Venezuela: Como en abril de 2002

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Carlos Miranda, desde Venezuela
Extractos de un artículo de Carlos Carcione sobre el cierre de campaña de Chávez

Caracas presenció un hecho histórico este 4 de octubre. La excusa: el cierre de campaña del presidente Chávez. La realidad: la erupción de un volcán contenido por las mordazas burocráticas… Los que enceguecidos por el odio a Chávez no pueden ver la realidad dijeron que fueron pagados, que son del interior, que a todos los trajeron en buses y obligados. Los que pretenden seguir privilegiándose desde sus puestos de mando en el proceso bolivariano, afirmarán que fue obra y gracia de una maquinaria roja rojita, perfecta, que ellos conducen… Todo esto es falso.

La alegría no se compra, el coraje no nace obligado, la lealtad no se paga. Pero tampoco existe aparato capaz en el mundo de hacer bailar a la gente bajo una aguacero caribeño, un soberano palo de agua, si no es por pasión, por amor y hasta por una sana reacción a las humillaciones. Ni fueron pagados u obligados ni fueron movidos por el ojo todopoderoso de Gran Hermano. Fueron porque están cansados, molestos, maltratados. Pero vieron amenazado su dominio, el territorio ganado con tantas luchas, sacrificios y vidas entregadas. No es Capriles ni la Mesa de la Unidad quien resolverá las insatisfaccio-nes del pueblo bolivariano. Y justamente como la reacción no fue planificada por una maquinaria ciega e insensible, incapaz de hacerlo por otra parte, fue colosal, simultanea y espontanea. Vinieron a recuperar su identidad y su alegría y lo consiguieron.

La historia está llena de episodios como este. El mismo 12 de abril de 2002 mientras Carmona “el breve” leía su decreto en Miraflores, desde los barrios de Caracas y de las grandes ciudades empezaba a surgir un rumor que se fue convirtiendo en grito para el 13. Millones unidos por un pensamiento común, un sentimiento único, una sensación épica de momento histórico se pusieron en movimiento simultáneamente, sin conducción oficial pero liderados por esos hombres y mujeres que representan el mejor liderazgo natural de nuestro pueblo. Y recuperaron a su Presidente Comandante. Y muchos de los dirigentes “oficiales” que durante las semanas previas al golpe afirmaban que tenían “todo controlado” se habían escondido. El pueblo arranco una madrugada y fue imparable. El hecho histórico ocurrido el 4 de octubre puede compararse con ese movimiento subterráneo que esta vez tomó impulso con una consigna: Todos a Caracas con Chávez. Y allí fueron…

Pero, cómo es que se ponen en movimiento esos cuerpos y mentes. Esas masas desatendidas y muchas veces maltratadas. Cuál es la psicología que la une y las mueve. De dónde sacan ese impulso vital que las lleva a realizar acciones que cambian el curso de los acontecimientos.

Está allí, escrito en la memoria reciente e histórica de ese ser amorfo llamado pueblo que las clases dominantes o los intelectuales individualistas no comprenden. Es una voluntad que se construye de a retazos pero con ideas comunes. Conversada en las mesas familiares, intercambiadas en los lugares de trabajo, contadas centenares de veces como cuentos para hacer sonreír a los niños, construidas en común por miles de razonamientos anónimos pero no impersonales. Están allí y parecen dormir, sin embargo es suficiente que algo mínimo perturbe su sueño heroico para que se pongan en marcha y entonces todo puede suceder.

Esto es lo que vino pasando en Venezuela las últimas tres semanas y se vio en Caracas el 4 de octubre. Lo que parecía que no podría pasar, ocurrió. Y centenares de miles ocuparon, en una fiesta única y quizás irrepetible el escenario apropiado para mostrarse…