Ecología, elecciones, capitalismo e izquierda

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La cuestión socioambiental no está en la agenda de la campaña electoral. A la vez, es un aspecto grave de la situación en Argentina. Detrás del marketing y el duranbarbismo, el real panorama ecológico del país y su probable tendencia.

En décadas anteriores, la cuestión ambiental era tema de debate en períodos de relativa y temporal estabilidad capitalista. Sectores de la clase media, sensibilizados por estos temas, se involucraban como una minoría que participaba de reclamos o campañas.

Políticamente el oenegeísmo dominaba. Fueron los años dorados de Vida Silvestre o Greenpeace. Los últimos años y lascatástrofes mundiales insólitas o la dinamización del cambio climático empezaron a ubicar estos temas con impacto en otras franjas sociales. La inercia de la lógica de los negocios de los principales países capitalistas motiva la irritación de la juventud, que ahora sí, es protagonista. Se trata de una reserva enorme de potencial de lucha, de llamado de atención a escala general. Los movimientos Fridays for Future o Extinction Rebellion traducen radicalidad y protagonismo juvenil, estudiantil. Como se sabe, ese sector es caja de resonancia que anticipa tendencias que después llegan a tener alcance más extendido. Con ritmo desigual, pero sostenido, ese proceso se consolida en las nuevas generaciones. Por lo pronto, en países como el nuestro, y siendo la tónica en todo el continente, hay un factor adicional de mucho peso en las consecuencias socioambientales. Se trata del modelo extractivo que prevalece.

Polarización extractiva

En los temas fundamentales que no cuestiona la política tradicional en Argentina, está el modo de acumulación capitalista. De forma más concreta, el extractivismo como modalidad. De hecho, los pilares de la matriz productiva del país son “política de Estado” (de clase, agregamos). La síntesis, esquemática sería:

  • Macri y Alberto Fernández hacen una definición en clave económica: Argentina necesita dólares, y eso ingresa al país con las exportaciones. Por lo tanto, hay que recontra fomentar el agronegocio y facilitar la sojización del territorio. Es un consenso inamovible. Incluso, Alberto les anticipó que va a devaluar para estimular “las exportaciones” de puro commodity.
  • Sostienen y promueven la megaminería a cualquier costo. Es Macri, pero es el espacio PJ-K que integran personajes como Gioja, lobbysta de la Barrick Gold.
  • Vaca Muerta, vaca sagrada de ambos “polos”. El macrismo lo levanta como la garantía de la autosuficiencia energética y el frente K plantea “blindar” la región, así de explícito.
  • Apropiación por desposesión. En las ciudades, la hegemonía del cemento y el negocio inmobiliario hacen todo asfixiante. En la capital del país sucede: esto lo hicieron en 10 años los pactos de “gobernabilidad” entre el PRO y el kirchnerismo.

Por lo tanto, en materia socioambiental, sino son iguales, se parecen muchísimo.

La izquierda en elecciones: programa alternativo, anticapitalista

La intervención electoral para una fuerza anti-sistémica como la nuestra tiene que ser utilizada para sembrar ideas y planteos que superen totalmente los límites del sentido común y las urnas. Cuando atravesamos coyunturas de mucha crisis económica y social como esta, siempre el desafío es cómo unir el programa ecosocialista al conjunto de tareas que arrancan de las necesidades más apremiantes.

Prohibir las fumigaciones con glifosato y los transgénicos. Oponemos al agronegocio una reorganización del uso del territorio, apuntando a producir comida, no materia prima. El circuito de comercialización tiene que suprimir intermediarios y especuladores. Todo esto implica una reforma agraria integral, esa es la salida.

Megaminería: denunciamos el uso suntuario y especulativo del oro y la plata con la megaminería y su impacto sanitario. Dinamitan zonas enteras de cordillera y se contaminan los cursos de agua. Nuestra propuesta es prohibir la megaminería con garantía de continuidad salarial equivalente para todos los trabajadores.

Fracking: en un mundo cuya comunidad científica alerta hace años sobre la necesidad y urgente pertinencia de salir de la petrodependencia, Macri y Alberto asumen como causa propia Vaca Muerta. La verdad, en definitiva, es que para oponerle al fracking levantamos el desarrollo de energías renovables y limpias, que tiene probada eficiencia (la eólica, la solar, la mareomotriz). Esta decisión implica también cuestionar toda la propiedad multinacional sobre nuestro patrimonio, y eso ya es anticapitalismo.

Por lo tanto, este conjunto de planteos clarifica que en el tema ecológico también hay grieta entre los candidatos del extractivismo y nosotros, la izquierda que se une.

Transiciones

Si cuestionar ramas de la producción capitalista por contaminantes siempre es polémico, imaginen entonces lo que significa hacerlo en medio de un país en recesión: la coalición de intereses que reúne corporaciones, medios y partidos del régimen trata de silenciar estos temas. Sin embargo, más allá de que hay colectivos ecologistas que se desentienden en sus protestas de la clase obrera, nosotros somos lo opuesto. Cuestionamos un tabú: no se pueden cerrar o suprimir ramas productivas actuales, aunque contaminen seriamente, porque hay trabajadores y se quedarían sin trabajo. Nuestro punto de vista es distinto, ya que explicamos que la depredación o daño socioambiental no son inherentes a todo desarrollo productivo, sino consecuencia de la rapacidad del capital que prioriza la ganancia y acumulación privadas. Entonces, nuestro parámetro es que esta reorganización productiva se haga bajo dirección estatal y control obrero, se garantice reconvertir la industria y laboralmente a los trabajadores con un piso idéntico de derechos económicos.

A la vez, ante medidas controversiales, nuestra propuesta es simple: activar mecanismos de consulta popular y democracia real para decidir políticas públicas. Ese es un camino. Toda esta apreciación de enfoque nos pone en un lugar distinto a todas las fuerzas políticas, e incluso en la propia izquierda que defecciona de estos temas, nuevos, complejos y apasionantes. Responder a la emergencia económica y social es central. A la vez, los derechos socioambientales son para nosotros una causa política de primer orden. Por eso, también somos ecosocialistas.

Mariano Rosa

 


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