Intervención del PJ. Decadencia política

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La intervención del PJ expresa la crisis de un partido que ya no enamora ni logra canalizar el descontento creciente de miles con el gobierno macrista. La salida es por izquierda y en unidad.

Lo dispuso Servini de Cubría, jueza federal nombrada por el menemismo en los ’90, el pasado 10 de abril. ¿El motivo? Normalizar y democratizar al partido que se encuentra, según sus propias palabras, ante un “vaciamiento” y un uso oportunista con fines electorales por parte de algunos sectores.
El interventor “democrático” designado es nada menos que el burócrata sindical Luis Barrionuevo. Desde su asunción, recibió el apoyo de Duhalde y adelantó que buscará el respaldo de Pichetto, Massa y otros dirigentes de la misma calaña. Más allá de algunos gritos frente a las cámaras, Gioja cedió el sillón presidencial sin mucha resistencia. Como dijo el jefe de bloque del PJ bonaerense, Gustavo Menéndez: “Vamos a acatar siempre, como lo ha hecho el peronismo con cada fallo de la Justicia”.
Aprovechando la crisis de un PJ que viene de perder apoyo en las urnas y que cada vez ve más lejano el “vamos a volver”, Servini actúa como mediadora entre dos facciones que son más de lo mismo. Aparentemente, ahora el Poder Judicial tiene entre sus funciones incidir en las internas partidarias. Lo último, como noticia reciente: la misma Servini hizo lugar a la apelación del sector desplazado. Todo tiene ribetes de comedia.

“El Justicialismo no es un hombre, es una doctrina”

Que el PJ es antidemocrático no es una sorpresa para nadie. Aunque la jueza Servini lo utilice como argumento, la realidad es que, desde su fundación, este partido opera con métodos verticalistas y autoritarios.
Primero fue Perón, con la elaboración de su “doctrina”, que poco tenía que ver con un programa político acabado y mucho con dejar librado a su criterio el poder para señalar quién entraba en la plaza y quién no. Fue el PJ de la Triple A, que inició la persecución, tortura y asesinato de cientos de compañerxs como precuela de la última dictadura genocida. El mismo PJ de Menem y las privatizaciones. También fue la dirigencia del PJ quien impuso en 2015 un candidato como Scioli, hijo político de los ‘90 y amigo de los milicos, contra la voluntad de muchxs que honestamente acompañaban ese proyecto. ¿Y ahora? Un bloque que usó su mayoría en el Senado… ¡para votarle los presupuestos de ajuste a Macri y garantizar la gobernabilidad!
Pero nada de esto va a cambiar con una intervención autoritaria. Mucho menos de la mano del burócrata Barrionuevo, atestado de causas por corrupción. Y tristemente célebre por la quema de urnas en Catamarca en el año 2003. El PJ no es democrático con Barrionuevo, ni lo era con Gioja. La intervención lo pone en ridículo. Sólo logra exponer sus peleas faccionales y dejar en evidencia que no sirve como herramienta para enfrentar el ajuste macrista. Nada más alejado del movimiento de mujeres, con sus pañuelazos y asambleas en todo el país, lxs trabajadorxs y la juventud, que debatimos y exigimos ser consultadxs a través de mecanismos de democracia real, no sólo cada dos o cuatro años en época electoral.

Crónica de un fracaso anunciado

La debacle electoral del 2017 profundizó la crisis en el PJ. Con CFK perdiendo en el principal distrito del país a manos de nada menos que el impresentable de Bullrich, famoso por su poema del feto e incapaz de opinar en un debate político. Desde entonces, la “reunificación del PJ” se convirtió en un rumor a voces y se cristalizaron dos facciones.
Por una parte, el 06/04 tuvo lugar la cumbre “anti K” convocada por Pichetto. Faltaron los gobernadores, quienes optaron por no aparecer abiertamente como el peronismo amigable con un Macri que viene cayendo en las encuestas. Un fracaso total. Por otro lado, el “Encuentro por la Unidad” de los sectores K el 9 de abril, encabezado por Rossi, que propuso una gran interna del PJ para dirimir candidaturas en 2019. Al día siguiente, la intervención. Otro fracaso.
Fracasan porque no proponen una alternativa. Porque defienden a los mismos. Saben que, si vuelven en 2019, su único camino es ajustar. Son, de hecho, hoy los propios gobernadores del PJ, como Alicia Kirchner, Schiaretti o Insfran, los que aplican en sus provincias planes de ajuste como los de Cambiemos. Por eso no enamoran a nadie. Y si todavía pueden reciclarse, no es por fortaleza propia, sino por la ausencia de una alternativa masiva, amplia y con unidad desde la izquierda.

¿Combatiendo al capital?

Lejos quedaron la soberanía política, la independencia económica y la justicia social, banderas del peronismo “del primer Perón”. Hoy el programa del PJ, si es que tal cosa existe, se parece cada vez más a una oferta al mejor postor. Fue la propia CFK la que se declaró “pagadora serial” de la deuda y afirmó que durante su gobierno los empresarios “la levantaron en pala”.
Más allá del discurso, son los hechos los que pintan a los gobiernos:

Se profundizó el modelo de economía primaria y se consolidó el saqueo extractivista, siendo el propio Gioja un exponente del vínculo entre gobierno y megamineras.
Se pagó religiosamente la deuda externa, sin investigarla ni auditarla.
Se cajoneó la ley de aborto y se sostuvieron los subsidios millonarios a la Iglesia Católica.

Al no provocar cambios de fondo en la estructura económica y social del país, generó las condiciones para el triunfo de Macri. Y los que antes se enriquecieron hoy nos gobiernan. Las consecuencias, las conocemos todxs.

Romper con el posibilismo

Cada vez somos más lxs que nos movilizamos para enfrentar las medidas de ajuste de este gobierno para pocos. Con diversas banderas políticas o de forma independiente, miles tomamos las calles y nos unimos en las peleas cotidianas. Es hoy la confluencia en las luchas con la más amplia unidad la única garantía que tenemos lxs de abajo de ganarles a los que intentan arrebatarnos el futuro. No esperar a las elecciones en 2019.
Y más que nunca, resulta imprescindible trasladar esta unidad que existe de hecho en las calles, y que cada vez cobra más fuerza, al plano político y electoral. No confiamos en un frente anti-Macri con los mismos que le vienen garantizando la gobernabilidad. No nos conformamos con el “hasta acá se puede”. Las viejas estructuras partidarias están en crisis, porque son parte del problema. La salida es por izquierda y el desafío es unirla con perspectiva anticapitalista. Una izquierda que se juegue a gobernar y que no tenga miedo a trabajar con diferencias para construir una alternativa visible para millones.
Sabemos que hay compañerxs que honestamente apoyaron al kirchnerismo y que hoy están decepcionadxs. Llegó la hora de construir algo nuevo. Lamentablemente, el FIT, por su sectarismo, viene siendo una traba para esta necesaria unidad. Por eso, te invitamos a sumarte al MST y a seguir construyendo Izquierda al Frente. Vení con nosotrxs para fortalecer el proyecto político que hoy viene peleando por la unidad dentro de la izquierda de nuestro país. El primer paso es animarse.

María Rapalo

 


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