Panorama político: Se inicia un nuevo momento

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La movilización del 13 de septiembre sacudió la realidad política nacional. El gobierno sufrió un golpe que lo obligó a esconder su plan de re-reelección. Por abajo crece la conflictividad social y se viene un paro con movilización CTA-CGT. Por arriba se piensa en Macri y se presiona a Binner para nuevas alianzas anti-k. Se amplía el espacio para hacer grande la fuerza que venimos construyendo.

Decenas, quizá cientos de miles salieron a las calles el jueves 13. Córdoba, Rosario, Mendoza, Tucumán, Santa Fe, Mar del Plata, Salta…las concentraciones urbanas más importantes del país acompañaron con las suyas, la enorme movilización que llenó la Plaza de Mayo y tuvo repique en barrios de la Capital y algunos municipios del conurbano bonaerense. La onda expansiva llegó incluso a localidades pequeñas del interior. La bronca con el gobierno nacional unificó y motivó la salida a la calle. La inflación, la inseguridad, el cepo cambiario, la afirmación de que se vive con $6 por día, el impuesto a las ganancias, las cadenas nacionales en continuado pintando una realidad falsa venían aumentando el malestar. Pero ha sido el proyecto de re-reelección el que terminó por colmar la paciencia. Allí la bronca se transformó en movilización, y se consumó un golpe muy fuerte al gobierno K.

Mito y realidad de los cacerolazos

Las primeras reacciones oficiales amagaron con ser más reflexivas, pero a las pocas horas se retomó el libreto de siempre y arrancó la campaña de manipulación. ‘Son las señoras de Barrio Norte, que llevan la empleada para que le golpee la olla’, ‘la derecha desestabilizadora’, ‘fue minoritario y son todos los que no votaron a Cristina’, y cosas por el estilo. El poderoso multimedio K salió a tratar de confundir a la población, preocupado por la enorme simpatía que generó la movilización. Sería incorrecto negar que participaron sectores de derecha en los cacerolazos. También es claro que Macri, De Narvaez, etc., tuvieron espacio en Clarín para tratar de sacar tajada. Pero la mayoría de los presentes no expresaban esa opinión. Hubo familias enteras, trabajadores, jóvenes, incluso más de uno de los presentes votó a Cristina. El cacerolazo expresó la bronca de sectores medios con el gobierno y millones que no participaron comparten esa indignación. Por eso algunos artistas tuvieron que meter violín en bolsa y moderar sus dichos descalificantes. Lo mismo algunos intelectuales K. Hay que prepararse para nuevas expresiones incluso más grandes. Más allá de sus contradicciones, se incorpora un nuevo sector al conflicto social. Los que queremos transformar el país tenemos que disputar con nuestras propuestas para sumar una parte de ese movimiento a la pelea por una salida de fondo, que este sistema nunca les va a ofrecer.

Me duele si me quedo, me muero si me voy

El golpazo recibido, dejó al gobierno en una encerrona difícil. La decisión de esconder el proyecto de re-reelección es una respuesta obvia, pero solo patea la pelota hacia delante y no resuelve el dilema. Si el kirchnerismo decide olvidarse de la batalla por un nuevo mandato para su jefa, se quedaría sin la única figura que aglutina una tropa donde abundan los codazos y zancadillas. Puede cundir al pánico y comenzar una fuga de socios que haga difícil sostener el barco. Pero si llega a optar por volver a la carga los ánimos se van a caldear mucho más y las cosas se pueden pasar de castaño oscuro. Las elecciones del año que viene jugarán un papel en esta cuestión. Pero aún no llegamos al año de nuevo mandato CFK y el horizonte se muestra complicado.

El conflicto social y el Paro del 10

Hay un proceso importante, que no tiene la misma difusión mediática que los cacerolazos. Por debajo y extendido en todo el territorio nacional, viene creciendo el conflicto social. Luchas docentes, estatales, de la salud, en petroleros, camioneros, bancarios. Enormes crisis provinciales en Buenos Aires, Córdoba, Chubut, ahora con pico en Santa Cruz. Impuesto a las ganancias en los salarios, miles sin asignaciones familiares, despidos y suspensiones, tercerización, malas condiciones de trabajo, salario mínimo de hambre, ahora la ‘ley de ARTs’ al servicio de las patronales, y un largo etcétera es la realidad que viven los trabajadores. También aquí se expresa este nuevo momento. La convocatoria a una movilización unitaria CTA-CGT para el 10 de octubre es un hecho inédito en la era K. También el programa con el que se llama. Por eso puede convertirse en un canal para que se exprese la bronca obrera, con miles de trabajadores en las calles. Quienes peleamos por un nuevo modelo sindical y una dirección combativa para los trabajadores tenemos que estar en la primera fila de la movilización, sumando desde todos los gremios contingentes de trabajadores que peleen por darle continuidad a la pelea.

Dos polos como proyecto de recambio del sistema

Los tiempos políticos también se aceleraron. Los sectores capitalistas que no apoyan al gobierno trabajan contrarreloj para lograr un reemplazo. Sin un programa económico alternativo, apuestan a formar dos polos con los que disputarle el poder al kirchnerismo. Macri, De la Sota y los sectores del peronismo disidente entrarían en uno de los bloques. Allí buscarán recoger los heridos del PJ que vaya dejando el kirchnerismo. Por el otro lado se apunta a una nueva alianza encabezada por Binner, donde habiten la UCR, el Gen de Stolbizer, Estensoro (Coalición Cívica), etc. Con ellos se pretende pelear espacio ‘progre’ sin salirse de la raya. Así, el sistema apuesta a que la retirada K no termine abriendo el camino a variantes por fuera de su control y busca proyectos que garanticen la continuidad de los negocios capitalistas en el país. La entrada más fuerte de la crisis y la manifestación de enormes problemas estructurales pone gruesas piedras en el camino de quienes se proponen heredar el trono de Cristina sin cambiar su modelo de entrega y saqueo. Hoy por hoy, despiertan exiguas pasiones.

Hagamos grande una alternativa transformadora

El malhumor salió a la calle y motorizó el debate sobre el camino a escoger para salir de esta situación no querida. En los lugares de trabajo y estudio, en los barrios y en la calle. Se discute para dónde ir y con quién hacerlo. El retroceso del gobierno y la debilidad de las opciones preparadas desde arriba generan un vacío gigantesco, que crece con el conflicto social y los problemas económicos sin solución. Sin dudas hay que impulsar las luchas justas en todas partes que sea posible, pero no hay perspectiva ni salida sin responder contundentemente al problema de la alternativa política. El MST viene construyendo una fuerza que defiende un proyecto transformador, para cambiar el país a favor de los de abajo. Peleamos por un modelo que recupere los recursos naturales, los ferrocarriles, la tierra. Que le cobre más impuestos a banqueros, terratenientes y empresarios, y favorezca a los que menos tienen. Queremos democratizar el país, terminando con las reformas electorales a gusto de los gobiernos, revocando los mandatos de los corruptos y mentirosos, ampliando la decisión popular sobre los temas centrales del país. Nos jugamos con todo a un modelo para los trabajadores, que elimine el impuesto al salario, recupere las asignaciones familiares y genere empleo digno para todos. Hay que llevar el debate bien abajo, explicando que necesitamos hacer crecer esta propuesta. Junto a Pino Solanas, Alejandro Bodart, Vilma Ripoll y demás referentes de todo el país, hay que invitar a todos y todas a hacer grande esta alternativa transformadora. Cada paso logrado en este sentido será de vital importancia en el próximo período.


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