Secundaries – ESI: bandera de la lucha feminista y disidente

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La ESI, su implementación y actualización se instala con fuerza en las escuelas secundarias, a la par del aborto legal y la separación de la iglesia del estado. Todas demandas que surgen, se masifican y cobran posibilidades de triunfar al calor de la nueva ola feminista mundial. ¿Qué impide su aplicación? ¿qué actualizaciones requiere? ¿quiénes deben diseñarla? ¿cómo se financia? Algunas líneas desde una perspectiva feminista, socialista y disidente.

Hace 12 años se sancionó la ley 26.150, que creó el programa de Educación Sexual Integral para las escuelas de gestión estatal y privada que hoy sigue siendo una tarea pendiente del Estado. Encuestas recientes indican que el 80% de les estudiantes no tiene ESI de manera habitual, y cuando se aplica, es aún con limitaciones de contenido. Hay varios factores que impiden su real aplicación. Las escuelas dependen de los gobiernos provinciales (Ley federal de Educación), tienen normativas y diseños curriculares diferentes, con escasa articulación nacional. Muchos gobernadores desconocen o rechazan la Ley 26.150, por sostener históricamente la educación religiosa, como en Salta, donde la lucha logró frenarlos.
El Ministerio de Educación (del 2006 a hoy), se limitó a establecer los lineamientos curriculares y a editar los cuadernos específicos para cada nivel -inicial, primario y secundario- pero no facilitó su implementación y destina al día de hoy $ 7,10 anual de presupuesto por estudiante. Hoy la ESI es un programa que sin consolidarse, está siendo desmontado por el gobierno macrista. Lo que les docentes por convicción propia podían llegar a garantizar se ve afectado por un sueldo cada vez mas lejos de la canasta básica y una formación docente cuestionada por el proyecto de la UNICABA.

ESI desde abajo: actualizaciones de contenido

La lucha del movimiento de mujeres y las disidencias, hicieron visibles modos de subordinación y padecimiento vinculados con la condición de los géneros en el mundo. Nuestras luchas en Argentina, primero por el #NiUnaMenos, abrieron el debate también en el terreno educativo con el reclamo de Educación Sexual Integral, que cobró un nuevo impulso tras la enorme movilización por la legalización del aborto y que se combina con la exigencia de Estado laico. Tras este grito, los propios enemigos de la ESI la reclaman, pero con un contenido muy diferente al del impulso original: creen que la sexualidad es algo peligroso, que nuestras decisiones deben ser “prevenidas” y que la educación cumple un rol moralizador o higienista, contrapuesto al derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos. De la vereda contraria, nos encontramos los movimientos por derechos de género y sobre todo, la lucha de les estudiantes secundaries por una genuina Educación Sexual Integral. La presión social empujó al gobierno nacional (que había paralizado el programa), a reeditar los cuadernos. Sin embargo, es una política equívoca por varios motivos:

Esos cuadernos fueron elaborados en el 2006. En la última década, la conciencia social sobre el tema pegó un salto cualitativo al calor de la nueva ola feminista. Las necesidades, los conceptos, los problemas, etc. son completamente diferentes. Ni que hablar que estando a punto de ganarse la ley de aborto, ese contenido debería estar incluido en el nuevo material. Pero, además, hubo avances cualitativos en le debate sobre las disidencias de género, que están invisibilizadas en los lineamientos curriculares-ESI, que solo hablan del “respeto” a la diversidad.
Esta situación encubre no sólo el problema de que los cuerpos siguen siendo invisibilizados en la educación, sino que, además, no se problematiza el hecho de que la escuela (heredera de la disciplinariedad moderna) participa de un conjunto de procesos informales -ocultos- que performan la sexualidad, o sea, que la construyen y la significan. La institución escolar, con sus premios y castigos, con sus puniciones, sus silencios, sus áreas de invisibilidad, sus expectativas de logro individual, su intento de homogeneización de los estudiantes, reduce la sexualidad a la genitalidad –la única aproximación explícita es la temática de la “reproducción de la vida humana”, por lo general a cargo del/a docente de Biología- y la recluye en el terreno de lo íntimo, cuando en verdad se trata de una cuestión pública, social y colectiva. Tampoco los contenidos actuales orientan a que la escuela asuma una perspectiva de género transversal en todas las áreas de todos los niveles educativos.
Los contenidos diseñados son insuficientes, no responden a las necesidades planteadas por docentes y estudiantes acerca de cómo educar en el marco de una verdadera perspectiva de género y disidencia, que asuma como rol central el ejercicio de libertades y derechos y ponga el acento en el cuidado, placer y valorización del cuerpo vivido, tal como es auto-percibido: la ESI que necesitamos es feminista y disidente.

Democratizar la ESI

Desde Juntas y a la Izquierda y Libre Diversidad, sostenemos que además de lo señalado hasta ahora, hay un problema con la forma y los métodos con los que se elabora y se propone llevar adelante la ESI. Nuestra visión del tema es opuesta al gobierno actual. Basta con oír las opiniones de Michetti, Macri, Vidal, Carrió, etc. para advertir que están en otra trinchera, reaccionaria.
El estado debe dejar de consultar a la iglesia para consultar a les protagonistas de la educación para elaborar el diseño curricular tan urgente y necesario. Se necesitan espacios de coordinación y construcción de lineamientos curriculares y propósitos en política educativa que incluya a les docentes, estudiantes, agrupaciones feministas y toda la comunidad educativa. Exigimos la realización de un congreso pedagógico nacional que, en interacción con jornadas regionales, debata democráticamente los pasos a seguir.
Para ello, también es indispensable conquistar el presupuesto educativo que el gobierno nos niega, hay que anular los subsidios a la Iglesia y esa plata debe venir a la real implementación de la ESI y su diseño democrático. Esta debe ser laica y científica. Debemos torcer la voluntad política de quiénes se oponen a nuestro derecho, que no casualmente son los que gobiernan para el patriarcado. Ahora es cuando, porque esta revolución feminista es imparable, y va también por la ESI. ¡A vencer!

Carolina Dome, Psicóloga y docente universitaria
Ana Paredes Landman, Juventud Socialista, La Matanza

 


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