Cataluña sigue sin gobierno y con el 155. La República pendiente

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El proceso se encuentra en una encrucijada. Las respuestas de JxCat y ERC a los ataques del Estado español no están a la altura de las circunstancias.

El martes 30 el Parlament debía realizar la investidura de Carles Puigdemont como President, pero la sesión fue aplazada por Roger Torrent, máxima autoridad de la Mesa parlamentaria. Al mismo tiempo afirmó que Puigdemont seguía siendo el único candidato.
Torrent entiende que, al haber aplazado y no suspendido el pleno, no comenzó la cuenta regresiva de dos meses para formar gobierno. Los españolistas en la oposición opinan exactamente lo contrario y plantean que como ningún candidato fue elegido empezó a correr la cuenta atrás para la convocatoria a nuevas elecciones.
Mariano Rajoy, Inés Arrimadas y todos los defensores del Estado Español aplaudieron la medida. También pasaron a la ofensiva, exigieron que se retire la postulación de Puigdemont y amenazaron a Torrent con mantener la intervención con la aplicación del autoritario artículo 155 si no cambia de candidato. Están envalentonados, por eso el ministro de Justicia, Rafael Catalá afirmó: “Nuestra Constitución y nuestra democracia han funcionado. Se ha vuelto a la normalidad”.

Diferencias

Las disputas entre JxCat y ERC afloraron en toda su magnitud. Torrent dijo que no le pudo avisar a Puigdemont de su decisión “por problemas en las comunicaciones”. Joan Tardà, portavoz de ERC en el Congreso, expresó: “Si hace falta, tendremos que sacrificar a Puigdemont”.
Como si todo esto fuera poco, se hicieron públicos varios mensajes de WhatsApp de Puigdemont manifestando que lo habían entregado y que todo se había terminado.
A partir de estos hechos crujió el bloque independentista, la disputa se hizo más notoria que nunca y se acrecentó la incertidumbre en la población sobre el futuro político de Cataluña.
En los últimos días retomaron el diálogo, pero nada está claro, ni jurídica ni políticamente. Ya se barajó una investidura delegada, una telemática, una presidencia simbólica en el exilio y otra efectiva y el cambio de candidato. En estos momentos también evalúan la posibilidad de cambiar la Ley 13/2008 para crear un doble gobierno, el Consell de la República en Bélgica y el Govern de la Generalitat en Catalunya. La CUP está decidiendo qué posición tomar avisando que liga los acuerdos de la investidura a desobedecer al Tribunal Constitucional. A ciencia cierta, nadie sabe cómo se resolverá el problema del gobierno.

Abajo el 155, libertad a los presos políticos

Es una situación grave que no haya gobierno, algo de lo que centralmente hay que responsabilizar a Rajoy y a la aplicación del 155, con Soraya Sáenz de Santamaría como su interventora.
Es necesario seguir movilizados por la libertad de los presos políticos, contra las persecuciones a los luchadores sindicales y sociales, y las causas judiciales a independentistas libres, presos y en el exilio. Que la interventora se vuelva a su casa.
Es una vergüenza que los gobiernos europeos le den la espalda a esta situación de ataque a las libertades democráticas y hayan cerrado filas con Rajoy, para proteger a la Unión Europea del “mal ejemplo” de un pueblo movilizado por la República.

Con la autodeterminación del pueblo catalán

Esta realidad no debe esconder las insalvables limitaciones que le imponen al “procés” los dirigentes mayoritarios. Por abajo no se prepara ni política, ni organizativamente a los que luchan y exigen pasos reales para concretar la República Catalana. Lejos de la declaración de la independencia, de una u otra forma siguen pidiendo permiso al Estado español y a sus decadentes y antidemocráticas instituciones, que están decididas a liquidar la autodeterminación de los catalanes y darle la espalda a las decisiones populares expresadas el
1ºO y el 21D.
No se avanza en poner en marcha el proceso constituyente, ni en iniciar el debate sobre qué República hay que poner de pie, ni en plantear las medidas indispensables para resolver los problemas de empleo, salario, salud, vivienda, ajuste y precariedad laboral de los trabajadores. Derechos democráticos y República no se pueden contraponer a derechos sociales, deben formar parte de un único pliego de reivindicaciones consecuentemente anticapitalistas.
En este marco los CDR son un gran ejemplo porque debaten, se organizan, se movilizan, son independientes, plantean propuestas de fondo y muy progresivas.
Hoy se está jugando la posibilidad de conformar un gobierno independentista. Pero también se está jugando la posibilidad que el valiente proceso catalán no se detenga en los márgenes de la revolución democrática y avance hacia posiciones socialistas. Para pelear por esta salida es necesario construir una nueva alternativa política de izquierda, revolucionaria y socialista.

Desde Barcelona: Manel Pere Lecha, Portal Anticapitalista

 

 


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