Angeles Rawson tenía 16 años. El lunes a la mañana salió de su casa en Palermo, fue a su clase de gimnasia en un predio de Colegiales y luego desapareció. El lunes a las 11.30 su cuerpo fue encontrado en un basural de Ceamse, en José León Suárez: le habían atado los pies aunque no las manos, tenía una soga al cuello y aún llevaba puesto el uniforme deportivo verde con el que había sido vista por última vez. La noticia causó una gran conmoción. Y de inmediato se reavivó el debate sobre estos crímenes y su significado.
Más allá de lo que vaya apareciendo con la investigación, hay una cosa que si está clara y es que se trató de un nuevo hecho de violencia de género, un femicidio más que se suma a la larga lista.
Ahora aparecerán los funcionarios rasgándose las vestiduras (más aún en campaña electoral), pero lo cierto es que las campañas de prevención no existen, y no hay una política activa para que estas aberrantes situaciones se terminen de una vez. Hace falta castigo a los culpables de este asesinato brutal, pero también que los gobernantes desarrollen políticas como las que las organizaciones de mujeres vienen reclamando hace tiempo y jamás se han realizado.
Sólo así habrá justicia para Ángeles.
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