Primero con Obama, ahora…

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Con la UIA, codo a codo

Ovación a Cristina Kirchner en la UIA. Fuerte gesto conciliador de la Presidenta a los empresarios, tituló La Nación, que no se ubica justamente entre los medios oficialistas. El diario se refería a las reacciones frente al discurso de CFK en el encuentro realizado en Puerto Madero.

 

La presidenta continuó por el mismo rumbo que asomó inmediatamente terminado el conteo de los votos del 23, y que pudimos ver de manera contundente con las intervenciones en el G20 y la reunión con Obama.

Esta vez, lo que sonó fue música para los oídos de un auditorio de 900 empresarios, entre los que se encontraban Paolo Rocca, Eduardo Eurnekian, Luis Pagani, Claudio Cirigliano, Sebastián Eskenazi, Gabriel Romero, Víktor Klima, Hugo Biolcati y Adelmo Gabbi, entre otros.

 

Entre reiteradas citas a frases de su amigo De Mendiguren, la presidenta tocó el tema de la inflación, reconociendo que es un problema muy importante. Pero lo hizo para reafirmar la política de devaluación gradual que se viene aplicando, favoreciendo a empresarios y deteriorando día a día el poder adquisitivo de los trabajadores y el pueblo.

La misma política que se completa con el ‘corralito’ al dólar para los pequeños ahorristas. Esa que nos traerá aumentos en las tarifas tras definir una quita de subsidios que terminará pagando la mayoría, en lugar de recuperar el control de los servicios públicos.

Hubo más. Coherente con el giro ‘normalizador’, encarado por el gobierno, Cristina rechazó públicamente el proyecto de participación en las ganancias, reclamado por Moyano y la CGT. Es la primera vez que hacía públicas sus opiniones, que desataron una ovación de los empresarios.

No es que la cúpula sindical estuviera avanzando sobre los libros de las empresas, ni que quiera cuestionar seriamente el modelo. Pero sin duda alguna, la negativa oficial y el lugar elegido para hacerla conocer, son una señal inconfundible de respaldo al empresariado en esta disputa.

 

Si lo anterior fueron entrada y plato fuerte, el postre vino con la referencia a los conflictos gremiales.

No fue una novedad, ya que son reiteradas las menciones. Pero Cristina deja ver un poco más de su política en cada planteo.

Techo salarial del 18% y pedidos de “renovar las relaciones” con los empresarios, se mezclan con amenazas de quitar personerías gremiales (aeronáuticos) y constantes llamados a “no boicotear” al país. Hasta se dio el lujo de hablar de los conflictos ‘intersindicales’, cuando bajo su gobierno se le ha negado la personería a la CTA, al subte y a todos y cada uno de los miles de sindicatos inscriptos en el Ministerio de Trabajo.

El reciente rechazo al pedido del 35% de aumento por parte de los peones rurales, para terminar otorgando un 10%, expresan claramente el significado de estos discursos para los trabajadores.

Estamos viendo el intento de sostener los negocios empresarios ante una crisis que viene golpeando a la economía mundial. Un intento apresurado, que confirma que no hay blindaje, ni aislamiento.

Allí terminarán coincidiendo kirchneristas y ‘opositores’, como lo muestra el pacto con el Pro en Capital y en el Congreso.

 

Los malos números de EE.UU. y Europa, la baja en la producción brasilera y el retroceso en los precios de la soja van a poner a la vista todas las contradicciones de un modelo que no cambió nada y continuó el saqueo. Se avecinan tiempos de lucha por el salario y contra las subas de tarifas. Seguramente también contra suspensiones y despidos. Se irá revitalizando la cuestión de poner en pie una alternativa para encarar cambios profundos.

Esta perspectiva nos encontrará codo a codo con el pueblo en las calles y al gobierno codo a codo con los empresarios.


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