La Copa del Mundo 2014 y la crisis brasilera

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Las grandes manifestaciones que tomaron las calles de Brasil en junio de 2013 subvirtieron el lugar reservado en la historia para el año de 2014 en el país. Hoy, el escenario del «país del futbol» es de profunda inestabilidad social y política con reflejo en una enorme y en cierta medida inesperada crítica negativa a la realización de la Copa del Mundo. El rechazo popular a los gastos estratosféricos con obras atrasadas, súperfacturadas e ineficaces, la ausencia casi absoluta del legado social prometido, las muertes de trabajadores en los estadios y la injerencia completa de la FIFA en la política nacional, se suma a la realidad de ciudades tumultuosas, con un alto costo de vida y servicios públicos desguazado.
Las Jornadas de Junio no sólo demolieron el aura de estabilidad social, política y económica de los edificios teóricos forjados por los gobiernos Lula y Dilma para sostener el llamado neodesarrollismo brasileño. Ellas también mostraron el agotamiento de un proyecto que, lejos de romper con las estructuras del modelo neoliberal que creció en el país en la década anterior, reforzó sus principales pilares, propagando la falsa idea de que sería posible blindar a Brasil contra la crisis económica internacional desde un pacto conservador (…)

La crisis condiciona la realización de la Copa

La FIFA es una empresa privada que sostiene sus negocios desde la asociación con un selecto grupo de grandes corporaciones internacionales, a saber: Coca Cola, Adidas, Emirates Airlines, Sony, Hyundai-Kia Motores y Visa. Esta asociación -que en el caso de Coca Cola y de Adidas ya existe hace cerca de 50 años- consiguió elevar la Copa Mundial de Fútbol al estatus del mayor megaevento del planeta y, desde la estan-darización de la «calidad FIFA», garantizarlo como potente instrumento de valorización de sus negocios y de otros sectores asociados, movilizando transacciones multi-llonarias e intereses de los más diversos agentes, incluyendo gobiernos y estructuras estatales… y como salta a la vista, la realización de las últimas Copas han sido impulsadas por el estado crítico de la economía mundial (…)
Los megaeventos deportivos que estimulan transformaciones urbanas y grandes obras públicas representan variaciones de esos acuerdos que permiten un reorde-namiento espacial que facilite a relocalización de capital con la intención de una valorización futura. La gran cuestión es que ese capital excedente no se desplaza comprando el riesgo de no valorizarce. Los territorios que lo absorben tienen que generar medios de seguridad de pago, esto es, garantizar que se complete efectivamente el proceso de valorización por medio de sus reservas o incluso de bienes. En el caso de no existir esas reservas, esos territorios deben buscar la forma de encontrarlas o ya sea recibiendo créditos o ayuda, volviéndose, de esta manera, vulnerables a flujos de capitales especulativos y ficticios. Se desarrolla, entonces, una cadena compleja de relaciones internacionales inspiradas en un proceso de exportación de crisis que se manifiesta por medio del capital y del trabajo excedente (…)

La crisis que ya existe y la que puede venir

Reconocido por su fuerte poder de exportación de productos primarios, por los índices de consumo interno basados en el importante estímulo al crédito y por la ortodoxia de la política económica, el país se volvió una importante referencia para inversiones en la economía mundial en crisis y atrayente para que se confirmase como la sede para la Copa del Mundo de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016…
No fue coincidencia que las Jornadas de Junio hubiesen comenzado a partir de las condiciones inhumanas de los transportes en las grandes ciudades y que las protestas tomasen más fuerza al iniciarse la Copa de las Confederaciones de la FIFA. Fue un levantamiento juvenil y popular contra la acumulación por expoliación había ocurrido en la plaza Taksim en Turquía, eventos que tuvieron bastante importancia porque colocaron a los países llamados emergentes en la ruta de las protestas contra la crisis (…)
La Copa del Mundo intensifica la expoliación con decenas de miles de familias removidas de sus casas, gastos públicos astronómicos e incentivo a obras atrasadas y que profundizan la segregación urbana en las ciudades sedes y de indicios de pesadas sobrefacturación y corrupción. Ese cuadro se agrava por el aparato jurídico de excepción impuesto por la FIFA que envuelve la creación de normas que garantizan inmunidad jurídica e injerencia de la entidad en el territorio, apropiación privada de espacios públicos por medio de zonas de exclusión, régimen de contratación, tribunales de excepción y más recientemente están en discusión leyes antiprotestas y a la adquisición de un enorme aparato de seguridad.
En contramano de las promesas, es posible que el legado de la Copa sea fundamentalmente esa combinación de la expoliación y de la excepción en las ciudades. Pero no sólo eso. Como parte de los mecanismos de excepción está también la posibilidad de ampliación del endeudamiento de los municipios, lo que ya ha ocurrido en los últimos dos años cuando el aumento medio de la deuda pública de las ciudades sedes es del 51% contra el 20% de las capitales sin Copa. Sumado a otros gastos con estructuras temporarias y permanentes y pensando en un escenario de caída en el crecimiento económico, retracción industrial y disminución de la confianza del mercado financiero con caída en el grado de inversión del país, hay una inclinación evidente a la importación de la crisis de los países centrales hacia Brasil. Cabe especialmente a las calles encontrar nuevamente una alternativa a ese camino.

                           Maurício Costa

Todo el apoyo al MTST y a la ocupación de «Copa del Pueblo»

La serie de protestas que recorrió 50 ciudades brasileñas volvió a polarizar el país y a traer a escena el recuerdo de las jornadas de junio. El 15 de Mayo fue definido por los movimientos sociales y repercutió en la prensa como la «Manifestaçión de Manifestaciones» y consiguió contraponerse al slogan estatal de «Copa de Copas».
El 15M demostró cambios significativos. La unidad constituida entre el Movimiento de Trabajadores Sim Techo, Juntos y Comités Populares de la Copa, junto con decenas de otros movimientos locales, logró una manifestación común con éxitos concretos. El coraje y fuerza del MTST, que emergió como el movimiento social más fuerte de Brasil pos junio, contagia al activismo de izquierda en Brasil. La ocupaçión de Copa del Pueblo, a 3 km da Arena Corinthians, coloca en la ruta de los turistas una de las grandes contradicciones agudizadas por la copa. La falta de viviendas y el avance brutal de la especulación inmobiliaria. El 15M el recuerdo de junio volvió a rondar en Brasil. Los cortes de calles, huelgas y marchas, se sitúan en la perspectiva de masificación de las protestas. De un lado la FIFA, el gobierno y los bancos y empresas. Del otro, los movimientos populares de ciudades en lucha que salen más fuertes para vencer esta partida.
Al cierre de esta edición los maestros reclamaban ante el plantel de fútbol de Brasil.

Brasil9

 


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