Violencia contra la mujer:qué es y cómo enfrentarla

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Si una mujer es golpeada, no hay dudas. Pero no son los únicos casos. ¿Qué es violencia de género? ¿Por qué ocurre? ¿Qué hacer y cómo combatirla? Trataremos de avanzar algunas respuestas para un tema difícil y complejo, pero que preocupa y afecta a muchas mujeres.

De estadísticas oficiales, en nuestro país hay poco y nada. Pero algunas cifras marcan la magnitud del problema. Una de cada 4 mujeres es víctima de alguna forma de violencia. En una de cada 5 parejas aparece violencia. El 90% de las víctimas de violencia doméstica y de delitos sexuales son mujeres. Un tercio de las mujeres golpeadas por sus esposos lleva 20 años o más soportando esos abusos. En el 40% de los casos de mujeres asesinadas, el crimen lo comete su pareja. Y hay unos 20 femicidios al mes, 240 al año.

Como en los casos de violencia doméstica o intrafamiliar las víctimas sienten miedo, vergüenza o lo consideran “normal”, no denuncian. Por eso las cifras reales son mayores. Hay que dejar de considerar a la violencia contra las mujeres como un problema privado: además de ser un delito es un problema social, cultural y público.

Algunos conceptos

La Ley 26.485 de Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, aprobada en marzo de 2009, tiene una definición amplia: “toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, en el ámbito público o privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, y su seguridad personal” e incluye las cometidas por el Estado o sus agentes.

Un novio o marido que insulta o pega. Obstáculos en el trabajo por estar embarazada o tener hijos. La negación de anti-conceptivos en la salita o el maltrato en el hospital. Un policía que manosea. Un programa o aviso descalificatorio. Son todos ejemplos de violencia contra la mujer. La ley clasifica cinco tipos de violencia (física, psicológica, sexual, económica y simbólica) y seis ámbitos posibles (doméstica, institucional, laboral, contra la libertad reproductiva, obstétrica y mediática).

Pero si bien menciona como base de la violencia las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres, lo que la ley no explica es por qué existen. Para nosotros, la causa de fondo de esa desigualdad de poder es la opresión capitalista patriarcal (ver nota abajo). Y esa opresión se expresa cotidianamente dentro de las relaciones de familia, de trabajo o entre el Estado y las personas en general.

La doble cara del gobierno K

Por más buenas intenciones que proclame, una ley no sirve si no se aplica. Quien debe aplicar la Ley 26.485 es el Consejo Nacional de las Mujeres (CNM). Y para eso se necesita plata.

En un reportaje en Las 12 del 27 de mayo, Mariana Gras, subsecretaria de la Unidad de Coordinación Nacional para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, del Ministerio de Desarrollo Social (!) se queja: “¡Todo el mundo me plantea que el Consejo no tiene presupuesto! A mí no me hables de plata, hablame de políticas”. Pero en el Presupuesto 2011, la partida para el CNM fue de 8 millones: ¡apenas un 0.003 del total! ¿Cómo van a dar, por ejemplo, ayudas para cortar la dependencia económica, que es uno de los motivos que a muchas mujeres les impide salir del círculo de la violencia?

Y algo más básico: los refugios para mujeres víctimas de violencia doméstica. Después de señalar que se aconseja “un refugio de 30 personas cada 80.000 habitantes”, Gras reconoce “apenas dispongo de 750 camas en todo el país”. Con 40 millones de personas, Argentina precisaría 500 refugios, o sea 15.000 plazas. ¡Hay 20 veces menos de lo necesario!

Qué hacer

Ante un caso concreto de violencia, el primer paso es buscar ayuda. Con un familiar, una amiga, una compañera de trabajo o de estudio, una vecina. Y entonces reclamar la atención a un servicio especializado e incluso hacer la denuncia correspondiente.

A la vez, junto con la salida al caso individual es necesario buscar una respuesta colectiva, política. Por eso hay que unirse y organizarse para exigir que se aplique la ley, para que haya más presupuesto y verdaderos servicios, y también para luchar con esa desigualdad de poder entre hombres y mujeres que provoca el capitalismo, causa fundamental de todas las violencias. En nuestro partido, compañera, podés encontrar esas respuestas.

Pablo Vasco



Asesoramiento en Capital Federal, Orientación legal y psicológica: Alsina 2163, sáb. de 15 a 17

La Matanza Asesoría jurídica gratuita carlosgomezmst@hotmail.com

 


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