Por el paro nacional y un programa obrero. Sindicalismo combativo en las calles, burocracia en la tregua

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Cuando más hace falta una medida contundente y unificada para enfrentar el ajuste, la dirigencia de las centrales sindicales consolida una escandalosa tregua y esboza una marcha que responde a intereses patronales y a mantener sus privilegios. Por eso desde el sindicalismo combativo volvimos a movilizar en apoyo a las luchas y por un programa obrero, redoblando el reclamo del paro nacional.

Cuando creía que había capeado el temporal y se encaminaba a recomponer su capital político de cara a las elecciones de octubre, el gobierno de Macri transita por una nueva fase de una crisis económica estructural que no logra superar. Pese a la brutal transferencia de recursos hacia las corporaciones y el FMI, que se traduce en una fuerte devaluación del nivel de vida obrero y popular, no logra recuperar la confianza plena del propio establishment. Todos ellos, patronales y FMI, reclaman profundizar el ajuste y aplicar las reformas de fondo pendientes para poder avanzar hacia un país capitalista «normal». El escollo principal es la bronca y la resistencia de los trabajadores que, con flujos y reflujos, vienen impidiendo la aplicación del ajuste en su total magnitud y la implementación global de esas reformas laboral, previsional, sanitaria, educativa y del Estado. Si no se ha logrado golpear más al gobierno y avanzar en derrotar el ajuste, es por el rol nefasto de la «oposición» pejotista y la dirigencia de las centrales sindicales, dos caras de la misma moneda a la hora de jugar a favor de la gobernabilidad capitalista.

Marcha del 4: en veremos y con un programa patronal

Es un hecho que la burocracia ayudó al gobierno macrista a remontar su peor momento durante el 2018 y a canalizar el clima de altísima tensión social hacia el proceso electoral que se desarrolla este año. Pero no lograron cerrar la caldera y la bronca por abajo que alimenta peleas testigo como la de FATE, conflictos por sector que se mantienen en condiciones difíciles por la recesión, también la puja salarial que se viene en el Estado. Sin dudas, una acumulación de energía para poner en pie un plan de lucha que pueda pararle la mano a Macri. Por ello se han visto obligados a dar alguna señal y lanzaron una convocatoria a una «marcha federal» para el 4 de abril. Aunque sin demasiado ruido, lo hicieron en una cumbre que reunió desde la cúpula de la CGT con Daer a la cabeza hasta el moyanismo, el espacio del 21F con la Corriente Federal y las CTA que abonan a esa «multisectorial». A los pocos días se sumaba el sector de la CTA de Godoy. Y hubo invitados de lujo: «las organizaciones de pequeñas y medianas empresas industriales»(Página 12, 12/3). Sin embargo, el programa de esa marcha no tiene nada que ver con las necesidades de los trabajadores. No habla de ninguno de los puntos que se levantaron tibiamente en otras convocatorias de las centrales, como la prohibición de despidos, el impuesto al salario o la reforma laboral.

Esta vez es evidente que, aprovechando la necesidad de descomprimir la bronca de abajo, la marcha «por la producción y la industria» está al servicio de los intereses patronales y las propias necesidades de la burocracia. Al decir de Ámbito Financiero, también hay una presión por subsidios estatales a las patronales y medidas para «bajar los costos laborales», es decir flexibilización. La marcha rápidamente entró en un cono de sombras cruzado por los intereses electorales y porque el gobierno lanzó nuevamente líneas de negociación. La CGT fue la primera en ponerla marcha en veremos. Como transparentó Andrés Rodríguez, de UPCN y adjunto de la CGT: «El acercamiento entre la CGT y el gobierno se resume en tres pasos: blanqueo laboral, fondos para las obras sociales y la creación de la Agencia Nacional de Salud. Hoy es un momento de negociar».Justamente el blanqueo y la agencia de salud (una herramienta de la CUS, reforma privatista sanitaria) son puntos de interés de las patronales. Lo mismo los preventivos de crisis y la flexibilización puntual de convenios, que pactan donde pueden con la burocracia. Todo al servicio de «bajar el costo laboral», como reclaman los empresarios que se sentaron con los sindicalistas a pergeñar esa marcha que ahora quedó en veremos. Los realineamientos en la interna del PJ también generaron roces que empujaron a sectores a bajarse de la movida. Pero más allá de que la misma se ratifique, desde ANCLA y el MST opinamos que no es la medida que necesitamos los trabajadores y llamamos a acordar acciones alternativas conjuntas con el sindicalismo combativo.

Apoyar las luchas, reclamar el paro y fortalecer el sindicalismo combativo

Desde el Plenario del Sindicalismo Combativo le dimos continuidad a la marcha del 14 de febrero con un importante acto realizado el 18F frente a la Secretaría de Trabajo. Allí planteamos tres importantes tareas para los luchadores y la izquierda. La primera es apoyar los conflictos actuales comenzando por FATE que libra una pelea testigo contra los preventivos de crisis, Coca Cola, los docentes y demás sectores en lucha. Ponerse al servicio de impulsar su coordinación para que se ganen. En segundo lugar, levantar con más fuerza el programa obrero y popular de salida a la crisis diametralmente opuesto al programa que esbozaron para la marcha del 4 que está ordenado por intereses patronales. Más que nunca la crisis deben pagarla las corporaciones y no los trabajadores. La tercera tarea es avanzar en listas unitarias antiburocráticas y de la izquierda en las próximas elecciones sindicales, como la de ATE. Y finalmente, fortalecer para todo ello al Plenario del Sindicalismo Combativo como espacio de unidad.

Guillermo Pacagnini

 


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