El camino de la (des)movilización

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El martes 17 de octubre apareció un cuerpo en el río Chubut. Como luego se confirmó, era el de Santiago. Macri pidió “prudencia”. Todo el FPV acató. No así el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, que llamó a marchar el 18. El FIT, ausente. Un alerta para todo el activismo.

En ese momento, la noticia agitó al país. A sólo cinco días de la elección, el gobierno macrista mandó de apuro a varios funcionarios a Esquel. Patricia Bullrich suspendió las licencias de las fuerzas de seguridad ante la posible respuesta popular. Esa misma noche, Carrió comparó impunemente a Santiago con Walt Disney y la tuvieron que hacer callar.
Fueron momentos de tensión y crisis, que incluso replanteaban la posibilidad de renuncia de la ministra Bullrich Luro Pueyrredón. Si la gente salía a las calles masivamente, el resultado para el gobierno de Macri era más que incierto. Por eso el gobierno de Macri y todo el régimen operaron de manera coordinada para evitar toda movilización.

Gobernabilidad PRO-K

La red mediática pro-PRO enseguida empezó a difundir el mensaje desmovilizador. Funcionales a la gobernabilidad macrista, todas las usinas K se pusieron a replicar la misma directiva. Referentes políticos, como Nilda Garré y otros, circularon audios llamando a “no hacerle el juego al gobierno”, a “evitar infiltraciones” y a centrar todos los cañones en la elección del domingo 22. Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, repitió una y otra vez la inconveniencia de hacer una nueva marcha…
Esta “bajada de línea” tan funcional a Macri generó dudas y bronca en algunos sectores de la militancia kirchnerista que, ante la aparición del cuerpo, estaban dispuestos a volver a salir a las calles. Pero el resultado concreto fue debilitar la necesaria respuesta popular.

El FIT capituló

Que Unidad Ciudadana y la dirigencia K hayan acatado la orden de Macri no nos extraña: son parte del régimen democrático-burgués. El problema mayor es la actitud del Frente de Izquierda, que en pocas horas “se borró” de la convocatoria unitaria del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia a movilizar a la Plaza de Mayo el miércoles 18, acordada el día previo.
Primero el PTS, luego el PO y más tarde Izquierda Socialista, reculando del correcto llamado unitario del EMVJ, los tres partidos integrantes del FIT salieron a desmovilizar. Myriam Bregman, Nicolás del Caño y Néstor Pitrola declararon que no convocaban. Y como todos los candidatos de la burguesía, levantaron sus cierres de campaña.
No había ningún argumento válido para semejante boicot. Si es por la “infiltración” a las marchas, el riesgo existe siempre. Si es porque “la familia de Santiago no convoca”, tampoco lo hizo el 19, 20 y 21, cuando todo el EMVJ sí movilizó. Incluso en esos casos, los candidatos del FIT sólo aparecieron el último día. ¿O acaso temían perder votos si se los veía en marchas confrontativas?
Lo única verdad es la realidad
Lo único distinto del 18 a anteriores convocatorias conjuntas fue la cercanía de la elección y la campaña desmovilizadora. En suma, el FIT cayó en el más puro electoralismo y se adaptó al régimen político que monitorea el PRO con apoyo del FPV.
Hacemos esta crítica sobre la base de que, al revés del FIT, desde el MST nos movilizamos con fuerza a la Plaza de Mayo el 18 junto a la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD), el Nuevo MAS y otros sectores del EMVJ, como lo volvimos a hacer el jueves 19 a la ronda de las Madres, el 20 a la noche y también el sábado 21. Y por supuesto no levantamos ningún cierre de campaña: los transformamos en actos y acciones por Santiago.

Sacar conclusiones

Invitamos a todo el activismo a reflexionar sobre la equivocada actitud del FIT. Es que las conducciones de izquierda y revolucionarias se ponen realmente a prueba no en los procesos electorales, sino en los momentos de crisis, tensiones políticas y enfrentamiento al gobierno de turno y a las presiones del democratismo burgués.
Situaciones así ya las vivimos el 19 de diciembre de 2001, cuando De la Rúa decretó el estado de sitio y muchos sectores políticos y sindicales se negaban a movilizar con diversas excusas. Fue justamente al revés: el 20, en las calles, lo echamos de la Rosada. Y lo mismo cuando la masacre del Puente Pueyrredón: fue la movilización popular la que derrotó las versiones y maniobras del duhaldismo y la gran prensa. Y lo mismo con Julio López y tantas otras veces. Para el MST, ahora y siempre, el único camino de la victoria es la movilización.

Pablo Vasco
CADHU-MST


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