El molino Lagomarsino es uno de los cuatro más importantes del país. No sólo por su extensión, sino porque dentro de la FAIM (Federación Argentina Industria Molinera) es la que marca paritarias. Gano fortunas con las exportaciones y las compensaciones (subsidios que dio el gobierno), que eran millones mensuales.
Ahora dice que está en crisis porque no puede exportar como antes, pero no dice que la harina aumento un 166%, en diciembre la bolsa de 50kg salía $125 y ahora sale $275. Aumento y mucho. También quiere prepararse por si la crisis económica golpea más en la Argentina y para eso necesita escarmentar a lo más combativo de los molinos que es Isidro Casanova. Esto está detrás de los 34 despidos.
Los compañeros salieron a luchar, fueron a pedir la solidaridad de otros molinos. En Avellaneda los delegados de la burocracia solo salieron a saludar obligados por la situación, en cambio en Navarro se dio una situación muy distinta y el molino se paró.
Terminada la conciliación obligatoria como la patronal no pudo lograr su objetivo ofreció retiros voluntarios a los compañeros. Pero no logró que el activismo se vaya. Por eso, después de 15 días volvió a despedirlos, nuevamente se paró el molino y el ministerio  aplicó la conciliación. Pero la patronal no acató.
Producto de la solidaridad de los molinos la UOMA (Unión Obrera Molinera Argentina)  tuvo que convocar a una reunión de los secretarios generales de las distintas seccionales diciendo que si Lagomarsino no cambiaba la actitud convocaría a medidas. Lamentablemente dejó librado a que cada molino haga medidas por su lado.
Hoy, a pesar de que los trabajadores siguen acatando la conciliación, se preparan para el siguiente round. Lagomarsino tiene que saber que lo que se hizo en Avellaneda y Navarro se va a repetir pero esta vez con más presencia y más duramente.
Desde el MST nos comprometemos a apoyar activamente lo que los compañeros definan poniéndonos a disposición de su lucha por la reincorporación de todos los trabajadores.