Después del cierre de listas

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La semana que pasó terminó colocando las piezas en el tablero político con el que se llegará a las internas abiertas de agosto. Cuando aún no podía definir sus candidatos en los principales distritos, el gobierno recibió un cachetazo por parte de la Corte, que terminó sepultando su propuesta de elecciones para el Consejo de la Magistratura. El final de esta iniciativa, que sólo buscaba un mayor control gubernamental de los jueces, se pareció mucho al tristemente célebre 7D. No hubo actos, pero igualmente el kirchnerismo se jugó durante meses a implementar esa elección y tratar de que le sirva para que la campaña se nacionalice y compense algo los problemas que tiene en muchas provincias. Para semejante ansiedad de mostrar logros, el fallo de la máxima instancia judicial es un golpe grande. Que, de entrada, lo muestra más aislado.
El complemento de este fracaso llegó de la mano de los cierres de lista. No está bien minimizar el poder de fuego del gobierno del país, pero el dato saliente es la pobreza de las opciones que presentó el kirchnerismo. En la Provincia de Buenos Aires, Capital, Córdoba y Santa Fe sus «cabezas de lista» prácticamente no generan entusiasmo. Mendoza tampoco pinta bien. No es poca cosa si se piensa que en esos distritos está la mayoría de la población. Hasta en Santa Cruz puede salir mal parado. La noticia de que la presidenta estará directamente al mando de la campaña no tuvo la fuerza para alejar los malos pronósticos que se dibujan en el horizonte electoral del kirchnerismo.
Por otra parte, hubo algunos movimientos en el lote de las opciones de recambio que intenta armar el sistema. El lanzamiento de Massa, con una lista que agrupa oficialistas y opositores complica a la rosada y también al frente De Narváez-Moyano. Scioli quiso explorar un acuerdo en secreto con el Intendente de Tigre y terminó casi de adorno en la lista oficialista, en una jugada que le puede costar bastante. El PRO no quedó bien ubicado, con pocas novedades y sin garantías en Capital, y demostrando que es una fuerza incapaz de articular una propuesta nacional.
A su vez, el frente PS-UCR-Gen también quiere aparecer como una propuesta de gobierno confiable para el régimen. Por eso, desde la provincia de Buenos Aires y reafirmando el acuerdo de gobierno en Santa Fe, se intenta avanzar en otros distritos. Ahora también se han terminado incorporando Pino, Carrió, Prat Gay y Victoria Donda, como expresión porteña de esta experiencia que repite los pasos de la Alianza.
Con este panorama, los sectores dominantes esperan que de la elección surjan los que puedan encabezar una salida ordenada tras el evidente desgaste del kirchnerismo. Por eso, les van a dar un enorme impulso mediático, buscando reducir la discusión electoral a dos o tres opciones.
Estas movidas por arriba, naturalmente tienen efectos sobre el movimiento de masas, pero no se les puede dar fuerzas sobrenaturales. Ya que ni el kirchnerismo ni las distintas variantes que nombramos tienen propuestas para darle solución a los problemas estructurales que se sienten cada vez con más fuerza. Ahí está la muestra extraordinaria de la rebelión popular de Brasil, país que es presentado como modelo por oficialistas y opositores, mostrando que la crisis está llegando con fuerza al continente y los gobiernos falsamente progresistas hacen agua. Aunque todo el establishment pretende que cualquier crítica o malestar sea canalizado por el voto a las variantes que sostiene el sistema, no se debe perder de vista que millones en nuestro país ven todos los días como se deteriora su nivel de vida sin que ninguno de ellos ofrezca soluciones. Esto seguirá impulsando la movilización; la organización en los lugares de trabajo, estudio, barrios; y la búsqueda de propuestas políticas nuevas, que inviten a cambiar la realidad en profundidad.
Así las cosas, la batalla electoral se liga con fuerza a la herramienta que podamos ir construyendo para enfrentar esta perspectiva que se viene. Estamos entrando cada vez más en un momento de cambios políticos, que demandan el surgimiento de nuevas figuras y alternativas políticas que sepan responder a los nuevos desafíos que nos plantea la situación actual. No son útiles las respuestas cerradas, como las que expresa el FIT, que insiste en descalificar a cualquiera no comparte sus planteos. Tampoco actitudes equivocadas como las de Lozano y Marea Popular, que impidieron una mayor unidad en Capital. Por esos caminos sólo se logra más división.
Al posibilismo que utilizan los K para justificar su modelo, hay que oponerle soluciones de fondo que cambien completamente. Pero también hay que ser capaces de plantear una propuesta política de confluencia, que se prepare para recibir a los distintos sectores y tradiciones políticas que se van alejando de las viejas estructuras, con la perspectiva de disputar poder.
Este es el camino que el MST viene transitando. Por eso estuvimos en Proyecto Sur y defendemos las causas que Pino abandona; por eso vamos en distintas listas unitarias a lo largo del país. Incluso donde vamos con lista propia, nuestros referentes también van a sembrar esta propuesta, preparando el terreno para los cambios que van a venir. A lo largo de las semanas de campaña vamos a dialogar con miles y miles de trabajadores, jóvenes, profesionales, mujeres, jubilados, vecinos, movimientos sociales, artistas, etc. Les acercaremos nuestras propuestas y también les propondremos que nos acompañen con el voto. Hay que superar el piso proscriptivo de las elecciones de agosto, para que nuestras listas y candidatos también puedan estar en las de octubre. Si logramos superar esa traba, incluso podremos batallar por tener más diputados que además de criticar, propongan soluciones y peleen por los derechos de los de abajo, como lo ha venido haciendo Alejandro Bodart en la Capital.
Si compartís esta visión y las propuestas que se expresan en el resto del periódico, te invitamos a ser parte de la campaña. Con tu aporte podemos hacer más grande esta propuesta de cambio, que luego de las elecciones seguirá peleando por una transoformación real en el país.

Editorial

 


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