Matices, tonos e intensidades. Debates en la marea verde

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El 13 y 14 de junio la marea verde rodeó el Congreso con una vigilia que nos congregó a miles y miles que exigimos el aborto legal. También hubo acciones de lucha en el interior. Nosotrxs fuimos protagonistas de esa jornada histórica, como así también de todo el proceso de debate e inclusive antes, ya que desde hace años integramos la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. La razón es simple: para lograr conquistas hace falta la más amplia unidad de acción, en este caso del movimiento feminista, disidente y democrático en general. Pero más allá del verde que nos une a todxs, en esa marea hay distintos matices, tonos e intensidades. La primera diferencia es que no todas las organizaciones son parte de la Campaña, ni debaten en unidad qué medidas son necesarias. Por eso muchas veces se debilitan acciones o se contraponen a otras. Nosotrxs hicimos una definición: la clave es la movilización permanente, no abandonar la calle y los pañuelazos. En cambio el PO-Plenario de Trabajadoras, que no participa de esa coordinación, y el PTS-Pan y Rosas, que entró hace muy poco, fueron abandonando los “martes verdes” ante el Congreso y casi no participaron de ningún pañuelazo zonal. De hecho, el FIT hizo más parlamentarismo que movilización en las calles. Y aun así allí tampoco fue capaz de jugar un rol decisivo, por ejemplo presentando como dictamen el texto de la Campaña, sin ninguna limitación, aunque después votaran el texto de consenso para sumar votos. Ya antes el PO-PDT había impulsado un equivocado y bochornoso plebiscito en escuelas y facultades, junto a Mala Junta-Patria Grande, en una adaptación oportunista al proponer lo mismo que pretendía el PRO: plebiscitar nuestros derechos. Y en la propia vigilia del 13 y 14 en Congreso el PTS-Pan y Rosas directamente se retiró en su totalidad por la noche y apenas dejó un par de militantes cuidando sus banderas colgadas. Poca sintonía con su referente Myriam Bregman, que dijo que “el FIT es el único que tiene el derecho al aborto en su plataforma”. Primero, es falso. Segundo, al minimizar la ola feminista mundial no pusieron el cuerpo en la calle, que es donde realmente damos esta pelea. Al interior de la Campaña existen otras diferencias. Algunas organizaciones también le han sacado el cuerpo a esta pelea. Por caso, a fuerzas políticas importantes como el kirchnerismo no se la vio con una presencia a la altura de las circunstancias en ninguno de los pañuelazos, ni en los martes verdes ni en la vigilia masiva. Otras fueron tibias a la hora de ganar las calles, por caer en cierto facilismo, por el supuesto de “la ley posible” o por las contradicciones que les generan sus vínculos con la Iglesia Católica. Sobredimensionan los roces del Papa con el gobierno de Mauricio Macri y en nombre de enfrentar al segundo terminan capitulándole al primero. Pero la relación Iglesia-Estado trasciende a tal o cual gobierno, a tal o cual coyuntura política, porque se basa en sólidos acuerdos estructurales en beneficio mutuo: los millonarios subsidios del Estado a la Iglesia y el rol de ésta como bombero de las luchas populares, en defensa de la “paz social” y la “gobernabilidad” del sistema capitalista. La media sanción de la ley de aborto en Diputados es un triunfo categórico que nos fortalece para la pelea por el Senado y, al mismo tiempo, tonifica las luchas sociales en general. Desde Juntas y a la Izquierda, Libre Diversidad y el MST nos comprometemos a seguir trabajando con la misma fuerza, con la misma intensidad y coherencia, fortaleciendo cada movilización y cada pañuelazo tal como lo venimos haciendo hasta ahora. En el marco de una misma marea verde, ante toda la vanguardia feminista y disidente, estos debates tienen el objetivo de clarificar quién es quién y cómo actúa.

Andrea Lanzette

 


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