Plenario del Sindicalismo Combativo. Debates sobre frente único y modelo sindical

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El 12 de agosto fue el segundo Plenario online del Sindicalismo Combativo. Hubo debates a fin de avanzar en construir un nuevo polo sindical: el debate central, qué tipo de construcción, el significado del frente único y el modelo sindical. Nuestras propuestas.

Escriben: César Latorre y Francisco Torres

Antes que nada, reivindicamos a fondo el Plenario del Sindicalismo Combativo, creemos necesario fortalecerlo y actuamos para eso. Esta nueva convocatoria, su amplia participación, el ingreso del MAC-PTS tras haberlo atacado por dos años, muestran al PSC como un espacio que, ante el vacío y la entrega de la burocracia, se puede transformar en un polo de reagrupamiento sindical ante el gobierno, las patronales y la derecha.

Articular a los gremios, seccionales y juntas internas recuperadas, con las agrupaciones y las corrientes nacionales, junto al activismo, en apoyo a las luchas, por su coordinación y extensión nacional con un programa de salida a la crisis. Para ello es preciso avanzar en estos debates, profundizar los acuerdos y superar un estadío aún testimonial.

Desde esa perspectiva fuimos cofundadores del gran Plenario de Lanús en junio de 2018, participando desde ANCLA (Agrupación Nacional Clasista Antiburocrática), la corriente sindical del MST, como una de sus principales vertientes. Y trabajamos siempre para fortalecerlo, tanto en su integración como aportando a los debates y los desafíos a encarar.

El debate central se desarrolla en otra nota y tiene que ver con la visión sindicalera y el sesgo anti-izquierda que la Corriente Sindical Clasista-PO le quiere imprimir al PSC, lo que impide postular un polo alternativo al gobierno y la derecha. Aquí abordamos otros dos debates, que venimos señalando y resurgieron en este último Plenario:

1) El frente único y cómo ampliar sus alcances. No sólo convocar marchas o sacar declaraciones, sino avanzar en armar listas antiburocráticas en todos los gremios donde está el PSC y en la acción común en la lucha de clases.
2) El modelo sindical que hace falta. No reproducir aspectos de la matriz gremial del PJ. Avanzar en punto claves del nuevo modelo sindical a impulsar en común los integrantes del PSC. Y practicarlo, no sólo declamarlo.

Cómo desarrollar el frente único

La táctica privilegiada del frente único surge de entender la oportunidad y responsabilidad de la izquierda clasista en el movimiento obrero. Para fortalecer el PSC hay que avanzar en el frente único y concretarlo en los conflictos y procesos, en las elecciones y la vida de las organizaciones gremiales y sociales. En estos aspectos el Plenario trae un déficit que condiciona la disputa y poder enfrentar al gobierno, las patronales y la derecha, avanzando en la nueva dirección sindical y política que hace falta.

Desde el Plenario en el SUTNA de Pilar, en noviembre de 2018, ya planteábamos estos problemas. Y los colocamos en las instancias de deliberación, dentro del PSC y en nuestras publicaciones. Es un tema de preocupación desde ANCLA-MST, ante la degeneración de la burocracia de la CGT y la debacle de los espacios en que se fracturó el viejo proyecto CTA, al integrarse al PJ-Frente de Todos y sumarse a un gobierno del ajuste como el de Fernández. Esto coloca la necesidad de unificar esfuerzos para sacarnos de encima la loza burocrática y actuar en común para ganar las luchas.

Es inentendible entonces que no se prioricen los acuerdos, en el marco del programa del PSC, sino que primen intereses inmediatistas para defender alguna ubicación circunstancial. Esto lleva a divisiones que terminan ayudando a la burocracia a recuperar o retener ciertas posiciones.

El Sindicalismo Combativo no va a progresar si no logramos actuar unidos en los conflictos, apoyar a las nuevas direcciones y priorizar las listas unitarias, integradas democráticamente, por la real inserción de cada sector, sin falsos hegemonismos. Pero son más los ejemplos donde corrientes de este Plenario, como el PO en la UTS de Córdoba o el PTS en CICOP o en ATEN, gremio docente de Neuquén, aplican políticas auto-referenciales, sectarias y divisionistas, priorizando construir lo suyo, antes que desarrollar el organismo obrero.

Desde ANCLA privilegiamos formar listas en común, incluso cuando la integración propuesta no se correspondía con la relación real de fuerzas. Como en el gremio docente Ademys, pese a ser una de las principales agrupaciones o en el SUTNA. Mantuvimos el frente único para fortalecer un polo desde el PSC, porque nuestro objetivo va más allá de ganar un sindicato, que podrá ser valioso si está al servicio de la pelea estratégica por otro tipo de sociedad.

Es decir, lo que se debería hacer en cada gremio es debatir primero la formación de las listas con los integrantes del PSC, incluso cuando haya corrientes ajenas al Plenario que tengan peso relativo en ese gremio. ¿Por qué? Porque el PSC tiene un programa de clase y ese acuerdo debe pesar por sobre las corrientes centristas que actúan en los gremios y tiendan a la conciliación de clases, al apoliticismo o reflejan atraso en la conciencia. Pero no prima este criterio. Tenemos ejemplos funestos como el del PTS, al dividir la oposición docente en ATEN, permitiendo a la burocracia del TEP-Celeste recuperar seccionales emblemáticas y ser funcionales al gobierno.

UTS de Córdoba: el PO en frente único contra el PSC

En la UTS de Córdoba -Unión de Trabajadores de la Salud que integra el PSC-, el PO comenzó a actuar junto a los elementos enemigos del Plenario. Que al momento de la fundación del PSC estuvieron abiertamente en contra e intentaron bloquear la participación de la UTS en el mismo. La Corriente Sindical Clasista del PO pasó a conformar un frente único sin principios, contra la conducción y la mayoría de la UTS, actuando junto a la conducción de la FeSProSa que se referencia en la dirigencia de la CTA-Autónoma, y con elementos macartistas y antipartido(1).

En lugar de trabajar en frente único con quienes integramos el PSC para fortalecer al gremio, la principal referencia del Plenario en Córdoba. Es decir, además de ser inconsecuentes con sus argumentos, prefieren ir detrás de corrientes con las que no comparten ningún punto de fondo y actuar así organizadamente contra las corrientes del PSC que tiene un programa de fondo que todos reivindicamos.

Como si eso fuera poco, no respetan las decisiones tomadas colectivamente por los organismos de la UTS y hacen un paralelismo burocrático, con iniciativas que van en contra de lo que se resuelve democráticamente en el gremio. O sea, todo lo que dicen que no les hagan a ellos en donde conducen.
Ahora bien, este debate se mezcla con el otro, porque para que haya integración de las distintas corrientes que actúan en cada gremio hay que tener iniciativa política y un modelo sindical verdaderamente democrático para ayudar y vehiculizar las listas comunes.

Así, a diferencia de la CSC-PO, desde ANCLA y la lista Gris-Alternativa Sindical del SUTNA aceptamos articular con la lista Negra en las elecciones gremiales. Más allá de todo debate sobre la gestión del sindicato y de proponernos una ubicación menor a la que correspondería, priorizamos la unidad para fortalecer una dirección combativa en el SUTNA y frenar todo intento de regreso de la burocracia de Wasiejko, hoy funcionario de Kicillof en el puerto de La Plata. Así debería actuar PO, en vez de debilitar a la UTS, al actuar contra el desarrollo unitario de nuevas direcciones democráticas y de lucha.

El modelo sindical: un problema social y de orientación

“No basta parecerlo, hay que serlo”, dice un viejo dicho. Todos podemos decirnos democráticos, plurales, de lucha. Pero a la hora de “serlo”, lo que dicen algunos integrantes del PSC dista mucho de lo que hacen. Sobre este problema hemos mostrando coherencia y dimos un importante debate en aquel Plenario de zona Norte(2).

Marcamos al modelo sindical como el programa de transición para desarrollar la nueva dirección clasista y democrática. Con autonomía, democracia sindical, lucha y coordinación, integración proporcional de las distintas corrientes y perspectiva de género. Pero ahí chocamos con concepciones y praxis de otras corrientes.

Si nos basamos en ciertas experiencias de la izquierda, al cobrar peso gremial pasan a reproducir vicios burocráticos del modelo sindical estatista, verticalista y de pensamiento único de la CGT o las CTA que se dice combatir. Esto es perjudicial y contrarresta, tal como boicotear el frente único, el avance de la renovación sindical.

El modelo burocrático implantado en la CGT bajo la dirección del peronismo, cuyo objetivo era contener al movimiento sindical dentro del capitalismo, y a la clase obrera dentro del economicismo, maleducó al movimiento sindical argentino(3). Esto parecen olvidarlo algunas conducciones.

Sólo considerando estas premisas podremos actuar contra la presión reaccionaria que empuja a reproducir ese sindicalismo vertical y estatizado. Por eso desde las conducciones sindicales combativas debemos luchar sin cuartel para destruir el modelo sindical imperante. Y para que esa reeducación sea efectiva no solo hay que decir que somos distintos, sino actuar distinto.

Quienes luchamos por recuperar sindicatos debemos tener claro que, desde el momento en que lo hacemos, enfrentamos un problema: los estatutos fueron hechos bajo los moldes del Ministerio de Trabajo para que sigan jugando el rol que el PJ les dio. Es decir, una de las tareas principales es reformar los estatutos de cada gremio y luchar por derogar la Ley 23.551 que los cobija.

La independencia del Estado no puede ser declamativa. Los socialistas defendemos la total independencia y libertad organizativa del movimiento obrero. Y luchamos por tumbar toda norma que pretenda reglamentar la actividad sindical y política para subordinar a la clase al Estado burgués.

Esos estatutos condensan el modelo imperante y bancan la estructura social capitalista. Por ello hay que batallar por cambiarlos y sortear sus trabas, sin atarnos a ellos. Lo principal es que las y los trabajadores experimenten un modelo sindical realmente democrático, plural e independiente.

Donde las y los trabajadores se organicen como decidan y los sindicatos no sean agencias del Ministerio de Trabajo. A la vez, no podemos aplicar estatutos antidemocráticos ni usarlos para excusarse de aplicar la democracia obrera. Ni negar su democratización cuando se gana un sindicato como en el Neumático, conquista del clasismo donde reclamamos que se lo democratice, lo que la CSC-PO soslaya.

Lo mismo con el centrismo sindical en ADOSAC, gremio docente de Santa Cruz, o en ATEN. Hay que ser coherentes: no se puede tener una política si se es oposición y otra opuesta si se es conducción. Luchamos por nuevos estatutos para garantizar la democracia obrera y revolucionar los sindicatos, federaciones y centrales. Donde decida la base en asambleas y plenarios. Para lograr la real representación, integración proporcional por sistema D’Hont y sin piso de todas las listas a la conducción, a los congresos, plenarios, comités de huelga y órganos de control, según los votos obtenidos. Limitar las reelecciones; finanzas transparentes y con control de la base, y mecanismos de revocabilidad, entre otros puntos.

Historia y cultura del modelo sindical

En nuestra historia hubo debates sobre la organización obrera, que siguen. Actúan distintas expresiones sindicales y políticas, reflejando a sectores de nuestra clase, con diversos modelos de organización gremial y política.

Con la cooptación estatal de los sindicatos en los años ’40 se impone el “modelo peronista”, donde los sindicatos responden a la conducción burguesa de Perón. La clase trabajadora es ubicada como “la columna vertebral”, no la cabeza del movimiento de conciliación de clases que es el peronismo. Las vertientes socialistas, anarquistas y comunistas serán desplazadas. La CGT es cooptada y todas sus alas pasan a funcionar con un gran verticalismo.

Rigen los “cuerpos orgánicos” y los consejos directivos de cada entidad cocinan todo ante cada conflicto o paritaria. Las asambleas son “informativas” y apenas existen para avalar lo que deciden las cúpulas. El modelo se basa en la lógica vertical, el monolitismo y las listas únicas, sin integrar a las minorías y tendencias. El modelo PJ de “quien gana conduce y el que pierde acompaña”. Con Menem, una parte de la burocracia de la CGT pasa a convertirse en empresarios. Burócratas ricachones, asimilados a la burguesía, trastocan la función gremial, cambian la lucha por la “negociación” permanente, el mutualismo y hasta ser prestamistas de las necesidades de afiliados.

También hubo experiencias de tradición clasista, protagonizando heroicos procesos como los del Cordobazo, el SITRAC-SITRAM, el Viborazo o segundo Cordobazo. Insurrecciones obreras y populares, combativas y con participación estudiantil, cuyas mejores tradiciones busca reflejar el sindicalismo combativo.

En el caso de las CTA, su fracaso se vincula al abandono total del programa que le dio origen, que por ejemplo proponía el no pago de la deuda. Terminó asimilada al proyecto de las Fernández, pegada a la CGT por los privilegios que implican los puestos, finanzas y aparatos gremiales. También hay corrientes que se reivindicaban clasistas como la CCC (maoísta) o los movimientos sociales que ingresaron a la CGT y al Frente de Todos por su visión de “revolución por etapas”, donde habría una burguesía “progresiva” (Fernández) que se enfrenta a la derecha y el imperialismo. Vemos entonces una combinación de cuestiones sociales y de orientación política que llevó a casi todo el arco sindical a asimilarse al gobierno del ajuste.

Por eso proponemos un andamiaje anti-privilegios para contrapesar esas tendencias a asimilarse al régimen: obligación de rotar en los cargos; que los directivos ganen como en sus puestos de trabajo; que la cuota sindical sea cobrada en cada lugar de trabajo; mecanismos de revocatoria para todo dirigente que no cumpla o utilice su cargo para obtener algún beneficio, etc.

Desde ANCLA vemos decisivo levantar las banderas del clasismo, la democracia sindical, el anticapitalismo y por el socialismo. Proponemos un cambio de modelo, no solo de dirección. Que la izquierda o agrupaciones clasistas conquisten comisiones internas o gremios no es garantía de que funcionen democráticamente. Por ejemplo, según explica PO en Suteba La Plata, al dirigir el partido revolucionario la democracia directa pasa a segundo plano porque ya la expresa esa dirección.

Que la base decida, todo. Siempre.

El PO llega incluso a cuestionar la consigna que la base decida. Y la tergiversan diciendo que nuestra corriente la impulsó para cuestionar paros decretados por la CGT. Falso. La base debe decidir siempre. ¿Si no, quién decide? Las cúpulas burocráticas o determinado núcleo de dirigentes que se dicen de izquierda, pero reproducen esos vicios burocráticos.

Estamos contra todo burocratismo. Nuestro modelo es la democracia de base, en asambleas. No de los “cuerpos orgánicos”, por más que sean del SUTNA, Ferroviarios Oeste, un Suteba combativo o fallidas experiencias como la de PO al frente de ATE Mendoza. Rechazamos todo burócrata, pero también todo personalismo o agrupaciones que se quieran apropiar del movimiento. Nuestra consigna es que la base decida todo.

Si la base decide todo, será imposible que, si algún sector de izquierda gana la dirección, reproduzca vicios del modelo PJ. Debe mandar la asamblea, soberana en todo. Los cuerpos de delegados, con mandato. Y cuando la movilización desborda los organismos estatutarios que frenan, impulsar comités de lucha electos por la base.

A diferencia de PO, que la base decida es una consigna educativa para que la clase trabajadora se autodetermine y asuma la conducción, no solo sindical, sino también en la perspectiva de los organismos obreros de doble poder, para avanzar a otro modelo de sociedad. Una plataforma innegociable de un modelo sindical democrático, de lucha, anticapitalista, independiente de los gobiernos y el Estado, feminista y disidente.

Por eso no es posible ampararse en los estatutos para armar listas sábanas y decir que no se puede hacer nada ante ellos. Hacerlo es defender el modelo burocrático. Tranquilamente se puede hacer una elección interna, donde participen las distintas corrientes para dar forma a la lista unitaria a presentar de manera oficial a una elección. Así superamos las trabas estatutarias, aplicando un método de democracia que fortalecería la conformación de la lista.

Es lo que planteamos a la Bordó del FC Sarmiento, donde la unidad se produce con la integración de la diversidad, superando todo carácter autoproclamatorio para democratizar a fondo el cuerpo de delegados y luchar en serio contra el ajuste, la patronal y la burocracia Verde. Convocar a las corrientes del clasismo a integrarnos y elegir precandidatos por sector para luego integrar la lista sábana, según obliga el estatuto reaccionario. Así será la más representativa y se pondrá en pie un proyecto común, lo que es responsabilidad de quienes ostentan la mayoría.

Hay ejemplos donde se sortearon las restricciones estatutarias para elegir democráticamente. Como en la CNEA, el Astillero o trabajadores de la ex EMFER, ante el estatuto de la UOM. La democracia sindical no se declama, se practica. Aquí talla también otro problema a superar: el pensamiento único. Se dice que “no se puede dirigir con diferencias”, premisa de la vieja burocracia que se niega a integrar a todas las tendencias según su representatividad real. En ese sentido, en la CICOP todas las corrientes están integradas, se funciona por asambleas de hospital y en congresos con mandato expreso de bases. Por ese modelo, el PTS tiene representación, pero igual tilda de burocráticas al resto de la CICOP, en una concepción vergonzosa.

Tampoco se pueden resolver paritarias sin convocar a instancias democráticas antes de firmar acuerdos en Trabajo. Ante la presión ministerial y de las patronales, hay que oponer la consulta a las bases antes de firmar nada.

Los sindicatos no se convierten en democráticos por el simple hecho de que corrientes clasistas estén en la conducción. El problema del modelo sindical es un problema social del cual no estamos exentos. Por eso, además de tener la voluntad y decir que somos democráticos tenemos que actuar en consecuencia, sabiendo que necesitamos los contrapesos necesarios para que la ubicación no nos haga despegar de la realidad.

La necesidad de unir y coordinar por rama laboral, gremio, zona o región, por nacionalizar la lucha, poner la conquista lograda al servicio de la pelea por un gremio o sector de la clase, es otro pilar del modelo que se necesita, donde sectores de la izquierda faltan a la cita. No van los espacios recuperados, como coto propio. Adaptarse al aparato, presiona a burocratizarse. No hay sindicatos revolucionarios si se implementa una política conservadora y no se los pone al servicio de la lucha y de ganar nuevos espacios a la burocracia.

Con perspectiva de género, impulsamos la proporcionalidad de mujeres y disidencias en las directivas gremiales, con igual proporción que en la base afiliada. Además, en sindicatos como docentes y salud, asegurar que los cargos principales los ocupen y encabecen compañeras.

Para ese cambio radical, los avances dados con el PSC deben estar al servicio de construir un polo alternativo a la burocracia y el PJ y luchar. Necesitamos salir con la mayor fuerza a disputar por apoyar las luchas, pelear por coordinarlas y por el programa del PSC. Proponemos preparar una acción del Sindicalismo Combativo y la izquierda para dar vuelta todo.

1. Córdoba: el PO contra el Plenario del Sindicalismo Combativo. 25/6/20. mst.org.ar
2. Plenario del Sindicalismo Combativo, zona Norte. Nuevo paso adelante y un debate con Izquierda Socialista. Pacagnini, Guillermo; 7/11/18 en mst.org.ar
3. El control estatal del movimiento obrero es un invento del PJ que instaló el “Borombombón, los sindicatos, son de Perón”, como le cantaron a Fernández a días de asumir, al asistir a la CGT para reivindicar a Rucci y convocar a los burócratas a integrar su gobierno. Con la Ley 23.551 de Asociaciones Sindicales, en buena medida el PJ logró anular el desarrollo de una organización independiente y revolucionaria de la clase. Esa ley les permite a las mafias sindicales pejotistas mantener su dominio, siendo más fácil candidatearse a presidente que a conducir un gremio. Banca el unicato, impone el descuento compulsivo de la cuota gremial para financiar a las cúpulas y aleja de la clase obrera toda posibilidad de decidir cómo organizar su vida gremial, reforzando el burocratismo contra el clasismo.


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