Esto no es un campamento… es la Sala Alberdi resistiendo!

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La Sala Alberdi está en el 6º piso del Centro Cultural General San Martín (CCGSM), que depende del gobierno porteño. Funcionó durante años como primer escenario de los y las estudiantes de las escuelas artísticas que hay en la Capital. Está especialmente dedicada a niños y adolescentes, y brindan espectáculos de calidad “a la gorra” y cursos de formación artística accesibles.
La Sala depende de la Dirección General de Enseñanza Artística.
Desde 2006 el Ministerio de Cultura intenta desalojar este espacio con el argumento de una remodelación, para convertirlo en un estudio de tele para alquilar a empresas. Esto se inscribe en la política macrista de privatizar el San Martín.
En 2010, y contra el fallo de la justicia, el gobierno comienza a trasladar los cursos a lugares inapropiados para su desarrollo. En ese momento los talleristas y alumnos de la Sala Alberdi deciden ocuparla y ponerla a funcionar con el método de asamblea y autogestión.

Nueva avanzada privatista

El 28 de diciembre, con la excusa de que el CCGSM entra en vacaciones y se cierra al público, su directora Gabriela Ricardez refuerza la seguridad privada para impedir el acceso a los talleristas de la Sala. Ante la negativa de los compañeros a abandonar el 6º piso, se militariza el Centro Cultural con uniformados e infantería de la Policía Metropolitana. Esto deja aislados a los compañeros, sin agua, comida ni acceso a los baños.
El 3 de enero, con la participación en la protesta del diputado Bodart, se decide realizar un acampe en la plaza seca frente al hall de Centro Cultural que lleva ya 13 días. Desde ese momento el acampe ha recibido la solidaridad de múltiples organizaciones populares, entre ellas la JS y el Frente de Artistas del MST. También muchas personalidades del arte y la cultura, como Alejandra Darín de la Asociación de Actores y nuestros compañeros Héctor Bidonde y Antonio Célico.

¿Dónde estamos parados?

Macri, a través de su ministro de Cultura, Hernán Lombardi, se juega a desgastar a los luchadores. Pero con variadas iniciativas -cortes de calle, escraches, intervenciones artísticas, festivales- estamos cada vez mejor parados para enfrentar y derrotar ese intento de mercantilizar el arte y la cultura.
El gobierno se niega a dar respuestas. Incluso llegó al extremo del cinismo al hacernos responsables “morales” del bienestar de los compañeros que siguen encerrados en el 6º piso.

De la Sala no nos fuimos, ni nos vamos

Desde el MST creemos que para ganar esta pelea es fundamental la más amplia unidad de organizaciones y vecinos, más allá de cualquier diferencia; en defensa de la Sala Alberdi. Esta experiencia nos muestra un camino para construir una cultura y un arte realmente populares. En ese sentido, disentimos con quienes sostienen que la presencia e identificación de organizaciones políticas debilita esta lucha. Para torcerle el brazo a Macri y Lombardi no hay otro camino que seguir juntos y movilizados.
A la vez, en la Ciudad es necesario construir una red de espacios culturales autónomos para garantizar el acceso de los sectores populares al arte. Y no dejar la pelea de fondo por una alternativa política de y para los de abajo, que pueda dar vuelta todo, para que la cultura sea un derecho y no un negocio.

Luciano Serra (Juventud Socialista)
Vanina Veigas (Frente de Artistas)

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