Aborto: con lucha en la calle, tendremos la ley

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Pasan las semanas y la lucha por la legalización del aborto es la prioridad uno del movimiento de mujeres. El tema genera polarización y los grises empiezan a diluirse. Hablar de “despenalizar” es tramposo. Para vencer es preciso fortalecer la movilización popular.

El movimiento de mujeres viene ganando las calles el 8 de Marzo, en los pañuelazos verdes y todos los martes frente al Congreso, mientras las comisiones debaten el proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. En todas las iniciativas de movilización tenemos protagonismo las compañeras jóvenes, combativas, con convicción feminista y anticlerical.
La Iglesia Católica, alerta frente a semejante demostración de fuerza, salió a la contraofensiva con el dinosaurio monseñor Aguer a la cabeza. Sumó desde algunos sectores evangélicos hasta el partido neonazi Bandera Vecinal y así el 25 de marzo, al que Carlos Menem declaró como día del supuesto “niño por nacer”, hicieron una movilización en Buenos Aires desde Plaza Italia hasta la Facultad de Derecho.
La composición y concurrencia de esta acción mostró la debilidad relativa de la postura pro abortos clandestinos, que se cobran la vida de unas 150 mujeres pobres cada año. En su gran mayoría a esa marcha fue gente mayor y de alta clase media, con mucha doble moral, cuyas hijas y nietas pueden abortar en clínicas privadas pagando altos precios pero no con su vida. Mucho alumnado también fue presionado a ir, de colegios católicos, financiados por el Estado.
La nota de color se la llevó el bizarro y enorme feto de plástico, que generó fuerte bronca y repudio que se hicieron sentir en las redes sociales. Se visibilizó así el desprecio de estos sectores retrógrados hacia la vida de las mujeres y demás cuerpos gestantes. Y el colmo fue el titular de la Fundación Pro-vida, Roberto Castellano, que sin ponerse colorado afirmó que “el aborto es más grave que la pedofilia”…

Ni doble moral ni doble discurso

Tal como lo venimos denunciando, el discurso del PRO, el PJ y Sergio Massa de dar “libertad de acción” a los diputados y senadores sólo sirve para disimular las posiciones reaccionarias de dichos bloques parlamentarios frente al tratamiento del proyecto de ley del aborto. No va más ese doble discurso hipócrita: toda legisladora y todo legislador deben reconocer nuestro derecho elemental a decidir, votando por el Sí.
Por otra parte, el ridículo y cínico poema de un fetito a “su mamá” escrito por el ex ministro de Educación y actual diputado Esteban Bullrich explica no sólo por qué durante su mandato nos negó la aplicación de la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral, sino además la postura clerical de otros integrantes del bloque macrista.
La presión por parte de la Iglesia Católica y otros sectores del poder sigue, y por eso el gobierno permitió la postergación del debate en el Congreso. Ya antes Elisa Carrió había planteado que se pospusiera hasta después de Semana Santa, como sucedió. Con la excusa del fin de semana largo, cumplieron su cometido.
Es importante pues recordar que estas presiones opuestas a nuestros derechos se seguirán ejerciendo e incrementando a medida que avance el debate. Por esa razón tendremos que redoblar la única garantía para conquistar el aborto legal: nuestra organización y nuestra movilización en las calles.

¿Piden “pro-vida”? Sale pañuelazo

El tratamiento del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo fue una conquista del movimiento de mujeres organizado y en lucha. Todas gritamos en las calles del país que le exigimos al Estado que nos garantice el derecho al aborto legal, seguro y gratuito en el hospital.
Las compañeras de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto que se dedican al “cabildeo”, es decir a recorrer despachos en el Congreso, empiezan a sentir las presiones para resignar aspectos del proyecto. De alguna manera esto es esperable, pero hay que ponerle freno. Porque tenemos todas las condiciones como para ganar esta pelea.
Entre otras acciones, un grupo de importantes actrices filmó y viralizó un video de apoyo al proyecto de ley de la Campaña. En San Miguel y otras localidades bonaerenses y del interior se llevan adelante pañuelazos, que debemos extender y multiplicar. Otro ejemplo muy bueno lo dieron las alumnas y alumnos del Instituto Padre Márquez, un secundario católico de Ranelagh, en Berazategui. Las autoridades les incitaron a sumarse a la campaña anti-aborto pegando carteles que decían “vale toda vida”, pero en respuesta… ¡se aparecieron todxs en el colegio con los pañuelos verdes!
Desde Juntas y a la Izquierda y el MST te invitamos a organizarte con nosotrxs para seguir llevando adelante esta campaña hasta lograr la victoria que nos merecemos y conquistar el aborto legal.

Celeste Fierro

Apostasía colectiva: ¡en mi nombre no!

Un twittazo en viernes santo llamó a organizar apostasías colectivas. En nuestro país estas acciones se vienen realizando desde el 2009. La indignación que provocan los privilegios que la Iglesia Católica recibe del Estado se renovó en estos días ante los detalles sobre su financiamiento, que Marcos Peña informó en el Congreso Macional.
“¡En mi nombre no!” es la expresión que hacemos propia cuando hablamos de acciones de apostasía colectiva en el país. Pese a su brevedad, la frase lo explica con contundencia. La renuncia al bautismo que implica la apostasía es un acto político, de posicionamiento, que expresa el rechazo a una institución retrógrada, que encubre obispos y curas abusadores y pedófilos, se opone a los derechos de las mujeres y la disidencia, y atenta contra los derechos humanos.
Quienes luchamos por un Estado laico entendemos que no puede existir ninguna relación económica ni de privilegio, entre el Estado y religión alguna. Si bien el número de personas bautizadas no determina el financiamiento estatal a la Iglesia, sí le permite a ésta mantener su injerencia sobre la vida pública y hablar “en nombre de todos los fieles”.
El bautismo, que es una acción religiosa compulsiva, adhiere nuestro nombre y datos a una institución milenaria que utiliza esa cantidad de gente registrada para ejercer, en su nombre, una presión ideológica y política sobre el Estado y las instituciones. Por eso convocamos a “desbautizarnos”.
Cada vez somos más quienes tomamos la decisión de apostatar, es decir desafiliarnos de la Iglesia Católica Apostólica Romana. Realizar la apostasía de manera colectiva es un acto político para visibilizar de manera conjunta el rechazo a esa institución y la exigencia de un Estado laico. Es una acción de protesta también hacia el Estado, que destina más de 40.000 millones de pesos por año a financiar el poder político de la Iglesia y sus colegios.

Feministas anticapitalistas y anticlericales

Desde el MST, Juntas y a la Izquierda y Libre Diversidad acompañaremos las acciones de apostasía colectiva que se van a desarrollar en todo el país. Como feministas anticapitalistas y anticlericales luchamos contra el entramado que representan el capitalismo y el patriarcado, entendiendo a la Iglesia como una de las instituciones más activas en la reproducción de este sistema que nos oprime y explota.
Cada vez que nos organizamos y salimos a las calles a exigir nuestros derechos allí está la cúpula de la Iglesia para oponerse a ellos. Desde hace siglos interfiere en las decisiones en los cuerpos de las mujeres y cuerpos feminizados. Con falsos discursos “pro-vida”, niegan el derecho a la Educación Sexual Integral, a los anticonceptivos, a la salud sexual reproductiva y no reproductiva, y al aborto legal.
El Papa atacó la ley de matrimonio igualitario y rechaza de plano la perspectiva de género. De ese modo, obispos y curas patologizan y propician odio hacia las identidades disidentes. Por todo esto luchamos a diario por un Estado laico, que priorice nuestros derechos por sobre las creencias religiosas, y construimos un partido anticapitalista, feminista y anticlerical que como parte de su programa revolucionario pelee por la separación de la Iglesia y el Estado.

Nadia Burgos


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