100 años de la Reforma Universitaria. Por otro 18

Spread the love

Se está cumpliendo un siglo de la Reforma de 1918. Como cada fecha de rebelión social, la burguesía interviene para intentar domesticar sentidos y lecciones políticas. Privatistas usurpadores de la universidad y burocracia estudiantil, inseparables. El quietismo del FIT en el movimiento estudiantil. Otro rumbo necesario, urgente.

Publicó La Nación el 16 de junio de 1918:” La asamblea universitaria convocada para elegir rector fue interrumpida cuando se pronunciaba el triunfo en favor del Dr. Antonio Nores por los estudiantes, que produjeron un escándalo indescriptible”. Así registró el vocero de la fracción latifundista de la burguesía el inicio de la rebelión estudiantil. El movimiento ascendente de la juventud del 18 se proyectó a escala continental: Chile, Colombia, Cuba, México, Perú y Uruguay. Todos los países en cuestión fueron escenario de movilizaciones estudiantiles con eje en combatir el elitismo clasista de la universidad latinoamericana, refugio de lo más retrógrado de la superestructura política. El ascenso estudiantil tiene un marco que es la movilización social y política provocada por la crisis capitalista de la 1° Guerra y el impacto de la Revolución Rusa de 1917. La lucha democratizadora profunda impugnaba un cuadro de situación con datos tales como que la clase dominante formaba sus jueces, abogados, médicos, economistas, periodistas y parlamentarios en las aulas de apenas cinco universidades públicas. Nada más que 18.000 estudiantes, en un país de casi 10 millones de habitantes, cursaban en las aulas de las universidades nacionales de Buenos Aires, Córdoba y La Plata, y las por entonces provinciales de Tucumán y Litoral. Un país de sometimiento educativo elitizado y oligárquico. La rebelión estudiantil impone autonomía, co-gobierno y libertad de cátedra. A 100 años, se reeditan desafíos de aquel programa y nuevas ofensivas. El capital tiene un propósito desde hace mucho: recuperar el control total de la universidad. La lucha estudiantil, a pesar de camarillas y burocracias, se lo sigue impidiendo.

Usurpadores: reformistas de la meritocracia y el privatismo

El plan de normalización capitalista que la burguesía delegó en el macrismo está limitado por las relaciones de fuerza en la lucha de clases. Sin embargo, la hoja de ruta de esa orientación es categórica:

Proliferación de carreras “flexibles” de contenidos devaluados en la formación de grado. Así se procura desplazar contenidos a los pos-grados arancelados (fomentando un descomunal negocio privado) y achicar presupuesto público.
Se fomenta así un tipo de calificación profesional degradada para un mercado laboral de precarización juvenil.
Se habilita el reforzamiento de lo “público-privado” en la universidad a través del Sistema de Reconocimiento Académico que valida un mercado uniforme de carreras chatarra por línea del FMI, el Banco Mundial y la OCDE.
Recientemente la Resolución 1254 del ministro Finocchiaro y los rectores -que implica la devaluación masiva de los títulos de carreras como Ingeniería Civil, Arquitectura, Psicología, Agronomía, Farmacia y Biología y la desregulación del mercado profesional, sintoniza con la reforma laboral y limita las competencias.
Esta plataforma anti-popular, capitalista, orienta la agenda del privatismo continental. La semana del 11 de junio en Córdoba, los rectores de las universidades privadas y públicas del continente se reúnen en esa ciudad para sesionar en la llamada “Conferencia Regional de Educación Superior”. Es la usurpación burguesa de una revolución estudiantil. Lo rechazamos y convocamos a movilizar en todo el país en repudio.

Rutinarismo de aparato y testimonialismo político

Para confrontar la ofensiva capitalista y oponer un movimiento estudiantil activo, la izquierda que ocupa posiciones al frente de Centros de Estudiantes y la FUBA, debería impulsar una lucha seria. Por el contrario, otra vez el FIT a través de sus agrupaciones plantea medidas de efecto mediático, autopostulación de aparato y mero testimonialismo de compromiso, para cumplir con “la efeméride” de lucha. Ni asambleas reales en CBC y facultades, ni frente único con todas las organizaciones de lucha, ni un plan de acción con medidas de fuerza efectivas. Nada. Un “partido de fútbol” hace 15 días; una concentración convocada por redes sociales de un día para el otro y una marcha a Córdoba, sin preparación, sin instalación e impulso por la base del movimiento estudiantil. En Chile dicen de lo que no tiene gusto a nada, a lo intrascendente que es “ni chicha ni limonada”. Bueno, así la orientación formal del FIT en la FUBA. Pero no solamente eso: también orientan el gremio docente de AGD-UBA y el resultado es parecido. Las acciones de reducido aparato no sustituyen la vitalidad de la intervención estudiantil que tampoco es espontánea, hay que militarla, activar, fomentarla con el propósito de que se desarrolle. Si no, no pasa nada. Como ahora. Por lo tanto, a 100 años de la Reforma, la izquierda del FIT en el movimiento estudiantil, contribuye a una lamentable intrascendencia de las corrientes de lucha. Nuestra corriente propuso asambleas militadas con fuerza por todas las agrupaciones, plan de lucha escalonada inter-claustros y un Congreso Extraordinario de la FUBA para activar por la base. El FIT, nada.

Regenerar el movimiento estudiantil y construir alternativa

Es una ley básica de la lucha anticapitalista que toda reforma positiva en el marco de este sistema sobrevive en riesgo sino hay cambios de fondo, ruptura sistémica. La autonomía, el co-gobierno, la libertad de cátedra, están cuestionados. El capital agrede consecuente las conquistas del movimiento estudiantil y se propone reconvertir la universidad en recurso de formación de fuerza de trabajo precaria, de baja calificación. Así, ahorra presupuesto y garantiza el ajuste –que ahora comanda el FMI- y en paralelo habilita nichos de mercantilización para el capital amigo. Es indudable que no hay transformación educativa separada de la lucha por una transformación integral de la sociedad. El presupuesto que requiere la universidad masiva, científica, que garantice pluralidad ideológica y permanencia, salarios necesarios para toda la docencia, supone comprometer recursos expropiando la especulación, no pagando deuda, cargando impuestos sobre la élite burguesa. Democratizar con elección directa de autoridades, revocabilidad y co-gobierno con mayoría estudiantil, plantea desmantelar camarillas imbricadas con las corporaciones que intervienen en la universidad y las castas políticas en declive, pero que siguen gobernando el país. Para todo es decisivo recrear un movimiento estudiantil de relevo, movilizado, capaz de unir sus luchas y causas a las de la clase obrera y todo el pueblo, por un gobierno de unidad de izquierda, antiimperialista y de los sectores populares.
Todo eso coloca una exigencia: construir una fracción organizada, una corriente política socialista, de izquierda, feminista y de lucha, que tenga esos propósitos en la universidad y en el país. La Juventud Socialista del MST se está fortaleciendo para esa estrategia, inseparable de la lucha por la transformación social de base.

Mariano Rosa

 


Publicado

en

por

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *