el extranjero. Kámenev, Zinóviev, Noguín, Bujarin, Sokólnikov y Artem-Sergueiev han pasado períodos en el extranjero, compartiendo a veces con Lenin, las responsabilidades de la emigración. La mayoría de ellos ha chocado en algún momento con él: Ríkov cuando en 1905 se erigió en portavoz de los komitetchiki, Noguín y Sokólnikov, junto con Ríkov una vez más, en 1910 como conciliadores, Bujarin y Dzerzhínsky, durante la guerra en lo referente a la cuestión nacional, Muránov, Kámenev, Ríkov, Stalin y Miliutin en el período de marzo–abril. Otros han tenido más complejos itinerarios personales en la fracción o al margen de ella: Krestinsky, viejo–bolchevique, trabajó durante la guerra con los mencheviques de izquierda de Máximo Gorki, Sokólnikov, también veterano, ha sido conciliador y, posteriormente, durante la guerra, colaborador de Nashe Slovo, antes de volver a Suiza con Lenin. Kolontai, vieja militante, fue menchevique a partir de 1903, empezó a aproximarse a los bolcheviques en 1914 y se unió a ellos en 1915. Por último Trotsky, al igual que Uritsky y el miembro suplente Yoffe, los veteranos de la Pravda vienesa, nunca han sido bolcheviques. El partido bolchevique protagonista de octubre, que para el mundo entero habrá de ser ”el partido de Lenin y Trotsky”, acaba de nacer: como lo afirma Robert V. Daniels, ”la nueva dirección lo era todo salvo un grupo de disciplinados papanatas”. (Pierre Broué, El Partido Bolchevique)

Federico Moreno


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