Año tras año, con el verano, se repiten los cortes y los apagones de luz en muchos barrios de la Capital Federal y del conurbano bonaerense. Y asimismo, cada año se repite la misma cantinela del gobierno: que es la “ola de calor”, que hay “un consumo récord”…
En noviembre pasado, cuando 30.000 usuarios del área metropolitana también padecimos cortes de luz, el imaginativo ministro kirchnerista Julio De Vido acusó que alguien “bajó la palanca”. Sugería algún atentado o boicot. La investigación debe haber sido muy dificultosa, porque el gobierno nunca pudo decir quién fue ese famoso “alguien”…
Ahora volvieron otra vez los cortes de luz, con su secuela de edificios sin ascensor, sin agua, alimentos arruinados, elctrodomésticos quemados, comercios cerrados y demás molestias. Entre los barrios más afectados estuvieron Flores, Almagro, Caballito, Mataderos, Villa Devoto, Villa Mitre, Santa Rita, Patricios y Barracas. En el conurbano hubo cortes en Munro, Olivos, Pilar, San Martín, Ramos Mejía, Ituzaingó, Temperley, Longchamps, Vicente López y Martínez.
Basta de privatizadas
Con De Vido y las empresas privadas, estamos a oscuras y al horno. No se puede seguir culpando al clima, como hacen los funcionarios K para evadir su propia responsabilidad política. En la Argentina existe una crisis energética de fondo a causa de las privatizaciones y la desinversión de años. Además las empresas comercializadoras Edenor, Edesur u Edelap se comen los subsidios del Estado y han subido las tarifas. Y a eso hay que agregarle la falta de control estatal por parte del ENRE. Además de hacer las inversiones de infraestructura pendientes, el camino para recuperar un servicio eléctrico eficiente y económico es volviendo el transporte y la distribución de energía a manos del Estado y bajo el control de sus trabajadores y usuarios. Si no, vamos a seguir a oscuras y al horno.
Pablo Vasco
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