Megadevaluación, otra vez la usura internacional De mal en peor

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Pareciera haber pasado un siglo desde que el Gobierno sostenía en sus discursos que la crisis económica internacional no nos afectaría. Quizás por eso hoy aparece abatido y sin respuestas. Vamos de mal en peor.

Si bien ya en los últimos meses de 2013 el ritmo de devaluación del peso frente al dólar se había incrementado, llegando a proyecciones del 40% anual, la devaluación de un 20% de hace unos días pateó el tablero económico.
Como siempre, pero cada vez con menos convicción, con menos creyentes, Capitanich salió a culpar a Shell Oil y a la oligarquía, como únicos responsables de que el dólar blue subiera por encima de los $12 y no hayan podido sostener el precio del oficial a pesar de la venta diaria por parte del BCRA de cientos de millones de las reservas, lo que a su vez potencia la desconfianza de la burguesía y acelera la escalada del dólar.
La realidad es mucho más complicada que las acusaciones del Jefe de Ministros. Es cierto que la gran burguesía (Shell incluida), los exportadores, los políticos tradicionales y sus partidos venían desde hace años reclamando y presionando por una devaluación del peso, con el argumento de hacer más competitiva la producción Argentina. Pero hay múltiples otras causas que llevaron a la misma: ya mencionamos la propia crisis de la economía internacional, hoy con su nuevo capítulo de «enfriamiento» del crecimiento de China y EEUU que hace caer las bolsas y su consecuencia nacional de pérdida del superávit comercial y aparición de un déficit creciente. Pero también están la falta de medidas para bajar la inflación que nos azota desde hace años, la baja inversión productiva en el país, la fuga y el giro de utilidades en dólares de las grandes empresas, el gasto discrecional que el Kirchnerismo utilizó siempre al servicio del clientelismo, echando mano a las arcas de la Anses y a la extraordinaria emisión monetaria y una serie de elementos más, fueron encerrando a un gobierno que ya nada puede mostrar de progresista. La tremenda desconfianza de los sectores burgueses en que Cristina y los suyos pudieran sostener el precio del dólar y encaminar la economía a favor de ellos, terminaron empujando a Kicillof a esta devaluación, cuyas consecuencias y repercusiones recién están en sus inicios y que como siempre terminarán perjudicando a los trabajadores y sectores populares en primer término.
El Gobierno, más allá del discurso, profundizó el giro a la derecha que ya venía manifestándose claramente luego del 2011: decidió devaluar el peso, fue corriendo a tratar de acordar con el Club de París y sus socios para volver a endeudarse, benefició a todos los especuladores y sectores burgueses que desde hace años compran bonos dolarizados y deja correr las remarcaciones de precios que benefician a los grandes. Es un giro a la derecha clásico que les otorga a todos los capitalistas lo que venían reclamándole.

Los trabajadores, los más perjudicados 

Los alquileres ajustados al 35% anual, la nafta a $13, los alimentos subiendo entre el 20-30%, los Super remarcando también al 20-30% en pocos días. Corte del crédito en las tarjetas y mil cosas más, que contrastan con el ridículo y escuálido «acuerdo de precios o de precios cuidados» que quiere vendernos el gobierno, tienen como principales perjudicados a los trabajadores y sectores más pobres de la población.
Somos nosotros los que no podemos «remarcar» nuestros salarios, los que alquilamos o viajamos en colectivo que aumentó en distintas provincias y Capital entre un 30 y 66%. Somos los trabajadores a los que ahora nos quieren imponer tarifazos de agua, luz y gas.
La deuda externa nacional y las provinciales atadas al dólar se verán incrementadas, lo que seguramente llevará a achique presupuestario e intentos de recortes o congelamientos salariales en el sector público y despidos, suspensiones, cierres de fábricas en el sector privado. De nuevo los más perjudicados seremos los trabajadores.
Todos los analistas del régimen están muy preocupados porque el poder adquisitivo del salario cayó 13% en los primeros días de aplicación de estas medidas, 500.000 personas cayeron debajo de la línea de pobreza y en cómo reaccionará el movimiento obrero.

Que la crisis la paguen los que la generaron 

Tienen razón en preocuparse el Gobierno y los grandes capitalistas, ellos tienen la ilusión de poder devaluar, acumular nuevamente ganancias extraordinarias por este dólar alto y a su vez que los trabajadores y el pueblo se banquen la consiguiente devaluación de sus salarios en dólares sin protestar. Por eso ni el gobierno, ni Clarín, ni los políticos tradicionales y sus partidos quieren hablar de los reclamos salariales que se vienen, de reapertura de paritarias, etc. Creen que evitando hablar mucho del tema el problema desaparecerá.
Nada más lejos de la realidad, la bronca acumulada por abajo en millones, la experiencia adquirida en el 2001 y la debilidad de la burocracia sindical actual dividida en 5 sectores, hacen más que probable que no puedan frenar las luchas, que se perforen todos los techos salariales imaginados por el gobierno y sus socios capitalistas, para intentar conseguir una actualización inmediata de salarios.
Desde el MST sostenemos que hay que reclamar en los gremios y sindicatos, en asambleas, un aumento inmediato de salarios, jubilaciones y planes sociales. Pelear por un plan de lucha nacional para lograr indexación mensual de los mismos y la inmediata derogación del impuesto «a las ganancias», a los sueldos de los trabajadores. Por la eliminación del IVA a los productos básicos y la aplicación de la Ley de Abastecimiento para evitar la especulación y el desabastecimiento que ya se está notando en las góndolas de los Súper. Tenemos que organizarnos para conseguir que esta vez la crisis la paguen los que la generaron y no los trabajadores.

Gerardo Uceda

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