13,66% de Avanza Libertad y Milei en CABA. La franquicia liberal anota un punto para su mejor bufón

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Escribe: Martín Carcione

Libertad Avanza, la fuerza política encabezada por Javier Milei obtuvo casi un 14% en las PASO. La candidatura liberal, fogoneada por los medios desde hace años y tratando de encaramarse como la versión porteña de Bolsonaro, encuentra en la crisis social y el rechazo a la casta política una oportunidad para desarrollarse, aunque sus “propuestas” y programa representan una radicalización de la barbarie capitalista. Algunos apuntes sobre el “fenómeno” que no es tanto y cómo enfrentarlo desde la izquierda.

La elección del bufón muestra el estado de la corte

Hace pocas semanas, nuestra compañera Cele Fierro señaló que Milei no es más que “un bufón de las corporaciones”, retomando su analogía podríamos señalar entonces que su buena elección en la Capital Federal es una muestra del profundo descreimiento que crece sobre la casta política producto de años de ajuste y entrega, profundizados a niveles críticos con el advenimiento de la pandemia.

La turbulencia que atraviesa al gobierno nacional luego de las PASO y la aguda interna entre “Halcones y Palomas” al interior de Juntos por el Cambio, son buenas muestras de que la “corte” pasa por su momento más crítico a nivel político y social, quizás, desde la crisis del 2001.

Lejos de lo señalado por Milei en sus incendiarias apariciones, no fue el zurdaje ni el populismo lo que nos coloca en este punto, sino el más puro y duro capitalismo, el endeudamiento descomunal con el FMI y la política de severo ajuste fiscal impuesto para cumplir con las obligaciones.

La Capital Federal, caja de resonancia de todas esas presiones y caldo de cultivo ideal para el desarrollo de variantes de este estilo ha sufrido particularmente la pandemia en sectores de clase media alta, ligados al comercio y sectores de servicios, lo cuál constituye sin dudas la base de sustento fundamental, el combustible, de este “león herbívoro” que les promete un mundo mágico sin impuestos, ni regulaciones de ningún tipo en el mercado del trabajo, vía libre para explorar y la “libertad” de aplastar a quien se cruce en el camino. ¿Existe acaso alguna promesa mejor para estos “emprendedores”?
Cele, en el mismo artículo, nos recordaba que este tipo de expresiones no son nuevas, ni en la historia de nuestro país, ni mucho menos en el mundo. Siempre que la situación se polariza producto de las crisis sistémicas se desarrollan fuerzas políticas que amparadas en la desmoralización y la bronca de la pequeño burguesía e incluso de algunas capas de trabajadores cansadas de ser traicionados una y otra vez por sus “representantes”, buscan ser vistas como quienes pueden hacer sonar el escarmiento.

Por supuesto este “malestar” abarca a una parte de la juventud, ligada a esa realidad de clase, y la ampliación mediática y publicitaria lo extiende a sectores más amplios de la población (solo para dar un dato, desde 2018 a esta parte, Javier Milei es el economista que más minutos ha tenido en los medios de comunicación). El combo perfecto.

Pero no es oro todo lo que brilla para la franquicia libertaria, así como han encontrado un camino para dar un paso en CABA, tanto más cierto es que no se ha dado el mismo espacio a lo largo y ancho del país, donde es la izquierda la que colecta el mayor apoyo “anti” casta, o incluso la propia abstención o el voto nulo antes que el apoyo estos cavallos con peluquín (o sin, como es el caso de Espert en Provincia de Buenos Aires).

Este bufón no hace reír

Si abuso del apodo es porque realmente le queda al liberal en cuestión. Al igual que los antiguos personajes, su tarea no es entretener al pueblo sino al rey, máxima representación del poder en la tierra, reemplazado hoy (en la mayor parte de los países al menos) por las corporaciones capitalistas. Así, este bufón del siglo XXI baila y canta al ritmo de la música que suena en Wall Street, la música del dinero.

Sus ataques contra la casta y la política esconden el deseo profundo de suprimir el debate y la acción colectiva, fundamentalmente la de las mayorías, para ir a un modelo más “barato” de gestión, sin tanto funcionario, con un Estado igual de burgués pero más pequeño. Como es bufón pero no idiota, no es casual que en su lista se hayan acomodado una buena cantidad de adoradores de la represión, nostalgicos de la dictadura y la propia Patricia Bullrich (que ha estado en todos espacios de la casta) lo abrace y lo felicite. No hay desaparición del Estado, desregulación total y vía libre a la explotación sin una fuerte represión sobre las mayorías populares y trabajadoras. No se puede avanzar contra los derechos sin un enfrentamiento abierto y esa es en definitiva su apuesta, ser la derecha radical para los tiempos que se vienen. Por eso, lejos de minimizarlos es clave desenmascarar que su “rebeldía” no es más que una pose para esconder que lo que traen es lo que ya fracasó pero recargado.

Quienes sin dudas no son opción para frenar su avance son los que prometieron un “capitalismo amistoso” y nos trajeron una catástrofe social, por más que cambien uno o dos ministros y repartan un poco de plata, el FdT ha demostrado que la “grieta” es un invento y así también se ha expresado en gran medida en las últimas elecciones, con un retroceso en votos de las dos coaliciones más importantes de la burguesía y sobre todo un voto castigo con distintas expresiones.

Ponerle freno con organización y debate

En numerosas notas de este periódico se analizará la elección de la izquierda en general y los debates que la atraviesan en particular, sin embargo es menester debatir que para no llegar a que este tipo de fenómenos se magnifiquen y terminen gobernando es clave que quienes realmente proponemos un modelo alternativo, donde la libertad sea una realidad y no una estafa, tenemos que avanzar aún más. Desde la izquierda hemos realizado una elección muy importante, colocándonos como la tercera fuerza nacional, pero tenemos que profundizar la unidad y llevarla a la base de nuestra clase, a pelear por hacernos fuertes en cada fábrica y lugar de trabajo, en conquistar cada día más sindicatos y federaciones, no sólo para reemplazar a los burócratas de turno, sino para transformarlos en espacios democráticos y de lucha. Lo mismo debemos impulsar en universidades y colegios, combatiendo la mentira de que la juventud puede encontrar alguna salida en las propuestas liberales.

En este punto cobran más fuerza que nunca las luchas por todos los derechos de las mayorías, la pelea de las y los trabajadores de la salud, la de los sectores populares por trabajo genuino, las peleas en defensa del ambiente, azotado por la barbarie capitalista, en la medida en que avancemos en esas luchas estaremos en mejores condiciones para enfrentar a los Milei, Espert y tantos otros bufones, siempre sin perder de vista que quienes comandan hoy el titanic capitalista es el FdT con mucha ayuda de Juntos.

Para lograr estos objetivos y estar a la altura de la fuerza que hace falta, la izquierda tiene que revolucionarse, en ese sentido encaramos la pasada campaña electoral y en el mismo camino nos proponemos seguir insistiendo. Lejos del dogma del pensamiento único y la sumisión que profesan algunos, estamos convencidos y convencidas que nuestra campaña fue un impulso grande para el conjunto del FITU, y ayudó a poner en evidencia que es posible avanzar unidos y al mismo tiempo debatir las diferencias, de manera abierta y frontal. Vivimos tiempos de polarización y crisis social, la corte cruje al punto que sus bufones se proponen reemplazar al rey, sin embargo, también crece el espacio para fortalecer un proyecto de izquierda que de una vez por todas vuelque la balanza para el lado de las mayorías. No dejemos pasar la oportunidad.

 


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