Hace 20 años Eslovenia era la republica más industrializada de la ex Yugoslavia. Ahora, luego de haber sido la única republica de la Federación que ingresó a la UE, está sumida en una profunda crisis política y económica, provocada entre otras cosas por la sumisión a los mecanismos de endeudamiento externo.
La mayoría de las fábricas fueron cerradas o no funcionan. Algunas fueron vendidas a extranjeros, que las fundieron dejando a miles de trabajadores en la calle. En noviembre el porcentaje de desocupación fue del 11,9% (el de la UE es 11,7%). A estos números habría que sumar la ocupación precaria, que se calcula es más alta que la desocupación registrada y sobre la que no hay estadísticas.
Otra “anomalía” es la formación del gobierno de derecha que en realidad no fue electo sino que es una coalición que aprovechó la imposibilidad de formar gobierno de los partidos que recogieron más votos en las últimas elecciones. La situación actual es la de un estado literalmente vaciado, en el que gran parte de los políticos tiene causas judiciales, que no llegan nunca a su fin. El presidente Janez Jansa tiene causa por contrabando de armas y por coimas. Para pagar los compromisos adquiridos está realizando un ajuste de efectos catastróficos: ha bajado el presupuesto de educación en más del 18%, los sueldos de los trabajadores estatales el 8%, reformando normativas, despidiendo trabajadores, destruyendo la educación estatal, financiando en un 100% universidades privadas y devolviendo bienes, que habían sido nacionalizados y en los que funcionaban en muchos casos museos, bibliotecas y escuelas a la iglesia católica, entre otras medidas.
Así y luego de las protestas del 14N, se preparó el clima para la primera manifestación en Maribor, la segunda ciudad del país, después de un negociado turbio que realizó el intendente. Fue convocada en unas horas a través de Facebook. La manifestación pacífica fue reprimida por la policía, que pretendió desalojar el lugar con gases lacrimógenos y violencia. Hubo más de 30 heridos. El motor de los manifestantes era “estas terminado” refiriéndose al intendente, que al día siguiente se tomó vacaciones.
El viernes 30 se convocaron manifestaciones en las ciudades más importantes, esta vez la mayor en la capital, Ljubljana. La consigna ya no es local, sino que se pide la renuncia del gobierno y de todos los políticos, cualquiera sea su ideología. La multitud grita “Ladrones, ladrones”, “todos están terminados”. El gobierno envió grupos neonazis para provocar violencia. De esta manera Jansa tiene una excusa para decir que a las manifestaciones concurren solo grupos extremistas, a los que él, que es “democrático”, no piensa escuchar. Aunque la policía respondió otra vez con una brutal represión, la actitud de los manifestantes fue la de enfrentarla hasta lo último.
El domingo 2 de diciembre se realizó la segunda vuelta de las elecciones a presidente en la que apenas participó alrededor del 30% de los que podían votar, ganó el candidato que Jansa apoyó y en unas elecciones a las que fueron casi sólo sus partidarios. Para el lunes ya circulaban convocatorias a para nuevas manifestaciones. Es en este marco que se da la lucha y la resistencia del pueblo esloveno frente a las consecuencias de la crisis de la economía capitalista y a la corrupción gubernamental.
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