Tarifazo

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Como esperábamos, el gobierno dio otra vuelta de tuerca en el ajuste a los trabajadores y el pueblo anunciando un aumento de tarifas, derivado de la quita de subsidios al gas y agua. El ministro Kicillof tardó dos horas en tratar de explicarnos que la reducción de los subsidios, que provocan aumentos del 20 al 80%, no es un tarifazo sino una «quita con redistribución» de recursos. Nadie le creyó.

La semana pasada el Ministro de Economía, otrora considerado «de izquierda», fue el encargado de anunciar lo que desde esta columna veníamos sosteniendo desde hace meses: que producto de la crisis internacional y su consecuente impacto sobre la Argentina, el gobierno tendría que avanzar en medidas de ajuste a través de tarifazos en los servicios públicos. Ya no alcanzan el impuesto inflacionario, ni la devaluación, ni siquiera hacer buena letra con los acreedores externos del FMI y el Club de París o pagarle a Repsol. Es que para conseguir divisas que necesita como el aire y cumplir con las expectativas de los organismos de crédito internacionales, el imperialismo y la gran burguesía, Cristina tenía y tiene que hacer un ajuste ortodoxo, por más que lo disimule con un discurso de tinte progre.
Así fue como decidió pagarle a Repsol U$S 10.000 millones, acordar con el Club de París, blanquear a pedido del FMI una inflación más creíble con cifras del 4-5% mensual. Y, sobre todo achicar el gasto del estado, tratando de dar aumentos por debajo de la inflación y ahora, como si todo esto fuese poco, avanzar en retirar los subsidios a las empresas de servicios públicos, obviamente sin resignar las ganancias de éstas, sino aplicando subas en las tarifas que pagaremos nosotros.
Por eso es que le fue tan difícil a Kicillof explicar que un aumento de gas y agua que puede llegar del 20 al 80 %, no se trata de un tarifazo, sino de una «quita de subsidios con redistribución de los mismos» Se tomó dos horas para explicarnos qué eran los subsidios y cómo si ahorramos seguiremos pagando lo mismo o un poco más. Y que habrá muchos que sigan beneficiados por los subsidios como los jubilados, los con planes sociales, los que vivan por debajo del río Colorado, etc. Lo que no dijo es que la inmensa mayoría de los 19 millones de trabajadores que hay en el país pagaremos más. Y que esto recién empieza y que intentarán avanzar en el retiro total de los subsidios, con los consiguientes tarifazos, para eso debemos prepararnos y no para ninguna redistribución de la que habla el gobierno.

Subsidios y mentiras

Durante buena parte de su discurso el Ministro defendió la política de subsidios, diciendo que se trataba de una política deliberada, justa y correcta de este gobierno para beneficiar al pueblo, sobre todo a los sectores más carenciados y que seguirán por la misma senda, claro que con ciertas limitaciones. Esto no es doble discurso, es sencillamente falso.
Que por razones políticas o para evitar la bronca generalizada el gobierno tenga que aplicar los aumentos en forma paulatina, en etapas, empezando por sectores más acomodados, no puede confundirnos en que siempre los subsidios fueron para beneficiar a las empresas privatizadas, para asegurarles su ganancia: Ahora, con mayor crisis económica el Estado no puede pagar, entonces la «solución» es sencilla, que paguemos nosotros.
La verdad es que los subsidios fueron implementados luego del Argentinazo, para garantizar la ganancias de las empresas de servicios públicos privatizadas (que tenían las tarifas más altas y dolarizadas de toda Latino-américa), que salieron a presionar al gobierno para que éste cubriera la diferencia entre el valor de la tarifa en pesos (que pagaban los usuarios) y la diferencia con el valor dólar que traían de arrastre. Esto lo hicieron a sabiendas de que el pueblo jamás podría pagar el aumento que ellos pretendían. Kirchner salió a garantizarles esta ganancia a través de los subsidios. Dejemos de lado toda la corrupción derivada de los mismos, con Jaime a la cabeza. Dejemos también de lado que las empresas no cumplieron en lo más mínimo con los requisitos de inversión y mantenimiento del servicio, como todos sufrimos cuando hay cortes de luz, falta el gas o se rompen los caños por años de abandono en el mantenimiento.
Los subsidios hechos por el estado, cuyo destinatario fueron en primer lugar las empresas privatizadas de servicios, lo fueron también para la burguesía en general a través de dos mecanismos: uno, porque las industrias fueron también beneficiadas con tarifas de energía subsidiada, mientras pagaban salarios en pesos y exportaban en dólares, acumulando ganancias extraordinarias. Dos, porque si no hubieran subsidiado a las empresas, y los trabajadores hubiéramos debido pagar los aumentos de tarifas correspondientes, los empresarios hubieran tenido que aumentar los sueldos de los trabajadores mucho más de lo que conseguimos en estos años, haciéndoles achicar su margen de ganancia.
Es decir los que salieron directa o indirectamente beneficiados por los subsidios fueron siempre los empresarios y que si desde el gobierno mantuvieron las tarifas cuasi congeladas todos estos años fue por temor a la reacción y repudio popular, muy exacerbados luego del Argen-tinazo. Hoy ya en retirada, con la crisis profundizada y con la presión del imperialismo y la burguesía, a Cristina no le queda otra que ajustar y ajustar, aunque sabe que esto le costara el repudio generalizado.

No a los tarifazos, hay otra salida

Desde el MST sostuvimos desde el inicio que el gobierno de los Kirchner mantuvo siempre los pilares fundamentales del menemismo y la Alianza, manteniendo las privatizaciones de los servicios y el transporte, sin controles del Estado sobre las inversiones, la composición tarifaria, etc. Y sobre todo no cambió en lo más mínimo la estructura tributaria, donde fuimos los trabajadores los que pagamos el grueso del sostenimiento del estado a través del IVA y del impuesto inflacionario, con la generalización del impuesto a las «ganancias» a los trabajadores, mientras no se tocaron los impuestos a los ricos.

  1. Contra los tarifazos el MST propone las siguientes medidas, de urgencia unas y de fondo las otras:
  2. Quita de subsidios a las privatizadas sin aumento de tarifas al pueblo.
  3. Revisar y auditar la composición tarifaria y el costo del servicio por parte de usuarios, para transparentar su valor real.
  4. Quita de subsidios a todas las grandes empresas y los habitantes de barrios privados o de gran lujo como Puerto Madero, etc.
  5. Estamos por la reestatización bajo control público de todas las empresas privatizadas en el menemismo y mantenidas por el kirchnerismo, sin indemnización ninguna.
  6. Tarifas populares completamente subsidiadas a los jubilados, desocupados y sectores por debajo de la línea de pobreza.
  7. Por un cambio completo de la estructura tributaria, donde paguen más los que más tienen, con impuestos progresivos a las grandes ganancias, a la renta financiera, a las grandes riquezas y eliminación de la tasa cero que gozan muchos de los grandes empresarios.

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