Un nuevo momento para la docencia universitaria

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Las expectativas, en parte de la comunidad universitaria, con el nuevo gobierno se empiezan a disipar. Está en curso una experiencia acelerada. Las condiciones de trabajo, con el deterioro salarial como centro, refuerzan esa dinámica. Hay un reordenamiento de ubicaciones políticas y desafíos para la izquierda docente. Desde nuestra corriente nacional aportamos nuestra perspectiva.

Escribe: Sofía Cáceres Sforza, politóloga / SITRADU (Entre Ríos) José «Pepo» Mini, sociólogo / ADICUS (San Juan)

La docencia universitaria, junto a la ciencia y la investigación, ha sufrido un deterioro sustantivo tanto en lo salarial como en las condiciones de trabajo y, por lo tanto, la precariedad que caracteriza nuestras vidas en el sistema capitalista ha sido expuesta de manera inequívoca. Arrastramos del período anterior un deterioro salarial, recordemos que los míseros aumentos en cuotas otorgados por el gobierno macrista vinieron acompañados de montos no remunerativos, situación que significó un gran retroceso en nuestra composición salarial y que contribuyó al desfinanciamiento de las obras sociales universitarias. Se ha profundizado este año, ya que no solo seguimos con nuestros salarios congelados, sino que el FdeT se niega a realizar una oferta salarial en la mesa paritaria (vencida en junio), alegando que solo pueden discutir «condiciones de trabajo». Les docentes universitaries hemos sostenido la virtualidad forzada con nuestros precarios salarios, muches habiendo tenido que comprar nuevas computadoras, cámaras, incluso viéndonos obligades a contratar servicios de internet con mayor velocidad y, por lo tanto, más caros. Todo esto, sumado a la situación de ajuste generalizada y con nuestras obras sociales en crisis, en un momento donde la salud debiera ser una prioridad, ni siquiera contamos con la seguridad de acceder al derecho de licencias por COVID, por tareas de cuidado, entre otras situaciones.

¿Oficinas del Ministerio o sindicatos?

En este contexto, la camarilla que conduce el CIN y las conducciones de los gremios oficialistas más férreos como FEDUN y CONADU, se expresa pidiendo un aumento presupuestario testimonial, de ajuste, que incluye considerar como «positivo» la habilitación de una línea de crédito que, de nuevo, implicaría poner de nuestros bolsillos vacíos el dinero para la compra de nuestros materiales de trabajo. A su vez, las conducciones mencionadas se han caracterizado por la firma compulsiva de cuanta acta paritaria se les ponga en frente, por lo que es de esperar que este comportamiento se repita, a pesar de la farsa que intentan escenificar cuando afirman que han «insistido» en el reclamo salarial. Junto al CIN, estas conducciones se asemejan más a oficinas ministeriales del gobierno nacional que a gremios representativos de les trabajadores de la docencia universitaria y de la investigación. Las conducciones de las gestiones universitarias actor en la dinámica de esta entrega, han obligado a la docencia a la virtualización forzada, sin espacios de debate y participación, en su mayoría con Consejos Superiores suspendidos y aprobando todo ad referéndum de decanos y rectores. Mientras tanto, les docentes estamos sobrecargades de trabajo y vemos cómo, día a día, les estudiantes se ven expulsades de la universidad pública y nuestras aulas virtuales se vacían.

Bonistas y el FMI: los «esenciales» para el progresismo gobernante

Este escenario da como resultado un mapa donde la coalición oficialista se abroquela, dando lugar a un frente único para defender, a toda costa, la política general del oficialismo. Esta política no ha significado un cambio cualitativo en las políticas anteriores del macrismo, sobre todo si miramos el tratamiento que ha tenido el presupuesto (siempre a la baja), la continua precarización de les ad honorem, y la negativa a un aumento a les investigadores de CONICET. Y es que la pandemia no puede seguir siendo la excusa para el brutal ajuste que se descarga sobre nuestras vidas. Cada vez que el gobierno prioriza el pago a los bonistas, cuyo aumento desde la oferta inicial fue de 17 mil millones de dólares, lo que representa doce veces el presupuesto universitario (el CIN acordó un presupuesto de 242 mil millones de pesos), las prioridades se desnudan y el discurso de «la deuda no la van a pagar los que peor están» se cae a pedazos. Mientras les trabajadores de la salud se siguen enfermando, sin suplencias y sin aumento salarial, el gobierno consulta su presupuesto con el FMI y remarca su intención de pagar una deuda que, incluso en campaña, afirmaron era ilegítima. El rey está desnudo y ya nadie está dispuesto a seguir con la parodia.

CONADUH: cruce de caminos

Sumado a esto, la CONADU Histórica, que nació como un emergente en defensa de la independencia gremial y política de la docencia universitaria en relación a los gobiernos y frente al enfeudamiento de la CONADU al gobierno kirchnerista, tiene ahora a su núcleo central de conducción, encabezado por el PCR y la corriente de «Cachorro» Godoy, como parte orgánica del oficialismo. Este cuadro tiene su semejanza en la situación que atraviesa el movimiento estudiantil con agrupaciones vinculadas a esa fuerza. Este movimiento se ha traducido en una parálisis agobiante que opera como un dique de contención frente a los reclamos de las bases, que apela a medidas aisladas y posiciones declamativas y que aparenta haber renunciado a toda posibilidad de denuncia y acción. Este escenario hace imperante la necesidad de un reagrupamiento de la docencia universitaria de izquierda, combativa, democrática y de lucha, que tome en sus manos los reclamos urgentes de les trabajadores y que enfrente la orientación de ajuste.

La izquierda docente: oportunidad y responsabilidad

El Encuentro Nacional de la Docencia Preuniversitaria y Universitaria llevado a cabo el pasado viernes 4 representó una instancia muy positiva en el camino de unir a la izquierda docente y nuestras causas. Con matices y diferencias, es una tarea común la necesidad de nuestra independencia del gobierno nacional y las autoridades universitarias. Desde Alternativa Universitaria en ANCLA y el MST insistimos en que esa unidad no puede ser coyuntural, sino que debe trascender para transformarse en un polo permanente, que logre articular con el movimiento estudiantil combativo para una política común en defensa de la universidad pública, la investigación, el refuerzo presupuestario, el reclamo de les ad honorem, la necesidad de reorientar la investigación que hoy está al servicio de las multinacionales y los grandes negocios, y la lista podría continuar. Es en ese camino que construimos Alternativa Universitaria, desde una perspectiva que permita la confluencia de las luchas de quienes enfrentamos el ajuste en las calles, que luchamos por una universidad pública, realmente gratuita, laica, feminista y por otro modelo de país, donde la deuda no la paguemos les trabajadores.

 


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