20N Huelga nacional CTA-CGT Paró el país

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Desde aquel 8 de Junio, cuando desde la CTA lanzamos el Paro Nacional y colocamos un pliego de reivindicaciones, los trabajadores hemos ido profundizando nuestras medidas. Vino el paro y la movilización de Camioneros del 27/6 y se planteaba construir la unidad en la acción para hacernos oír con más fuerza. Así lo hicimos en el Paro de CTA y la movilización junto a gremios de la CGT del 10 de octubre. No hubo respuestas. Mejor dicho: se respondió con desprecio. La temperatura por abajo siguió subiendo, también crecieron las mentiras desde arriba. Se preparaban así las condiciones para una contundente demostración de fuerzas del movimiento obrero.
Como un feriado
Así resumía la gente en la calle lo que vivimos el 20. Simplemente el país amaneció inmóvil. Colectivos que iban vacíos por calles despobladas. Escuelas cerradas, otras sin docentes, otras sin alumnos. Bancos sin actividad. Vuelos cancelados. Persianas bajas en miles de comercios. Es que, además de la gran cantidad de trabajadores que se sumaron al paro, la medida tuvo el acompañamiento de enormes sectores de la población, que respaldaron el reclamo de los trabajadores. Hay que remontarse a finales del 2001 para encontrar punto de comparación con este Paro General. Que sin duda, se inscribe en las huelgas generales que son parte del patrimonio de la clase obrera argentina.

Desborde a dirigentes K

Debe subrayarse también que los trabajadores desbordaron a los dirigentes sindicales cristinistas. Pararon los ferroviarios, líneas de colectivos y sectores del subte. También hubo gran adhesión entre los docentes de todo el país. Caló, Yasky y el resto de los aplaudidores también sufrieron el paro. Si bien hay que terminar de realizar un balance más pormenorizado, los trabajadores de importantes ramas del sector industrial se sumaron con fuerza como los de la industria metalmecánica o la alimentación. Desorientados, los dirigentes de la burocracia oficialista han salido a decir que el paro no fue importante. Están tan lejos de los trabajadores que no tienen idea de lo que pasa. Pero la realidad por abajo es bien diferente, y habrá consecuencias por semejante agachada.

La CTA y los nuevos desafíos

En primer lugar habrá que discutir el balance y la continuidad. Desde que nuestra corriente sindical se sumó a la CTA venimos batallando junto a dirigentes y activistas de la Central, para poner en pie una central de masas, que dispute en las calles contra los gobiernos y las patronales, echando raíces en el conjunto de los trabajadores. La convocatoria al paro del 8/6 y, a partir de allí, la construcción de una amplia unidad de acción con la CGT, y un programa integral que sume otros sectores como la Federación Agraria, estudiantiles, movimientos sociales, etc., fue una prueba que logramos pasar con éxito. Por eso nuestra Central se va transformando en una referencia entre los de abajo. Junto a Pablo Micheli que se ha colocado al frente de esta política correcta, la CTA tiene nuevos desafíos. Tenemos que reafirmar el rumbo, debatiendo las conclusiones del parazo, la continuidad y también apostando a fortalecer esta herramienta que estamos construyendo. A la vez, se hace necesario que nos demos el espacio para debatir la necesaria construcción de una alternativa política, que pelee por todos nuestros reclamos, en el marco de un modelo para transformar el país. Debemos trabajar para la confluencia entre quienes construimos el Mov. Proyecto Sur y los compañeros de Unidad Popular y Buenos Aires Para Todos, así como con miles de luchadores que construyen la central. Millones de trabajadores están buscando un cambio. La CTA tiene que ser protagonista del mismo.


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