10 medidas ante el inicio 2021. ¿Presencialidad? Que garanticen las condiciones sanitarias, edilicias, salariales y presupuestarias

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La pandemia continúa con nuevas olas. Con 1.9 millones de infectados y 47.300 familiares, educadores, niñas, niños y adolescentes muertos, Argentina está entre los 12 países más afectados de 192 del planeta. En el rastreo de tendencias críticas de los 20 países más afectados por COVID-19 de la Universidad Johns Hopkins, Argentina está 8º en tasa de letalidad y 10º en muertes cada 100 mil habitantes. Las 10 medidas necesarias para cualquier vuelta al aula.

Escribe: Francisco Torres

Como docentes y a su vez, madres, padres y familias con pibes en la escuela, sabemos de las complicaciones que implica la virtualidad. No solo para la vida y organización familiar, el trabajo o los aprendizajes. Pero ante la presión burguesa por volver al aula como sea, es preciso distinguir esto de la banalidad con que plantean el tema Alberto Fernández y su ministro Trotta, Larreta, Kicillof y demás gobernadores; junto a la prensa hegemónica, la Iglesia y demás sectores privatistas.

Ante esta realidad, junto a gremios de la FND, Federación Nacional Docente, difundimos un documento crítico y con demandas precisas. Donde buscamos responder a operaciones comunicacionales y falsedades que solo apuntan a descalificar a la docencia. Como la campaña «abran las escuelas», cuando las mantuvimos abiertas todo el 2020, ya que la docencia trabajó con la comunidad en distintas actividades ante la emergencia sanitaria.

Mueren 14 menores y adolescentes al mes, 1 cada 2 días

Es falso cuando dicen que niñas y niños no contagian. Y lo saben. También los es comparar y justificar que se abran hasta los bares y no las escuelas. O decir a secas que las escuelas son lugares seguros o que «el mundo» decidió abrir las escuelas. Y «citar» a organismos internacionales o la Sociedad de Pediatría que dicen lo contrario.

Según los CDC, Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, los casos de COVID-19 en niñas, niños y adolescentes aumentan en EEUU y Europa. Y que, aun siendo asintomáticos, pueden ser transmisores. La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) afirma: «los niños mayores de 10 años pueden transmitir el SARS- CoV-2 tan eficientemente como los adultos, y esta información debe ser parte de las consideraciones tomadas para determinar cómo abrir escuelas de manera segura y efectiva».

Igual Pedro Cahn, director científico de la Fundación Huésped y consultor de la División Infectología del Hospital Fernández, que no deja dudas: «No es cierto que los chicos no son trasmisores del virus. Los chicos se contagian y contagian. La escuela no tiene por qué ser un foco de contagio, pero depende cómo se maneje. ¿Cómo viaja la gente? Si nos vamos a manejar con burbuja, ¿qué hacemos con los maestros que tienen 3 escuelas? Hay muchas cosas para resolver. Además, hay que vacunar a los docentes».

Así, días atrás, el ministerio de Salud informó que «subió la curva de contagios en la niñez y en la adolescencia, pero por sobre todo entre los jóvenes de entre 15 y 19 años. Los casos de coronavirus en menores de 20 años fueron 157.052, lo que representa un 9,2% del total». Y dio otro dato dramático: «los fallecidos por coronavirus en el grupo de niños y adolescentes fueron 138 con una edad mediana de 11 años, 33 de esas muertes fueron en menores de 1 año» (Ámbito, 18/1/2021). Esto da un promedio de 14 menores muertos por mes en los 10 meses de pandemia. Dicho de otra forma: 1 niño, niña o adolescente muerto cada 2 días.

Por eso, como alertó el infectólogo Pedro Cahn: «Decir ‘abran las escuelas’ sirve solamente para hacer marketing político. Es irresponsable decir una fecha para calmar a los padres». Pero los gobiernos plantean volver a las aulas a cualquier costo. Haciendo alarde de «federalismo», el ministro Trotta se desliga y descarga las decisiones en Larreta, Kicillof y demás gobernadores. Quienes descargan esa decisión en cada escuela, cuando hay que hacer lo opuesto, centralizar y renacionalizar la educación, en un sistema único, estatal, gratuito, laico y obligatorio.

10 puntos que los gobiernos deben garantizar

Defendemos la vuelta a las aulas, es nuestro espacio natural, irreemplazable. Pero garantizando la seguridad sanitaria de docentes y estudiantes, según la situación epidemiológica del país y de cada distrito. Para ello, Alberto y Trotta, junto a Larreta, Kicillof y demás gobernadores, deben destinar ya los fondos y acciones que garanticen una educación segura y de calidad a la mayoría social. Para lograrlo, junto a los gremios de la FND plantemos estos 10 puntos, algunos para la emergencia y otros más de fondo:

1. Plan de obras: Presentación verificable de un plan nacional, provincial y distrital de infraestructura escolar. Controlado a través de Comités de Infraestructura, Seguridad, Higiene y Bioseguridad en todas las escuelas y distritos. Con la participación efectiva de docentes, estudiantes y familias que analicen, evalúen y verifiquen la aplicación de los protocolos, escuela por escuela. Y la capacidad de paralizar el trabajo si las condiciones no son seguras.

2. Higiene, desinfección, protección y vacunas: Para volver al aula en forma segura, que se entreguen todos los elementos de limpieza y desinfección necesarios. Así como ropa y protección para el personal, mascarillas y tapabocas, exigible siempre a estudiantes y familias, junto a un plan de testeos y a la vacunación masiva de docentes y auxiliares. Garantizar la toma de temperatura al ingreso y la sala de auxilios para aislar casos detectados como fija el Protocolo Marco de julio de 2020 y el rastreo de contactos de casos positivos.

3. Agua potable, jabón, baños y sanitizantes: Antes de iniciar, resolver la crítica situación de los baños y la provisión de agua potable en cada escuela, en toda la jornada y cada turno. Distribuir jabón y papel secante para un constante lavado de manos, alcohol en gel y sanitizante. Desinfección sistemática de picaportes, mesas, escritorios, lugares comunes.

4. Distancia social, burbujas y asesoría sanitaria: Espacios escolares y áulicos con adecuada ventilación, con ventanas y puertas abiertas y la capacitación a docentes y el personal. Garantizar la distancia social efectiva de 2 metros entre cada docente y estudiantes en la «burbuja». Y de 1,5 metros entre cada estudiante, con 8, 10 a 12 pibes por burbuja, según la dimensión del aula. Contra el criminal planteo de «100% de presencialidad, todos los días, todos los chicos en las escuelas», que levanta Larreta. O el documento «A las aulas» de Trotta con el supuesto «plan 2021 para garantizar la plena presencialidad en el sistema educativo argentino». Con ese distanciamiento social es imposible una presencialidad plena o al 100% ya que la escuela dejaría de ser segura, al amontonar personas como en tiempos normales. Reclamamos también conformar Comisiones de Interconsulta o Asesoría Sanitaria con organizaciones independientes, democráticas y de lucha de profesionales y trabajadores de la salud (como CICOP, la APyT del Garrahan y ALE en CABA), para el control sanitario, de la situación epidemiológica, los casos por habitantes y la tasa de positividad por parte de estas organizaciones, que refuercen con fundamentos y autoridad científico-sanitaria que no se puede volver en cualquier condición.

5. Más cargos, bimodalidad y precarización: Designar la totalidad de cargos docentes o parejas pedagógicas que garanticen el desdoblamiento de las aulas o la bimodalidad sin precarizar ni sobrecargar, entre clases presenciales a un grupo del grado o curso, y la virtualidad al resto. No a las clases simultáneas (presencial y online). Designar más auxiliares para la limpieza y desinfección requerida a cada hora. Nombrar la totalidad de reemplazantes, suplentes y provisionales, en concursos transparentes para que no haya docentes sin cargo y estudiantes sin docentes. Basta de precarización, de contratados, becarios, pasantes y toda forma de inestabilidad laboral en los programas socioeducativos. Incorporarlos al Estatuto, con plenos derechos laborales y salariales.

6. Paritarias y salario: Paritarias libres y democráticas a nivel nacional y en cada distrito, con la participación del conjunto de entidades de la docencia nacional o provincial, no sólo los gremios dispuestos a pactar con los gobiernos. Revalorizar el salario como variable pedagógica central para cubrir la canasta familiar y el acceso a los bienes culturales, con indexación mensual según la inflación. Cambiar la matriz salarial con un básico nacional unificado y un aumento no inferior al 50%. Fuerte suba y pase al básico del Incentivo, con fondos de Nación porque sigue congelado hace más de 3 años. Igual que el Material Didáctico y el Art. 9º para que varias provincias lleguen al piso nacional. Eliminar el impuesto a las «ganancias» del salario y 82% móvil real en las jubilaciones.

7. Dispositivos y conectividad gratis: En vez de marketing y disputa electoral diciendo «Primero la escuela» o «presencialidad cuidada», los gobiernos deben entregar computadoras y conectividad gratuita a internet para el sistema mixto que plantean. Y superar la desigualdad que llevó a 1 millón de estudiantes a no poder conectarse porque Alberto y Trotta mantuvieron congelado el presupuesto en los niveles que dejó el macrismo. Por eso rechazamos el balance exitista del ministerio de Educación, en su documento «A las aulas».

8. Transporte: Organización de turnos de ingreso y salida de las escuelas en distintos momentos para evitar aglomeraciones y mecanismos para su control y efectivo cumplimiento. No basta anunciar la «prioridad» de docentes y estudiantes para subir a un transporte público, bastante abarrotado. Se trata de 15 millones de personas, entre los más de 13 millones de estudiantes y 1,1 millón de docentes, más auxiliares y familias que se podrían poner en circulación. Consensuar los protocolos del transporte escolar y público es clave.

9. Presupuesto educativo al 10% del PBI: La educación es un derecho social de nuestro pueblo, un deber y función indelegable del Estado, que debe garantizarlo con el presupuesto proveniente íntegramente de sus rentas generales. Para aplicar estas medidas y una escuela segura, es imprescindible aumentar de inmediato el presupuesto al 10% del PBI. Los recursos están y deben salir del no pago de la deuda, tanto de la Nación como las provincias. Por un verdadero impuesto progresivo y permanente a las riquezas, y la eliminación de los multimillonarios subsidios públicos que sustentan los negocios de las escuelas subvencionadas de la Iglesia, las otras confesiones y patronales privadas, defendiendo los cargos docentes y matrícula para poder destinar esos fondos a la escuela estatal.

10. Congreso pedagógico: La recuperación de contenidos, la integración de los ciclos 2020 y 2021 y demás deben definirse en un Congreso Pedagógico Nacional y en los distritos, de carácter resolutivo donde decidamos docentes, estudiantes y familias, no los sectores privatistas, gobiernos y organismo como la OCDE, el Banco Mundial, UNESCO o el FMI. Para poder resolver sobre los protocolos, el gobierno, planeamiento, balance y readecuación de la política educativa por parte de quienes hacemos la escuela.

Así no es posible el inicio de clases

Si esto no se garantiza, no es posible el inicio de clases, normal y seguro. Desde Alternativa Docente, ANCLA y el MST (FIT Unidad), junto a gremios de la FND, llamamos al conjunto de organizaciones docentes a construir la mayor unidad de acción posible.
Como la burocracia de CTERA y gremios de la CGT se integraron al gobierno del PJ y dejan pasar el ajuste, será necesario auto-convocar un Encuentro Nacional de los sectores combativos y Multicolor en febrero. Para pelear por estos 10 puntos, convocar a la unidad de estudiantes, familias y el pueblo trabajador.

 

Qué educación para qué sociedad

Este lunes 25, desmintiendo a Macri, Bullrich, la prensa hegemónica y a «pedagogos» del privatismo educativo, la UNESCO informó: «Más de 800 millones de estudiantes, más de la mitad de la población estudiantil del mundo, todavía enfrentan importantes interrupciones en su educación, que van desde el cierre total de escuelas en 31 países hasta la reducción de tiempo académico o cierres parciales en otros 48 países». Y esto ocurre cuando hay vacaciones en Sudamérica y países como China.

Con cierre total de escuelas por COVID, hay países como Inglaterra, Alemania, Irlanda, Dinamarca, Holanda, Austria, Lituania, Turquía, Ucrania. Y otros que ponen de «ejemplo» como Israel, además de México, Filipinas, Irak, Arabia Saudita y varios más.
La UNESCO informa también que «la duración fue de hasta 5 meses de los cierres completos a nivel nacional en promedio en los países de América Latina y el Caribe». Y siguen con cierre parcial de escuelas países como EEUU, Canadá, Italia, India, Pakistán, Indonesia, Egipto, Túnez, Irán, Suecia, Polonia, Grecia, Bulgaria, Rumania, Tailandia, Malasia, Ecuador, Guatemala, Angola, Mozambique y otros.

La verdadera pandemia es el capitalismo. Y la realidad mundial plantea la urgencia de avanzar a un modelo económico-social y educativo socialista. Las decisiones pedagógicas son políticas y están ligadas al proyecto de país. Lo que lleva a desmentir la «neutralidad» del saber pedagógico. Y del rol que el capitalismo da a la educación: la reproducción del orden social, las normas, valores y contenidos útiles a la clase propietaria.

La pandemia evidenció las limitaciones de un modelo educativo que venía a los tumbos y mostró no tener más para dar. Profundizó la desigualdad, pese al esfuerzo de la docencia, junto a estudiantes y familias, por mantener la virtualidad frente al ajuste oficial.
Alberto y Trotta ceden a la derecha y la presión burguesa por volver al aula como sea. Necesitan que el aula actúe de masiva «guardería» para que las familias se concentren en producir. Pero en esta sociedad capitalista del individualismo, la meritocracia y desigualdad, que prioriza las ganancias, el agronegocio y la especulación no hay presente ni futuro para las mayorías sociales.

Es necesario pensar una educación y sociedad más justa e igualitaria. Donde la cooperación, el consenso y la prioridad de la vida, la salud, educación, trabajo, vivienda y medioambiente sean el eje, no la ganancia empresaria. Pensar qué modelo educativo contribuye a cimentar esa sociedad diferente y cómo la ponemos en pie.

Por eso convocamos a luchar por una escuela como espacio de construcción de conocimientos, de reflexión, crítica y participación. No formadora de mano de obra para la explotación capitalista, sino una juventud autónoma, rebelde, que se construya de forma crítica y solidaria. Otra educación para una Argentina socialista.

Andrea Lanzette, SUTEBA Multicolor

 

Larreta y la escuela: un «plan» lleno de mentiras

En una criminal disputa electoral con el PJ, la derecha porteña lanzó un supuesto plan, «Primero la escuela», con 4 pilares: hablar de educación como actividad esencial, sin ningún protocolo, una supuesta readecuación escolar, testear docentes cada 15 días y una «participación» ciudadana para presionar.

El 17 de febrero comenzarían en jardín maternal, nivel inicial, los primeros 3 grados de primaria y dos primeros años de secundaria. El 22, se sumaría el resto de primaria y el 1° de marzo, de secundaria. Para garantizar 4 horas todos los días de presencialidad obligatoria.

Detrás de supuestas preocupaciones por niñes y adolescentes, hay un discurso plagado de mentiras. Si la educación estuviera primera, primero debería estar el presupuesto. Pero este año será el más bajo desde 2001, cuando estaba en el 30% del total y hoy apenas en el 17%. En infraestructura escolar, hubo una quita nominal del 6,4%, pero si se considera la inflación, llegaría al 41%.

Venimos denunciando las terribles condiciones de las escuelas: falta de insumos, de agua, de ambientes seguros, personal… ¿Ahora van a resolver lo que no resolvieron en años? Pura mentira para reabrir escuelas como «guarderías» y que las familias garanticen la producción capitalista.

Hablan de un protocolo que nadie vio. Y deja en las Conducciones Escolares la responsabilidad de implementarlo. Pero hay más, las «burbujas» son el grado o el curso entero, y les docentes debemos rotar entre burbujas. En un aula, ya hacinados, puede haber 30 o más estudiantes. Es decir, el mismo gobierno que prohíbe reuniones de más de 10 personas, habilita grados con más de 30.

En el caso de docentes de secundaria, pueden llegar a estar en 10 cursos y en más de 3 escuelas. Es decir, en contacto con más de 300 personas con lo que no hay ninguna seguridad ni exposición «mínima» al contagio, sino lo contrario. Para el transporte, su solución es «prioridad para docentes y estudiantes» o una bicicleta en cuotas. Con lo que vuelve a deslindar el cuidado en la comunidad.

Queremos volver, pero en condiciones seguras

Ya a fines de 2020 intentaron la vuelta a las escuelas para «revincular» a quienes no les garantizaron conectarse. Pero fracasó porque las familias no man daron a sus hijes y, desde la docencia, incluso sobre la entrega de sindicatos como UTE, nos organizamos para no ir.

Ahora la comunidad educativa vuelve a organizarse. Surgen grupos de familias y docentes que exigimos que no haya vuelta a la presencialidad sin las condiciones de bioseguridad necesarias (ver nota), debatidas y supervisadas con y por la comunidad.

Necesitamos coordinar con las familias y estudiantes, reunirnos en asambleas por escuelas, distritales y unificadas, debatir el plan de lucha. La retención de tareas de la Celeste de la UTE no alcanza, expone individualmente a cada docente y Acuña ya la rechazó en 2020. La burocracia de UTE y el kirchnerismo tienen responsabilidad en que Acuña siga y avancen contra la educación.

Tampoco alcanza con llamar a paro, solo si se convocan a lo presencial, como se hizo desde Ademys en 2020. Para enfrentar incluso las repudiables amenazas de descuento de la ministra, es necesario un paro y plan de lucha de toda la docencia, y una medida nacional.

Vanesa Gagliardi, directiva de Ademys Alternativa Docente, ANCLA /MST

 

 

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